Cuando lo vio a través del cristal del lobby de un hotel de Omaha, sus ojos se llenaron de lágrimas. Allí estaba él, un hombre con una silueta como la de su novio décadas antes. Un minuto después, Kathleen Chafin abrazó a su hijo, Tom Rouse, por primera vez en su vida.
"Me hizo vivir de nuevo", dijo Chafin en una entrevista con The Washington Post, llorando mientras recordaba el encuentro de agosto de 2015. "Él me tomó la mano, la sostuvo con firmeza, y no la soltó en todo el tiempo. "Sólo verle…, oh cielos".
Chafin había pasado décadas buscando a su hijo, y según dijo, nunca lo quiso dar en adopción. Cuando finalmente se conocieron, sus años de desesperación se convirtieron en ira hacia la Iglesia Católica y hacia uno de sus sacerdotes, quien supuestamente la manipuló y le arrebató a su hijo de la habitación del hospital, hace 50 años.
Chafin ahora presentó una demanda federal contra la Archidiócesis de Omaha y contra Wisconsin Province of the Society of Jesus, alegando el miércoles que un sacerdote llamado Thomas Halley la forzó a entregar a su hijo en adopción. Ella busca USD 10 millones de compensación por daños y reparación.
Ninguna organización católica respondió inmediatamente a una petición de comentarios este lunes. Pero cuando Chafin expresó su preocupación por la adopción en 2015, una investigación de la congregación Wisconsin Province of the Society of Jesus concluyó que Halley operó dentro de la ley y que sus acciones se debían a "un deseo de evitar un escándalo y encontrar buenos hogares para los bebés de madres solteras", informó el diario local Omaha World-Herald.
Chafin mantiene que esa investigación fue fraudulenta, y que nunca recibió una copia de esos hallazgos.
"El proceso de la investigación estaba lleno de las mismas mentiras y manipulación que yo sufrí toda mi vida", dijo. "Estaba furiosa".
Las acusaciones de Chafin no son únicas. Ella se quedó embarazada en 1968, en un momento que algunos académicos han descrito como "Baby Scoop Era". Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta que la Corte Suprema legalizó el aborto tras la decisión histórica de Roe V. Wade en 1973, muchas mujeres fueron castigadas y rechazadas por tener hijos fuera del matrimonio. Los expertos estiman que más de 1.500.000 mujeres solteras de los EEUU fueron forzadas a abandonar a sus bebés y a entregarlos en adopción durante ese período, según el libro de 2006 de Ann Fessler, "The Girls Who Went Away". Instituciones como la Iglesia Católica ayudaron a aislar a las madres solteras y a presionarlas para que firmaran y entregaran a sus hijos.
La epidemia viajó más allá de la frontera. En 2018, un comité del Senado en Canadá realizó un informe que estimaba que el 95% de las mujeres que dieron a luz en Canadá en casas de maternidad durante la posguerra dieron a sus hijos en adopción. El informe instó al gobierno federal del país a emitir una disculpa formal por el "perturbador capítulo de la historia de Canadá". En 2016, en el documental "Britain's Adoption Scandal: Breaking the Silence", docenas de mujeres describieron sentir que no tuvieron opción al entregar sus bebés en adopción. En el documental, la Iglesia Católica en Inglaterra y Gales pidieron públicamente disculpas por el papel que jugaron en las adopciones.
"Pedimos disculpas por el daño causado por las agencias que actuaron en nombre de la Iglesia Católica", dijo el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos en Inglaterra y Gales en 2016.
Cuando Chafin tenía 18 y estudiaba en la Universidad de Saint Louis, una institución católica, se enamoró de un librero, un chico introvertido llamado Harold Miller. Siete meses más tarde, tuvieron relaciones sexuales por primera vez. Y un poco después, Chafin supo que estaba embarazada.
"Mi primer pensamiento fue, 'bueno, qué sorpresa'. Mi segundo pensamiento fue '¿Cómo se lo voy a decir a Harold?'", recordó.
