4 años sin Piglia: una amistad conversada y escrita

El escritor y ensayista argentino recuerda la relación que lo unió con al autor de “Plata quemada” y “Respiración artificial”

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Ricardo Piglia
Ricardo Piglia

Fue el seis de enero del 2017. Acá, se dice: “Día de reyes”. En Italia: epifanía. Y, si cierro los ojos, algo de eso hay.

Ricardo Piglia, se fue hace cuatro años y, el eufemismo, oculta el hecho ineluctable, pero resguarda la ilusión de que lo puedo reencontrar en algún lugar.

Una amistad atravesada por el tiempo y el espacio. Lo primero, el tiempo transcurrido entre un encuentro y otro, los años pasados desde que nos conocimos en la librería Astral de la calle Corrientes. No podía ser en otro lugar

Lo segundo, el espacio cuando a uno lo separa una distancia geográfica. Y la amistad lejana era sostenida por cartas.

Ricardo Piglia
Ricardo Piglia

La nuestra, una amistad conversada y escrita.

Una amistad conversada sostenida tantas veces en Banchero en la esquina de Corrientes y Talcahuano en la esquina de la librería Martín Fierro.

Una amistad escrita, textos en común, manuscritos. Leo cartas que me escribió, las dedicatorias.

Una amistad de libros que no nos devolvíamos e iban quedando en la biblioteca del otro.

Leo fundamentalmente sus Diarios y El último lector. Un título justo. Es posible que haya sido el último o uno de los últimos.

Ricardo Piglia, fotografiado por Daniel Mordzinski en la década del 90
Ricardo Piglia, fotografiado por Daniel Mordzinski en la década del 90

M. Blanchot define a la amistad como: una fragilidad inquebrantable. Cuando el otro está, aun cuando ya no está.

Es así. A veces, escucho su voz en alguna clase o entrevista. Leo algún mensaje que me mandó, sobre todo el último contándome un sueño.

Extraño su voz, las conversaciones, la palabra escrita de algo siempre por venir. Como me escribió en una dedicatoria de alguno de sus libros, en estas aguas joycenas.

Un recordatorio personal tiene siempre algo mezquino, en tanto está escrito en primera persona. Sé que el seis de enero desde el primer lector al último lector de Piglia, les sucederán cosas parecidas y diferentes a las mías.

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