Cuál es la zona arqueológica más pequeña y a la vez más transitada de México

Este sitio puede ser admirado por 54 millones de personas al año, cifra 21 veces mayor que el número de visitantes que recibe la zona arqueológica de Teotihuacán

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(Foto: INAH)
(Foto: INAH)

En el territorio mexicano se han encontrado vestigios de las culturas que alguna vez existieron y que, con la llegada de los españoles, poco a poco han ido desapareciendo. En la Ciudad de México se han encontrado ruinas de lo que en algún momento fueron enormes edificaciones que mostraban la grandeza del imperio mexica.

Un ejemplo de esto es el Museo del Templo Mayor, en el que se muestran las ruinas de lo que fue uno de los adoratorios más grandes de Tenochtitlan. Sin embargo, hay lugares que muestra vestigios más pequeños, pero no menos importantes. Tal es el caso de la pirámide de Ehécatl, que se encuentra dentro de la estación del metro Pino Suárez de la Ciudad de México.

Y es que miles de personas pasan a un costado de esta pirámide. De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es la zona arqueológica más pequeña de México, pero también la más transitada. Se encuentra justo en el cruce de las dos líneas más antiguas del metro, así como las más transitadas.

Y es que la pirámide de Ehécatl puede ser admirada por 54 millones de personas al año, cifra 21 veces mayor que el número de visitantes que recibe la zona arqueológica de Teotihuacán. El edificio prehispánico se asienta en un predio de 88 metros cuadrados y sus proporciones apenas alcanzan 10.7 m x 7.6 m x 3.7 m.

La pirámide de Ehécatl se encuentra dentro del metro Pino Suárez, (Foto: Twitter/@Cuauhtemoc_1521)
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La pirámide de Ehécatl se encuentra dentro del metro Pino Suárez, (Foto: Twitter/@Cuauhtemoc_1521) pinosuarez)

De acuerdo con los investigadores, el templo de Ehécatl formó parte de un extenso adoratorio, ubicado en la calle José María Izazaga. Constaba de un patio de grandes proporciones, escalinatas en tres de sus lados, varios adoratorios colocados al centro, celdas habitacionales conectadas entre sí por pasos exteriores, canales y muros, que constituían un corredor de acceso de la calzada de Iztapalapa hasta Tenochtitlan.

Fue descubierto en 1967 tras el inicio de la construcción del Metro, lamentablemente se vio afectado, a pesar de eso se pudo recuperar la parte que hoy se encuentra exhibida. El INAH informó que en la Dirección de Estudios Arqueológicos se encuentran los archivos donde se muestra el proceso de rescate y excavación que comenzó en 1967 a cargo del arqueólogo catalán Jordi Gussinyer; además posee una historiografía de cada elemento encontrado en el área y su ubicación geográfica exacta durante las obras de construcción del Metro.

“Una de las características del templo, es que cuenta con cuatro etapas o periodos de construcción estructural, similares a los del Templo Mayor y cuenta con una base circular que sirvió como pedestal para colocar la representación de la deidad en su parte superior”, explicó el INAH. Data del año 1400 y se encontraron también algunas piezas depositadas en su interior como ofrendas.

Es muestra de los rituales mexicas para Ehécatl y formaba parte del gran centro ceremonial de acceso a Tenochtitlán por la calzada Iztapalapa. La parte superior es la referente a Ehécatl.

La pirámide de Ehécatl fue descubierta en 1967 tras el inicio de la construcción del Metro,(Foto: Twitter/@QuadratePlastic)
La pirámide de Ehécatl fue descubierta en 1967 tras el inicio de la construcción del Metro,(Foto: Twitter/@QuadratePlastic)

El dios Ehécatl era una admonición de Quetzalcóatl que llevaba una máscara de viento, una prótesis bucal parecida a un pico de ave a través del cual soplaba a los vientos. Otro de los atributos más reconocidos era el pectoral llamado ehecacózcatl, que quiere decir “joya del viento”.

Éste soplaba para anunciar que venía la lluvia, de acuerdo con la leyenda del Quinto Sol, el astro y la luna estaban fijos en el cielo hasta que Ehécatl sopló hacia ellos y los puso en movimiento.

En 2009 entró a un proceso de conservación y restauración el cual duró tres semanas y fue con el objetivo de rescatar y asegurar la permanencia de la única estructura prehispánica bajo resguardo del Metro.

El mantenimiento se inició con una limpieza general, siguieron la restauración y sustitución de estucos y la consolidación de la estructura. Los expertos la cubrieron con cal natural para que fungiera como impermeabilizante.

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