La belleza del día: “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa”, de Jan van Eyck

En tiempos de incertidumbre y angustia, nada mejor que poder disfrutar de imágenes hermosas

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"Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa" (1434), de Jan van Eyck. Óleo sobre tabla (82 cm x 59,5 cm), en la National Gallery de Londres
"Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa" (1434), de Jan van Eyck. Óleo sobre tabla (82 cm x 59,5 cm), en la National Gallery de Londres

Sin dudas, el Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa es el cuadro más famoso del pintor flamenco Jan van Eyck.

Jan van Eyck y su hermano Hubert pertenecen a lo que la historia del arte llamó Primitivos flamencos, una escuela que comienza con ellos y se extiende hasta Pieter Bruegel el Viejo (mediados del siglo XVI). Aunque en realidad, si bien lo primitivo refiere a lo temporal, no le hace para nada de justicia. Leonardo da Vinci y toda la escuela veneciana tomó la técnica de los van Eyck, pero ellos son el Renacimiento, que está asociado a un estadío superior del arte. Lo que no es para nada cierto.

Esta obra ha generado a lo largo de la historia un sinfín de teorías con respecto a qué estaba sucediendo allí. Los retratados son Giovanni de Arrigo Arnolfini, un rico comerciante italiano afincado en Brujas, Bélgica, alrededor de 1421. A su lado está Jeanne o Giovanna Cenami, quien procedía de una acaudalada familia italiana que vivía en París.

Su matrimonio arreglado no prosperó, por lo menos como esperaban, ya que no tuvieron hijos y, años después, Arnolfini fue llevado a los tribunales por una amante despechada que buscaba compensación.

Fechado en 1434, los primeros documentos sobre la pintura son recién del siglo XVI, por lo que resulta imposible saber con precisión el contexto.

Hasta la actualidad, se discute qué es lo que la imagen representa. Por mucho tiempo, se creyó que era la celebración secreta del matrimonio. El punto central de esta tesis es que no se realiza en una iglesia, aunque sí aparecen -en el espejo del fondo- las figuras de un clérigo y el propio pintor, que actúa como testigo, y que, con su firma, no sólo reclama la autoría del cuadro, sino que testifica la celebración del sacramento.

Estudios posteriores de la National Gallery de Londres, con radiografías y rayos infrarrojos, revelaron que la mayoría de los objetos se colocaron luego de pintar las figuras. Por lo que cada uno de ellos está allí por un motivo especial, tienen un simbolismo o un significado.

Entre los lujos representado se encuentran las naranjas, importadas del sur, lo que simboliza la riqueza de la familia; una cama que se relaciona a la realeza y la nobleza; la alfombra procedente de Anatolia, otra muestra de su fortuna y posición. Entre los simbolismos están los zuecos, que revelan el vínculo con el suelo sagrado del hogar y también son señal de que se estaba celebrando una ceremonia religiosa (en aquel tiempo se creía que pisar el suelo descalzo aseguraba la fertilidad), y en torno al espejo -que mide 5.5 centímetros- se recrean 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis y su presencia sugiere que la interpretación del cuadro debe ser cristiana y espiritual.

La conclusión a los que todos llegaron, en ese sentido, es que Arnolfini hace una demostración del poder comercial que había alcanzado.

La obra fue pintada en Flandes, durante el siglo XV, en una época con una economía basada en los productos textiles de lujo y en el comercio. Entonces por Brujas pasaban las rutas comerciales terrestres que van de Italia y Francia hacia el Atlántico Norte: Inglaterra y países nórdicos y las rutas marítimas que iban del mar del Norte al Cantábrico.

A partir de los estudios con tecnología, una teoría apunta a que la obra es solo una recreación de Van Eyck, ya que en entonces no era habitual pintar fuera del estudio, por lo se desliza la posibilidad de que todo sea un arreglo entre el artista y el comerciante, que quería demostrar su poder económico.

Otra de las últimas teorías plantea un posible exorcismo o ceremonia religiosa para recuperar la fertilidad, debido a su imposibilidad de tener hijo, que eran habituales. Esto se sostiene en la figura de la gárgola sonriente, que podría simbolizar el mal que se cierne sobre el matrimonio. Uno de los grandes misterios, en ese sentido, es que Giovanna aparece con panza de embarazada, aunque jamás lo estuvo.

Lo que sí es real es que es uno de los primeros retratos no hagiográfico que se conservan; o sea, que no está relacionado a un tema bíblico. La obra desapareció misteriosamente en 1813 del Palacio Real de Madrid y reapareció en 1842 en la National Gallery de Londres, donde se puede apreciar.

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