La familia del reconocido escritor colombiano Gabriel García Márquez, autor de Cien años de soledad y Crónica de una muerte anunciada —obra con la que ganó el Nobel de Literatura—, donó 300 libros de su biblioteca personal al Instituto Cervantes de París. Este valioso legado, que permaneció durante años en el apartamento de la Rue de Montalembert, en el séptimo distrito de la capital francesa, fue entregado oficialmente el jueves 12 de diciembre en una ceremonia realizada en el centro cultural.
El acto de donación contó con la presencia de Gonzalo García Barcha, hijo del escritor, que estuvo acompañado por el embajador colombiano en Francia, Alfonso Prada, y el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero. Según el comunicado emitido por la institución, los libros donados incluyen obras de destacados autores de la literatura universal y latinoamericana, como Mario Vargas Llosa, Roberto Bolaño, Álvaro Mutis, Horacio Quiroga, Juan Rulfo y Stefan Zweig.
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Asimismo, forman parte del legado títulos clásicos como El Conde de Lucanor y una colección de Clásicos castellanos de Espasa Calpe, que García Márquez solicitó en su momento a la agente literaria Carmen Balcells.
Además, la colección incluye traducciones de las propias obras del Nobel de Literatura a diversos idiomas. Estos libros serán preservados en una sección especial de la biblioteca Octavio Paz, dentro del Instituto Cervantes de París, donde estarán disponibles para los estudiosos y admiradores del autor colombiano.
Significado cultural del legado
Durante el acto de entrega, Gonzalo García Barcha recordó el significado que estos libros tienen para la familia y el lugar especial que ocupaban en la vida del escritor. Según explicó, las obras se conservaron durante décadas en el apartamento parisino que la familia García Márquez mantuvo, incluso después del fallecimiento del autor. Dicho inmueble fue recientemente vendido, lo que llevó a la decisión de donar los libros para preservar su legado.
“Nos parecía una lástima perder estos libros que vivieron en un lugar ligeramente conspirativo, pero sobre todo de gran alegría. Allí aprendimos que la cultura no es los grandes teatros, ni los grandes cines, ni las grandes ceremonias, sino algo que se vive en la sobremesa de la casa”, comentó Gonzalo García durante su intervención.
Por su parte, Luis García Montero expresó su admiración por García Márquez y su emoción al recibir este importante legado. “A veces, la admiración también tiene que ver con el respeto”, señaló en referencia a la relación que mantuvo con el escritor colombiano.
Un vínculo con París, ‘Ciudad Luz’
París ocupa un lugar importante en la biografía de Gabriel García Márquez. El escritor vivió en la capital francesa durante varias etapas de su vida, comenzando en 1955 cuando viajó a Europa como corresponsal de prensa. En la ciudad europea, el escritor enfrentó numerosos desafíos económicos y sobrevivió gracias al apoyo de amigos; sin embargo, estos años de dificultades resultaron fundamentales para su carrera literaria, ya que fue allí donde escribió dos de sus primeras novelas: El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962).
Aunque abandonó París en 1958, el escritor regresó en varias ocasiones, consolidando un vínculo especial con la ciudad. Este contexto añade un valor simbólico a la donación de los libros al Instituto Cervantes de París, una institución dedicada a la promoción de la lengua española y la cultura hispánica.
Con la incorporación de los libros de García Márquez a su colección, la biblioteca Octavio Paz del Instituto Cervantes en París se posiciona como un centro clave para el estudio y la preservación del legado literario hispanoamericano. Según indicó el comunicado oficial, estos volúmenes estarán a disposición de investigadores, estudiantes y amantes de la literatura, contribuyendo a mantener viva la obra del escritor colombiano y su influencia en las letras universales.