Nicola Costantino: "La gente quiere entender todo, yo prefiero que se pregunten '¿Qué carajo es esto?'"

La artista rosarina recorrió junto a Infobae Cultura su muestra “Real Absoluto”, que se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires (MAR). En esta entrevista, sus comienzos, su relación con la crítica y sus proyectos, entre otros temas

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(Christian Heit)
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Nicola Costantino aparece detrás de una cortina negra donde acaba de darle los últimos ajustes a su instalación más novedosa, Abisal, una obra inédita inspirada en el fondo del mar, en las profundidades de algo hasta no hace mucho desconocido, que dirá minutos después, podría ser "la semilla  de la obra que sigue".

La rosarina viene al encuentro de Infobae Cultura con paso lento, que resuenan perdidos en la sala del Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires (MAR) de Mar del Plata, a menos de 24 horas de la inauguración de su muestra Real Absoluto.

A su alrededor está Pardés, paraíso, un bosque de seres andróginos en el que si se busca se descubre que también ella es parte. Las otras dos obras que se exhiben son El verdadero jardín nunca es verde inspirado en El jardín de las delicias de El Bosco y Abisal, que tiene como protagonista a un ser de características fantásticas, descubierto hace poco, con luminiscencia propia  y que creció al margen de los humanos.

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Además hay una instalación pequeña, íntima, un collage sin título. Elementos que se entremezclan en una imagen a gran escala, en la que la artista se animó por primera vez a exponerse en técnicas que nunca antes compartió con el público, figuras que van desde baobabs, osos hormigueros y esculturas, hasta ella misma.

Al igual que el ser en torno al que gira Abisal, Nicola Costantino permaneció oculta durante gran parte de su vida en las profundidades del mundo artístico, moviéndose en lo que todavía no había sido descubierto. Su primera obra la expuso recién a los 30 años.

Tan particular como su mirada, su formación no sólo estuvo en las escuelas de arte. En paralelo a los estudios tradicionales pasó horas en fábricas introduciéndose en técnicas impensadas. Tomó lecciones de taxidermia, aprendió a embalsamar y momificar animales. Sentó las bases de un tsunami creativo que nadie vio venir y nos pasó por arriba. Que cuando nos recomponemos del primer golpe de ojo, nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es esto?.

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-¿De donde viene Abisal?

-Me interesa mucho trabajar la cosa en continuación, como en capítulos, me pedían algo inédito y como venía acá al mar toqué un poco el tema de las profundidades. Recién ahora se descubrió que había vida después de cierta profundidad. Empecé a investigar mucho sobre la Fosa de las Marianas, que es esta fosa que está en el Pacífico, donde no pueden llegar los aparatos por la presión, es más fácil llegar a la Luna que ahí abajo donde hay unos seres que parecen fantásticos, que tienen luminiscencia propia, especies de peces y medusas. Esta idea de algo que se desarrolló totalmente escindido de la humanidad, algo que se separó y se desarrolló muy a pesar nuestro -por suerte- me parece maravillosa.

-No es sin embargo la única novedad de la muestra…

-Es que como para el museo me pedían algo inédito también pensé en hacer algo que no había hecho nunca antes en mi vida, y lo único que no había hecho era dibujar y pintar. Se me ocurrió entonces tomar mis bocetos, armar como una especie de collage entre dibujos y fotografías y armé esta composición.

(Christian N. Heit)
(Christian N. Heit)

-¿Qué es?

-Es una mezcla de lápiz, grafito, una especie de collage de técnicas, lo que se ve arriba es el horizonte de El jardín de las delicias de El Bosco. Otra cosa que me interesa son los baobabs, fue como le ponemos todo y después vemos, hay un oso hormiguero porque me fascinan, los faisanes, las tres gracias como personajes ahí en el bosque, estas cosas que parecen zapallos son unos patés de queso de cabra que hago yo con tostadas y garrapiñadas de almendras, son mis patés; fue muy libre. Hay también un árbol que aparece adentro y afuera generando esta cosa tridimencional.

-Te has definido como alguien con facilidad para la tridimensión, ¿cómo es eso?

