En la mañana del 8 de diciembre, el expresidente Álvaro Uribe Vélez compartió una columna en la que analizó los rendimientos de la economía nacional a lo largo de año 2024, que está próximo a finalizar. Entre críticas y reconocimientos a la gestión de la administración Petro, dio a conocer sus preocupaciones y también destacó los sectores en los que las finanzas nacionales sustentan e impulsan su crecimiento.
Uribe señala que ciertos sectores de la economía han vivido un buen momento este año. Destaca el caso del café, cuya producción podría alcanzar los 13 millones de sacos gracias a condiciones climáticas favorables y precios internacionales que rondan los 3 dólares por libra. Según el exmandatario, el ingreso generado por este sector beneficia a la economía en general, pero aclara que los productores aún están recuperándose de las pérdidas de años anteriores.
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Asimismo, el líder del Centro Democrático resalta el impacto de las remesas, que este año podrían superar los 12.000 millones de dólares, marcando un récord histórico. Este flujo de dinero, en su opinión, ha impulsado el consumo de los hogares, especialmente en la temporada de diciembre, aliviando en parte las dificultades económicas de muchas familias.
Uribe también subraya otros indicadores positivos, como la caída en los precios de electrodomésticos y celulares, lo cual ha contrarrestado parcialmente la devaluación del peso frente al dólar. Además, menciona el aumento en las ventas de motocicletas, que este año superarán las 800.000 unidades.
El expresidente incluye entre las bonanzas el buen momento del precio del oro, que alcanzó un récord de 2.700 dólares por onza. Sin embargo, advierte que gran parte de la producción nacional, estimada entre 30 y 50 toneladas anuales, proviene de minería ilegal, un fenómeno que, junto con el narcotráfico, sostiene economías ilícitas y alimenta la violencia.
Retos estructurales y preocupaciones de Uribe
Pese a las señales de recuperación, Uribe advierte que la economía enfrenta serios desafíos estructurales. Entre sus preocupaciones principales está la caída de la inversión, que según él, debería situarse entre el 28% y 32% del PIB, pero apenas alcanza el 17%. Argumenta que esto es consecuencia de la situación de violencia que se vive en varias zonas del país, de los nuevos impuestos de la más reciente reforma tributaria y de las reformas que en todos los frentes adelanta el Gobierno.
Esto también se refleja en una disminución constante de la Inversión Extranjera Directa, superior al 12%, y una baja en la Formación Bruta de Capital, además del aumento en cierres e insolvencias de empresas.
El exmandatario también se refiere a las implicaciones del crecimiento en las remesas. Según él, este fenómeno, aunque positivo para el consumo, refleja la salida masiva de colombianos al exterior. Uribe califica como “grave y dolorosa” la emigración de jóvenes calificados que buscan oportunidades en otros países, posicionando a Colombia como el segundo país con más solicitudes de asilo, después de Venezuela y por encima de Afganistán y Siria.
La economía real: un desafío para el futuro
Uribe insiste en que las bonanzas económicas, aunque valiosas en el corto plazo, no sustituyen la importancia de fortalecer la economía real mediante la inversión privada y la generación de confianza en los empresarios. Para el expresidente, el contexto actual exige políticas que impulsen la inversión, reduzcan la violencia y fomenten un entorno favorable para el crecimiento económico sostenible.
En sus palabras, la economía colombiana necesita más que “bonanzas” pasajeras. Uribe concluye que solo una estrategia sólida basada en la confianza y la sostenibilidad puede garantizar un desarrollo que beneficie a todos los colombianos en el largo plazo.