A sus 55 años transformó sus sueños y trabajo en una empresa que marcó el futuro digital del mundo

Morris Chang revolucionó la industria tecnológica con la creación de TSMC, el mayor fabricante mundial de semiconductores, demostrando que la edad es solo un número en el camino al éxito laboral

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El legado de Chang: una inspiración palpable en cada microchip y dispositivo que define nuestra era, fabricados por TSMC. (REUTERS)
El legado de Chang: una inspiración palpable en cada microchip y dispositivo que define nuestra era, fabricados por TSMC. (REUTERS)

En la industria tecnológica global, raramente se encuentran historias de emprendimiento que emanan de una combinación inusual de veteranía y una visión innovadora. La historia de Morris Chang, el fundador de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) a sus 55 años, encapsula perfectamente estos elementos, delineando un relato donde la experiencia se convierte en la materia prima para la innovación.

Morris Chang, nacido en 1931 en China, emprendió un viaje académico y profesional que lo llevó desde el lejano oriente hasta el corazón de la industria tecnológica estadounidense. Tras su gradación en el Massachusetts Institute of Technology (MIT)y una carrera exitosa en empresas como Texas Instruments y General Instrument, Chang se enfrentó a un punto crucial al cumplir 54 años.

Con un profundo conocimiento sobre semiconductores y una visión única sobre las posibilidades de la industria, decidió embarcarse en un nuevo desafío: fundar TSMC en Taiwán, una isla que en aquel entonces apostaba fuertemente por transformar su base económica hacia la alta tecnología.

Como explicó The New York Times, la propuesta del entonces emprendedor era revolucionaria: un modelo de negocio donde su compañía se especializaría exclusivamente en la fabricación de semiconductores para terceros, sin diseñarlos. Esta idea iba en contra de la norma predominante en ese momento, donde las empresas que diseñaban chips también se encargaban de su manufactura.

El modelo de “fábrica de fundición” de Chang no solo desbloqueó nuevas posibilidades para pequeñas y medianas empresas de semiconductores que no podían permitirse sus propias instalaciones de fabricación, sino que también transformó radicalmente la dinámica de la industria global de semiconductores.

En el núcleo de la tecnología global, TSMC bajo la guía de Chang, emerge como el titán indiscutible de la fabricación de semiconductores. (REUTERS/Ann Wang)
En el núcleo de la tecnología global, TSMC bajo la guía de Chang, emerge como el titán indiscutible de la fabricación de semiconductores. (REUTERS/Ann Wang)

Hoy en día, TSMC se ha convertido en el mayor fabricante mundial de chips semiconductores avanzados, con clientes que incluyen gigantes tecnológicos como Apple y Nvidia.

La empresa, valorada en unos impresionantes 500 mil millones de dólares, no solo ha cimentado la importancia de Taiwan en la economía global, sino que también se ha convertido en un eslabón crucial en la cadena de suministro mundial, donde la producción de semiconductores es la piedra angular de innumerables tecnologías modernas.

The Wall Street Journal resaltó que la travesía emprendedora de Chang es un testimonio de que la edad no es un obstáculo para la innovación y el éxito empresarial. A diferencia de los fundadores tecnológicos más jóvenes, cuyas narrativas dominan frecuentemente el imaginario colectivo, Chang demuestra que la experiencia y la madurez pueden ser ventajas significativas en el emprendimiento.

Su capacidad para identificar y ejecutar una oportunidad de negocio sin precedentes en el sector de los semiconductores subraya la importancia de la experiencia y la comprensión profunda de una industria.

Una visión transformada en realidad: TSMC, el producto del ingenio y el emprendimiento de Chang a los 55 años, destaca en el panorama tecnológico mundial. (REUTERS/Eason Lam)
Una visión transformada en realidad: TSMC, el producto del ingenio y el emprendimiento de Chang a los 55 años, destaca en el panorama tecnológico mundial. (REUTERS/Eason Lam)

Morris Chang se jubiló oficialmente en 2018, dejando un legado duradero no solo en TSMC, sino en toda la industria tecnológica. Bajo su liderazgo y visión, la compañía no solo aseguró su posición de liderazgo en la fabricación de semiconductores, sino que también desempeñó un papel vital en el impulso de la revolución de la IA y otras tecnologías emergentes.

Chang y TSMC continúan inspirando a futuras generaciones de emprendedores, demostrando que con la perspectiva, el conocimiento y la audacia correctos, es posible liderar transformaciones industriales significativas, sin importar la etapa de la vida en la que uno decida emprender.