-Yo de chiquita quería ser escultora, no tengo idea por qué, me gustaba la escultura y además muy de adolescente diseñaba y me hacía mis vestidos. Agarraba la tela y al día siguiente tenía un vestido impecable, divino. Tenía facilidad para armar, tanto que mi mamá puso una fábrica de ropa, trabajamos muchos años,  yo diseñaba y hacía los moldes, con la práctica desarrollé mucha habilidad. Era lo que más dominaba, lo que mejor sabía hacer, manejar el volumen y los materiales que siempre me fascinaron. Mi primera obra la hice a los 30 años, desde los 18 que terminé la escuela y me metí en la facultad de artes, pasé más de 10 años formándome y nunca había hecho nada.

(Christian N. Heit)
(Christian N. Heit)

-Algo tenías que hacer…

-Pasaba todo el tiempo en fábricas de distintas cosas, de cascos de moto para aprender la técnica de la resina con fibra de vidrio, después me iba a otras de matricería de inyección de poliuretano, de pinturas, a distintos lugares, eran los '80 cuando no había escuelas de arte que te hablaban de eso. Pero estuvo bárbaro porque cuando arranqué era una máquina de producir.

-¿Cómo fue eso?

-Me mudé a Buenos Aires y empecé a producir sin parar, a hacer todas las esculturas de animales, los calcos, a momificar, lo que son las técnicas es como mi abecedario. Después la fotografía me interesa mucho pero no me meto en la parte técnica.

-En este collage tuyo también aparecés vos, se te reconoce pese a que sólo se ve un ojo, se distingue un anillo que es el que tenés puesto…

-Sí, me estoy empezando a tapar viste, a esconder…

-¿En qué momento decidiste ser la modelo de muchas de tus obras?

-Eso fue casi, como muchas cosas que pasan, por cuestiones externas a mí. Yo venía produciendo mucho en escultura y estuve haciendo mucha cantidad de obra, mucho volumen y no tenía mi casa propia, entonces me tenía que mudar a cada rato. Finalmente compré un lugar para construir, pero no tenía un centavo y no tenía taller. Me quedé sin taller, sin plata y dije 'se terminó todo acá', súper dramática. Ahí lo conocí a Gabriel Valansi, que es un artista que sabe muchísimo de fotografía y empezamos a trabajar juntos. Yo lo ayudaba en sus fotografías, compramos el mismo edificio, y a mí se me empezaron a ocurrir fotos, me dio la sensación de que como no podía seguir haciendo mis cosas me salió por otro lado. Las ideas se me empezaron a ocurrir y yo no me animaba, le contaba a Gabriel y me decía "pero dale , vos armá todo, yo te saco la foto, yo te voy a apoyar" y bueno, me puse a hacer fotografía. Cuando a Cindy Sherman le preguntaron por qué había hecho primeros planos tan cercanos, dijo que se había tenido que mudar a un taller de 3 metros por 3 metros y no le quedaba otra.

(Christian N. Heit)
(Christian N. Heit)

-¿Cómo te llevás con la recepción de tu obra?

-No sé, siempre cuando termino la obra y en el momento en que ya se expone, que ya se cerró un capítulo, que la mostrás, ya no se vuelve a eso. Cuando termino una obra ya estoy pensando en la que sigue, estoy investigando otra cosa, muchas obras mías fueron muy polémicas y no es que no me interesa, pero cada uno interpreta lo que quiere, es más responsabilidad del otro que del artista, es lo que aporta el espectador; la interpretación.

-Hay temas, tópicos, figuras con las que se te relaciona. ¿Cómo manejás la cuestión del encasillamiento?

Yo prefiero cuando un artista se arriesga a cambiar, no repetir. Por eso durante casi ocho años estuve haciendo obras en las que yo era la protagonista de las obras, me costó salir de eso y fue cuando hice esta obra, El verdadero jardín nunca es verde inspirada en El jardín de las delicias de El Bosco, en la que invité a otras personas, que fueron los andróginos, por ejemplo un personaje que es central que es La Leandra, una chica trans, que tiene el traje de orquídea, que no tiene ni masculino ni femenino, que es entre animal y vegetal. Me interesa la orquídea porque actúa como un animal, busca a los insectos, los seduce, busca ser polinizada en ese cruce con el reino animal. Tiene que ver con esa sensación de que no hay límites, de que se está desdibujando todo.

