Estados Unidos dijo este miércoles que no reconoce a Alexandr Lukashenko como presidente legítimo de Bielorrusia, luego de que fuera investido en secreto en medio de masivas protestas contra su reelección en comicios considerados fraudulentos.
“Las elecciones del 9 de agosto no fueron libres ni justas. Los resultados anunciados fueron fraudulentos y carentes de legitimidad”, dijo un portavoz del Departamento de Estado. “Estados Unidos no puede considerar a Alexandr Lukashenko como el presidente legítimo” de Bielorrusia.
Aliado del presidente ruso Vladimir Putin, Lukashenko se proclamó ganador de un sexto mandato pese a las acusaciones de fraude, desatando fuertes protestas que han sido duramente reprimidas por las fuerzas policiales.
Agentes antidisturbios emplearon cañones de agua contra miles de manifestantes que se congregaron en el centro de Minsk tras conocerse que Lukashenko había tomado posesión del gobierno en secreto. Equipados con pasamontañas, los uniformados detuvieron a decenas de manifestantes y se los llevaron a furgones.
“El camino a seguir debería ser un diálogo nacional que lleve al pueblo bielorruso a disfrutar del derecho a elegir a sus líderes en una elección libre y justa bajo observación independiente”, agregó el vocero de EEUU. “La liberación de aquellos injustamente detenidos y poner fin a la represión contra ciudadanos que protestan pacíficamente es el primer paso hacia un genuino diálogo nacional”, indicó.
Lukashenko asumió este miércoles un sexto mandato en una ceremonia mantenida en secreto, informó la agencia de prensa gubernamental, Belta.
“Alexandr Lukashenko prestó juramento en lengua bielorrusa, después firmó el acta y la presidenta de la Comisión Electoral (...) le entregó el certificado de presidente de la república de Bielorrusia”, dijo Belta.
La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de la Independencia de Minsk y contó con la asistencia de parlamentarios y otras autoridades del país.
Según los datos oficiales, Lukashenko fue reelegido con el 80,1 % de los votos en las elecciones del 9 de agosto pasado, resultado que no es reconocido por la oposición ni por Occidente y que ha desatado la mayor ola de protestas en la historia postsoviética de Bielorrusia.
“Al tomar posesión del cargo de presidente de Bielorrusa juro solemnemente servir al pueblo de la república de Bielorrusia, respetar y proteger los derechos y las libertades de las personas y los ciudadanos...”, dijo Lukashenko con la mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución del país.
A continuación, el mandatario firmó el acta del juramento, tras lo cual recibió sus credenciales de jefe del Estado de manos de la presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC) de Bielorrusia, Lidia Yérmoshina.
“El día de la toma de posesión como presidente es el día de nuestra victoria, convincente y crucial. No solo hemos elegido al presidente del país, sino que hemos defendido nuestros valores, nuestra vida pacífica, nuestra soberanía e independencia”, dijo Lukashenko.
El presidente, en el poder desde 1994, indicó que este año entrará en la historia del país como un período de emociones extremas.
“A nuestro sistema estatal se le lanzó un reto sin precedentes, un reto de tecnologías probadas para la destrucción de Estados independientes. Pero nosotros hemos sido de los pocos, si no los únicos, donde la ‘revolución de colores’ no fructificó”, dijo.
Con información de AFP
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