La juventud birmana, entre el miedo y la rebelión tras el golpe militar que ahora bloquea las redes sociales

El ejército quiere evitar intentos de organizar marchas: ”Por ahora no llegó el momento de protestar”, explican los opositores

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Guardia policial en Yangon, Myanmar (Reuters)
Guardia policial en Yangon, Myanmar (Reuters)

Tres días después del golpe de Estado militar que derrocó al gobierno civil aliado de Aung San Suu Kyi, la juventud birmana oscila entre el miedo a la represión y la necesidad de desafiar a los militares en la calle.

La detención de Suu Kyi y de los principales miembros del gobierno el lunes indignó a la población. Pero sin una señal clara del gobierno depuesto o de los veteranos de la lucha contra el último golpe, la juventud no se siente capaz de enfrentar a las tropas desplegadas en las calles.

Tenemos voluntad, ira, ansiedad”, dice Aye, quien pidió que no se cite su verdadero nombre por temor a represalias.

Pero la chispa del futuro “debe venir de personas capaces de liderar”, añadió la joven, que nació en 1988, el año en que la sangrienta represión de las protestas en todo el país dejó miles de muertos.

Esas manifestaciones no lograron derrocar a la junta militar, pero permitieron la emergencia de disidentes como Aung San Suu Kyi, que se convirtió en el rostro visible de la resistencia.

Un graffiti que reclama "no queremos un dictador" en Yangon, Myanmar (Reuters)
Un graffiti que reclama "no queremos un dictador" en Yangon, Myanmar (Reuters)

Mientras Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz en 1991, sufría durante años la prisión domiciliaria, Aye pasaba su infancia y adolescencia en un campo de refugiados en Tailandia. Aye, dueña de un comercio en Rangún, volvió a Myanmar en 2015, año en que Aung San Suu Kyi accedió al poder.

Con su compañero “Ko Ko”, almacena provisiones de agua y alimentos en el negocio, previsto como un refugio para sus allegados en caso de que la represión se intensifique.

Por ahora todo el mundo está de acuerdo en que no llegó el momento de protestar”, opinó Ko Ko, de 22 años.

“Efecto paliativo”

Las Fuerzas Armadas justifican la toma del poder acusando al gobierno derrocado de fraude durante las elecciones de noviembre pasado, en las cuales el partido de Suu Kyi obtuvo un aplastante triunfo.

“Khin”, una joven que vive en la costa sur del país, refutó las acusaciones de los militares.

La mayoría de la gente que conoce no cree además que las Fuerzas Armadas abandonen el poder dentro de un año. “Nadie confía en ellos”, agregó.

Hasta ahora, los planes de resistencia se limitaron a actos pacíficos de desobediencia civil, pero el descontento se está extendiendo en internet. La información y los rumores sobre movimientos de tanques y detenciones de disidentes se difundieron rápidamente.

“Es posible que las redes tengan un efecto paliativo”, dijo Mary Callahan, profesora asociada de estudios internacionales en la Universidad de Washington que vive en Rangún.

Pero desde el jueves, la organización no gubernamental Netblocks, que monitorea los cortes de internet en todo el mundo, dijo que los proveedores en Myanmar estaban bloqueando o restringiendo el acceso a Facebook, Instagram y WhatsApp.

Los birmanos están “confundidos, con información contradictoria en las redes sociales y una falta de liderazgo político desde la detención de Aung San Suu Kyi”, afirmó un activista de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país.

Mucha gente teme que una reacción de la población sirva de pretexto para prolongar el régimen militar. “Habiendo vivido décadas de gobierno militar, sabemos lo mal que pueden ir las cosas”, agregó el activista.

(Con información de AFP)

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