
El Museo Picasso de Málaga explora en su nueva exposición temporal el impacto que supuso el óleo ‘Estudio con cabeza de yeso’ (1925), que impresionó a artistas como Dalí o Lorca y que se considera una línea divisoria en la trayectoria artística del creador malagueño.
Esta obra, cedida para la ocasión por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, está acompañada por las interpretaciones que realizaron los propios Dalí y Lorca y por más de un centenar de piezas firmadas por Giorgio de Chirico, Fernand Léger, Jean Cocteau, Man Ray o René Magritte, entre otros.
El curador de la exposición, Eugenio Carmona, ha apuntado en la presentación que Picasso pintó dicho cuadro en los años 20, “que se tienen siempre por felices, pero fueron más conflictivos de lo que parece”.
Fue el momento “en el que empezaron a surgir algunos regímenes totalitarios, se produjo la emancipación de las mujeres y de las clases no privilegiadas” y en algunos países como la Unión Soviética o Italia “el arte moderno empezó a ser conculcado”.

Hasta ese momento histórico, además, “el tiempo había sido lineal, fijo y monótono, y a partir de entonces pasado, presente y futuro se fusionaban, lo que hizo que la vivencia de la historia comenzara a ser diferente”, a lo que se unió un cambio “en la noción de sujeto”.
En ese verano de 1925 en el que pintó el cuadro, Picasso “era enormemente feliz con su mujer y su hijo”, pero “su pintura se volvió desasosegada y turbulenta”, algo que “recogía el signo de los tiempos”, ha añadido el comisario.
“Empezó a pintar un bodegón como homenaje a las bellas artes, pero explotó en el lienzo y se convirtió en una obra convulsiva, y ese busto de yeso que era una alusión a la figura paterna -el también pintor José Ruiz Blasco- se desdobló en diferentes perfiles”.
En 1925, Picasso tenía 45 años, una edad con la que en esa época “se era un adulto plenamente en el paso a la madurez”, y empezaba “a ser traído al escenario artístico por creadores una generación más jóvenes que él, los surrealistas, que lo consideran un referente”.

Por ello, el malagueño “debe transformarse en plena madurez y estar a la altura de las nuevas circunstancias”, y “la reflexión sobre qué es el arte se convierte en su principal tema”.
El curador ha admitido que la exposición “es dura y dramática”, porque presenta “un momento convulso para un creador, que hace emblema de su intranquilidad y su desasosiego”.
Según Carmona, la “relación privilegiada” con otras instituciones como los Museos Picasso de París y Barcelona, el Centro de Arte Reina Sofía, el Centro Pompidou de París o la Casa Natal de Picasso ha permitido contar con destacadas piezas en esta exposición, patrocinada por la Fundación Unicaja.
Fuente: EFE. Fotos: Museo Picasso Málaga
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