Él superó el shock, y los dos comenzaron a planear su vida juntos. Pero días más tarde, una enfermera de la escuela le exigió saber qué iba a hacer con el bebé, contó ella. La enfermera se lo contó a su madre, y cuando ella regresó a Omaha, su ciudad natal, encontró a Halley en la sala de estar de sus padres. Él se sentó junto a sus padres y le dijo que había cometido un pecado mortal al quedarse embarazada fuera del matrimonio.
"Tengo esas palabras clavadas en mi mente", contó ella. "Él me hizo ver como una prostituta, como una mujer de la calle, como la peor persona del mundo".
Halley convenció a Chafin para mudarse con una familia católica durante su embarazo. No fue hasta uno de sus últimos controles que supo por una enfermera que iba a entregar a su bebé después de dar a luz.
"Enloquecí", recordó Chafin. "Llamé al Padre Halley y dijo que tenía una buena familia católica que le daría a mi hijo lo que yo no podía darle. No sabía lo que era, qué era eso que yo no podía darle".
El 29 de octubre de 1968, Chafin se despertó en mitad de la noche con sangre por todos lados. Su familia de acogida la llevó al hospital, y casi en un segundo, según le pareció, estaba dentro de una habitación blanca, llena de acero inoxidable. Dice que no recuerda haber dado a luz, que sólo supo que lo que ocurrió no fue normal después de ser madre de otros dos niños años después.
"No recuerdo nada de lo que ocurrió"; dijo. "Oía voces más altas y más bajas, cosas que entraban y salían. El mayor misterio en el mundo para mí es no recordar empujar al bebé para que saliera de mi cuerpo".
Chafin recuerda que tenía los tobillos y los brazos atados a la cama del hospital. Y después, Halley estaba en su cama.
"Yo le sujeté del brazo. Todavía recuerdo sentir su chaqueta negra en mi mano", contó. "Le dije, 'Quiero ver a mi bebé. Quiero ver a mi bebé'".
Él se marchó y nunca regresó, y Chafin después supo que se llevó a su bebé con él. Chafin pasaría años de su vida buscando a su bebé y enfrentando una dura depresión.
Después, el 3 de abril de 2015, Chafin recibió una carta en la compañía de administración de propiedades en la que trabajaba en Seattle.
"Soy la persona que estabas buscando", decía. Ella gritó. "Sentí que me había lamido el dedo y lo había puesto en una toma de luz", contó. "Cada célula de mi cuerpo estaba en alerta".
Rouse, que ahora tiene 50 años, había visto un anuncio que Chafin colocó en una web de adopción y la contactó. Él había crecido feliz con su familia de adopción en Omaha, y ahora trabajaba en la universidad.
Desde la emotiva reunión de la pareja, ellos se han visto al menos una vez al año.
De vuelta con su hijo, Chafin se sintió preparado para enfrentarse a la Iglesia Católica, que esperaba que reconociera sus irregularidades.
En 2015, ella envió una carta a los funcionarios de la Iglesia Católica pidiendo que investigaran a Halley, que ya había muerto para entonces. Wisconsin Province of the Society of Jesus contrató a una compañía de investigación. Sus hallazgos, después de entrevistar a Chafin y a otras 16 personas, concluyeron que "La señora Chafin estuvo sometida a una gran presión por sus circunstancias y las de sus padres", y que Halley "actuó de buena fe, movido por el deseo de aliviar esa presión ayudándola a encontrar un buen hogar para su hijo", de acuerdo a una copia del informe revisado por The Post.
En 2017, Chafin presentó una demanda en la corte estatal de Nebraska contra la Achidiócesis de Omaha y contra Wisconsin Province of the Society of Jesus por participar en una "conspiración de adopción", pero la Corte del Distrito del Condado de Douglas la desestimó por no superar el estatuto de limitaciones, reportó the World-Herald. Chafin apeló la decisión ante la Corte de Apelaciones de Nebraska, pero el juez dictaminó el pasado septiembre que sus reclamos estaban "prohibidos por el estatuto de limitaciones".
Chofin dijo que ahora ha llevado su caso a la corte federal con la esperanza de defender a otras mujeres que fueron presionadas a entregar a sus hijos.
"Yo me volví introvertida y sufrí depresión", dijo. "Pero hay millones de mujeres alrededor del mundo con vidas como la mía, y no viviré con las historias de esas mujeres sobre mis hombros".