El gobierno alemán recomendó evitar los viajes no indispensables a China debido a la ola de casos de COVID-19

El Ministerio de Exteriores teutón remarcó que el número de infecciones alcanzó su nivel más alto desde el comienzo de la pandemia en 2020 en el gigante asiático. También indicó que la saturación del sistema sanitario hace peligrar la asistencia médica en casos de urgencia

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Viajeros junto a su equipaje en el Aeropuerto Internacional de Pekín, en medio del brote de COVID-19 (REUTERS/Tingshu Wang)
Viajeros junto a su equipaje en el Aeropuerto Internacional de Pekín, en medio del brote de COVID-19 (REUTERS/Tingshu Wang)

El Ministerio de Exteriores alemán recomendó a sus ciudadanos evitar los “viajes no indispensables” a China debido al aumento de las infecciones de coronavirus en ese país y a la saturación del sistema sanitario.

“El número de infecciones ha alcanzado su nivel más alto desde el comienzo de la pandemia en 2020″, señala el Ministerio en su página web.

También la saturación del sistema sanitario hace peligrar la asistencia médica en casos de urgencia, añade.

El Instituto Robert Koch (RKI) de virología, por su parte, ha catalogado a China como “zona de variantes”, con excepción de Hong Kong.

Ya el jueves el ministro alemán de Sanidad, Karl Lauterbach, había anunciado la obligación de un test negativo para quienes viajen desde China a Alemania.

En otro orden, China presenció hoy el comienzo del periodo de 40 días conocido en chino como “chunyun”, la mayor migración anual del mundo, que sucede cada año durante el Año Nuevo Lunar, que en este 2023 del fin de la política “cero COVID” caerá entre el 21 y el 27 de enero.

Las estimaciones cifran alrededor de 2.090 millones de viajes este año entre el 7 de enero y el 15 de febrero, un aumento del 99,5 % con respecto al 2022, publicó este viernes el Ministerio de Transporte del gigante asiático.

Personas con equipos de protección en el aeropuerto internacional de Pekín (REUTERS/Soe Zeya Tun/Archivo)
Personas con equipos de protección en el aeropuerto internacional de Pekín (REUTERS/Soe Zeya Tun/Archivo)

El crecimiento en el volumen de pasajeros es considerado como una respuesta al anuncio de las autoridades a comienzos de diciembre con el que pusieron en marcha el desmantelamiento de la política de “cero COVID”.

Las restricciones que acompañaban a la estricta política llevaban vigentes casi tres años y consistían en confinamientos donde se registrasen casos, el cierre de fronteras, el aislamiento de todos los infectados y sus contactos cercanos, y pruebas PCR constantes a la población.

En los andenes de las estaciones a lo largo y ancho del país se agruparon miles de personas, aún temerosas por la pandemia, pero con ganas de viajar a sus hogares familiares, la mayoría en las zonas rurales.

Unas áreas rurales que han de garantizar el “suministro de medicinas” durante el Año Nuevo Lunar ya que se espera un aumento de los casos de COVID-19 en las zonas no urbanas debido al flujo de viajeros ocasionados por el “chunyun”, según dijo una experta de la Comisión Nacional de Sanidad el pasado martes.

La rápida propagación del virus por el país tras retirar la política de “cero COVID” ha sembrado dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales de contagios y muertes, que han registrado apenas un puñado de fallecimientos recientes por la enfermedad pese a que localidades y provincias han calculado que una proporción significativa de sus poblaciones se ha contagiado.

China anunció a finales de diciembre que reabrirá sus fronteras mañana domingo 8 de enero, por primera vez desde marzo de 2020.

A partir del mismo día, el COVID-19 dejará de ser una enfermedad de categoría A en China, el nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas, para convertirse en una de categoría B, que contempla un control más laxo, marcando así en la práctica el fin de la política de “cero COVID”, desmantelada por las autoridades después de que se produjesen protestas.

(Con información de EFE)

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