
El escritor búlgaro Gueorgui Gospodinov no se considera un predictor del futuro. Pero afirma que su novela distópica Refugio en el tiempo, ganador del International Booker Prize 2023, se ha hecho realidad. “Cuando se viven tiempos distópicos, los libros distópicos se convierten en realidad o en una especie de documental”, afirma.
Sin embargo, dice que no había previsto la invasión rusa de Ucrania. “Estas cosas estaban en el aire. (Pero) no soy un profeta, ni pensé que llegaría a esto. No preví la guerra”. “Las guerras traen al pasado de vuelta”, continua, describiendo al presidente ruso Vladimir Putin como “un dictador” que “quería llevar a su país a la época de la Segunda Guerra Mundial”.
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Refugio en el tiempo, que le valió a Gospodinov y a la traductora Angela Rodel el prestigioso premio británico el mes pasado, se centra en una “clínica del pasado” que ofrece un tratamiento experimental contra el Alzheimer. Para activar los recuerdos de los pacientes, recrea el ambiente de décadas pasadas hasta el más mínimo detalle. Pero, con el tiempo, empiezan a acudir a la clínica personas sanas, en busca de una escapatoria de la vida moderna.

Regreso al pasado
Tal es el éxito, que el pasado invade el presente. En toda Europa, los gobiernos organizan “referendos por el pasado” para elegir su propia “década feliz”, que acaba en una recreación de la Segunda Guerra Mundial.
Gospodinov explica que se le ocurrió la idea de su tercera novela, que se publicó en 2020 en búlgaro y en 2022 en inglés, después de ver cómo las sociedades glorifican el pasado. “El pasado es lo que alimenta el nacionalismo y el populismo”, dice Gospodinov, de 55 años, poniendo como ejemplo el lema “Make America Great Again” del ex presidente estadounidense Donald Trump, así como el Brexit.
Nacido en 1968 en la ciudad de Yambol, en el sureste de Bulgaria, Gospodinov dice que la gente que ha vivido el comunismo, como él, “tiene más experiencia para reconocer el peligro... de las abstracciones populistas”. “Porque ya hemos vivido en un futuro prometido, en un tiempo prometido”, afirma. Insta a “trabajar todos los días con la memoria” para que la gente recuerde que la paz no puede darse por sentada.

Cuando Gospodinov –que describe la literatura como “un antídoto contra la propaganda”– comenzó su novela allá por 2016, pensó que tendría que explicar su título Refugio del tiempo como un juego de palabras en referencia a “refugio antibombas”. Pero la guerra en Ucrania ha reavivado “desastrosamente” la palabra, según el poeta y dramaturgo.
Euforia en casa
A pesar de la siniestra temática del libro, los búlgaros celebraron la obtención del Premio Booker. Los medios de comunicación locales del Estado miembro más pobre de la Unión Europea, compararon la euforia con cuando la selección nacional de fútbol quedó cuarta en el Mundial de 1994.
“No esperaba que esta alegría pudiera unir así a la gente”, dice Gospodinov, recordando la “sensación de que ahora se pueden mover montañas” de 1994. “Ahora me doy cuenta de lo mucho que la sociedad búlgara necesita realmente buenas noticias”.

A su regreso de la ceremonia del Booker en Londres, Gospodinov asistió a la feria del libro de primavera en Sofía. Como de costumbre, intercambió saludos con cada una de los cientos de personas que hicieron cola durante horas bajo la lluvia para conocerlo.
Dice que la “empatía” necesaria para escribir le viene de su infancia, cuando su familia vivía en los “pisos bajos”, literal y metafóricamente. Los escritores, como todo el mundo, “tienen derecho a ser frágiles, vulnerables, tristes, inseguros; a sentirse heridos, solos; a estar en el lado débil y perdedor”, afirma. “De lo contrario, no se puede experimentar, no se pueden contar historias sobre personas que están en el lado perdedor si uno no está en su lado. No funciona”, añade.
Fuente: AFP
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