Cuidar una mascota enferma afecta tu salud mental

Por Jesse Hicks; traducido por Juan Regis

Compartir
Compartir articulo
LaurieSH / Getty Images.
LaurieSH / Getty Images.

Un estudio afirma que las personas con mascotas enfermas son más propensas a padecer estrés, ansiedad, y depresión.

Cuidar a una mascota enferma no es divertido. Resulta peor cuando sabes que tu amigo animal no va a mejorar. Un nuevo estudio, el primero en su tipo, revela que cuidar de una mascota con enfermedades crónicas o terminales incrementa el riesgo de estrés, ansiedad, y síntomas depresivos. Para los amantes de las mascotas, la conclusión podría resultar inconcebible, pero también podría afectar a veterinarios que se ganan la vida cuidando mascotas enfermas y contactando a sus dueños.

Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Kent se dio a la tarea de investigar lo que se conoce como el "síndrome del cuidador". El término engloba todo el peso emocional y psicológico que las personas experimentan cuando proveen de cuidados a un ser querido. Por lo general, el ser querido es otra persona pero los investigadores querían comprobar si las mascotas enfermas podían provocar un agobio similar.

Para ello reclutaron a 600 dueños de mascotas y les hicieron llenar una encuesta en línea. Todos eran dueños de perros o gatos, y llevaron sus respectivas mascotas al veterinario. 238 personas completaron la encuesta, la cual incluyó exámenes para medir el estrés, ansiedad, depresión y el agobio de los dueños, además de un cuestionario para medir la calidad de vida. Los investigadores también recolectaron datos demográficos de los encuestados. Se dividió a los participantes en dos grupos: 119 dueños de mascotas saludables y 119 con mascotas en estado terminal o crónico. Juntaron a las mascotas por especie, y a los dueños por edad y sexo para intentar dar cuenta de dichas variables.

Como era de esperarse, la gente con mascotas enfermas presentaron más problemas psicológicos que los dueños de mascotas saludables. Los primeros mostraron niveles mayores de agobio y estrés y, clínicamente, tuvieron más síntomas importantes de depresión y ansiedad. Su calidad de vida resultó más pobre, y mostraron menor desempeño en su destreza psicosocial —la manera en que nuestro estado psicológico interactúa con, y es influenciado por, nuestros alrededores—. Los dueños de mascotas enfermas presentaron problemas particulares de depresión, en especial si habían buscado grupos sobre enfermedades de mascotas en redes sociales. (Esto podría significar que son más propensos a buscar apoyo).

Los autores reconocen que el estudio tiene limitantes, principalmente porque los participantes fueron en su mayoría mujeres blancas maduras, con un nivel de educación alto y miembros de una clase socioeconómica relativamente alta. Los investigadores resaltan que este perfil podría representar el tipo de persona más propensa a escoger un cuidado a largo plazo, a pesar del impacto emocional y financiero. Además, solamente cerca de un tercio de los encuestados son dueños de gatos, y por lo tanto sus experiencias podría no verse reflejadas con total fidelidad. Un conjunto más variado de encuestados quizás habría producido resultados diferentes.

De forma similar, las personas que llenaron la encuesta en línea pudieron haber sido aquellos cuya relación con sus mascotas es más profunda, y, por ende, son más propensos a resentir si sus mascotas se enferman. Se necesitará más investigación para determinar cómo otros grupos de personas interactúan con sus amigos peludos. Como sea, es la primera vez que alguien se interesa por el síndrome del cuidador en cuestión de mascotas; los estadounidenses están cada vez más obsesionados, ya que el 95 por ciento de dueños de mascotas asegura que son parte de la familia.

Los autores del estudio también piden más investigación sobre cómo el síndrome del cuidador afecta a las personas, y cómo puede reducirse. La veterinaria Katherine Goldberg enfatiza en el estudio que las personas pueden cuidar de sus mascotas enfermas 24 horas al día, sin ayuda profesional, y aún sentir culpa por no poder hacer más. “Me escucho decirle a mis clientes, ‘Eres la instalación asistida con vida’ todos los días”, escribe Goldberg. “En ocasiones verlo de esta manera ayuda a proveer a los clientes una perspectiva del porqué la vida con sus mascotas es tan duro”.

 Aliviar la culpa puede recaer en los veterinarios, quienes a su vez cargan con sus propios problemas para comunicarse con los dueños de las mascotas enfermas. Si los dueños están estresados, el trabajo de los veterinarios puede ser más estresante también. Goldberg recomienda más entrenamiento para los veterinarios que proveen cuidado a largo plazo para animales enfermos, y personalizar los tratamientos para satisfacer las necesidades de cada dueño. También sugiere entrenamiento para que los veterinarios reconozcan cuando un cliente está afligido y cómo ofrecer el apoyo de salud mental correcto (para ser canalizados con un especialista; no se pretende que ofrezcan terapias).

Finalmente, la investigación admite que se necesita hacer más para entender mejor el síndrome del cuidador cuando hay mascotas enfermas de por medio. Mostrar que el agobio es real es un avance importante. Pero es sólo el primer paso para cuidar a las personas que dedican su tiempo a cuidar mascotas.

Publicado originalmente en VICE.com