-Hay muchos significados dentro de tu trabajo y uno podría pensar que a gran parte de los espectadores se les escapan….

-La gente muchas veces quiere entender todo y que esté todo explicado, lo primero que hacen es ir a leer el texto del curador, no hacen mucho esfuerzo. Prefiero que se queden diciendo '¿qué carajo es esto?'. Que no lo entiendan pero que les quede una incógnita, dando vueltas algo. Es como que si no, no te queda nada. Viste cuando no te acordás de nada y te acordás al otro día, es porque toda la noche te quedó trabajando algo. Y eso me parece que es mejor.

(Christian N. Heit)
(Christian N. Heit)

-¿Condiciona la mirada saber qué vamos a ver?

-Sí, pero te digo, el arte es lo único que todavía no está anestesiado por esa cosa permanente, repetitiva, porque no es algo que ves todos los días. Nadie está tan acostumbrado a ver, y ver, y ver. Yo creo que en general lo que uno ve adentro de un museo no es algo frecuente. El arte en vivo es muy especial, de alguna manera te tiene que llegar y eso es genial. Y el arte es lo único que no está hecho pensado en un interés económico.

-¿Cómo sos vos como consumidora de arte?

-Yo creo que una de las cosas que más lamento es no saber lo que es ir como totalmente en blanco, sin ningún preconcepto, como yo disfruto de la música por ejemplo. Para mí es una cosa y no es lo mismo de lo que es para un músico ir a un concierto. Puedo imaginarme lo que es entrar a un museo pero me cuesta ponerme en la piel del otro, creo tenemos un defecto profesional, yo estoy permanentemente viéndolo a través de mi cristal, 'yo no hubiera hecho esto', 'yo hubiera hecho aquello', uno tiene tanto encima que a veces es un filtro. Pero claro que cuando viajo lo único que me interesa es ir a ver arte.

-¿Cuál es el momento más crítico de una obra?

-Lo que más disfruto es la investigación y la producción. Estar en medio de una producción para mí es como el mejor momento. Cuando termino y ya armo el montaje y lo presento, que viene esa especie de presión post-parto, ese momento es muy raro, incómodo, pero el más difícil es justamente cuando en este tipo de obras que tienen que ver con el espacio, tenés que materializarlo, construirlo, verlo todo hecho por primera vez, todo armado, yo la verdad quedo siempre muy conforme entre lo que me imaginé y el resultado. Nunca está muy lejos lo que planifico porque sé cómo van a ser los resultados, así que no tengo grandes decepciones, ni expectativas no cumplidas, pero me gustaría tener toda la plata del mundo, es el momento en que necesitás la plata para tener muchos asistentes, muchas luces, todo.

(Christian Heit)
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-Estás muy atada al espacio físico…

-Sí, es que estas cosas nosotros no las vendemos. Son cosas que cuestan mucha plata hacer y bueno, bastante recurso tuve como para hacer esto y no me quejo pero la verdad en ese momento te gustaría que todo sea perfecto.

-Y hace un ratito mencionaste que ya estás pensando en lo que viene…

-Siempre cuando estoy por terminar una obra surge o está como la semilla de la obra que sigue, esta muestra fue un poco el origen de este proyecto que está acá, de Abisal, del abismo, que también es muy nuevo para mí, este tipo de instalación en la oscuridad, con luces, esta criatura que hice, me siento muy contenta de hacer algo muy diferentre y eso quizás pueda ser un proyecto mayor, un tema para trabajar. Me parece una idea muy potente que yo no había pensado. Hay un lugar en la tierra en el que había algo que no éramos conscientes de que existía. Ciencia ficción total.

-¿Te mueve lo que te sorprende?

-Creo que es el motor más potente.

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