Maximiliano de Habsburgo: quién fue el médico al que enjuiciaron por vender prendas con sangre del cadáver del emperador

Luego del fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, el 19 de junio de 1867, el médico encargado de embalsamar el cadáver robó algunos objetos del archiduque y los vendió

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Maximiliano de Habsburgo fue el Segundo Emperador de México. Foto: Mediateca/INAH
Maximiliano de Habsburgo fue el Segundo Emperador de México. Foto: Mediateca/INAH

El final de la vida de Maximiliano de Habsburgo fue trágico. La vida del segundo emperador de México, terminó luego de que fuera sitiado en Querétaro, con algunos hombres que aún luchaban a su lado, luego de que el sobrino de Napoleón Bonaparte, Napoleón III, retirara las tropas francesas del territorio mexicano porque Estados Unidos lo ordenó.

Maximiliano fue detenido y llevado a juicio, en donde se determinó que moriría fusilado al lado de sus dos generales conservadores, Miguel Miramón y Tomás Mejía. Antes de que le dispararan, Maximiliano regaló monedas de oro a los miembros del pelotón que le quitarían la vida, y se dice que antes de morir, dijo las siguientes palabras: “moriré por una causa justa, la independencia y la libertad de México, que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria, ¡Viva México!”

También, antes de que le dispararan, el emperador austriaco pidió que le apuntaran al pecho, pues no quería que desfiguraran su rostro, para que su madre pudiera reconocerlo. Luego de recibir los disparos, Maximiliano quedó con vida, y alcanzó a decir la palabra “hombre”, mientras levantaba la mano. Uno de los soldados tuvo que darle el tiro de gracia en el corazón.

Uno podría pensar que ahí terminó el trágico destino del emperador, sin embargo, su cuerpo aún sufrió algunos maltratos. Y es que tras el fusilamiento de Maximiliano, que se dio el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, el gobierno republicano se vio en la necesidad de embalsamar el cuerpo, en lo que llegaba de Austria la solicitud formal de la familia Habsburgo para que les fueran entregados los restos del archiduque.

Maximiliano de Habsburgo fue fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, Querétaro. Foto: Mediateca/INAH
Maximiliano de Habsburgo fue fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, Querétaro. Foto: Mediateca/INAH

Debido a esto, se le pidió a un médico, de nombre Vicente Licea, que lo momificara. Sin embargo, el doctor, además de practicar el embalsamamiento, tuvo la idea de obtener dinero a costa de vender algunas cosas del emperador. Incluso, una vez terminada su tarea de embalsamar el cadáver, fue procesado por el gobierno republicano por hurto, mencionándose en el acta que se apoderó de diversos objetos de Maximiliano.

Lo que se supo que el médico robó del austriaco fue: una banda de seda roja, un pantalón negro, una camiseta de abrigo, unos calzoncillos blancos, dos calcetines, el pañuelo que Maximiliano empuñó al momento de ser fusilado, dos pañuelos con los que se amarró la barba y una corbata de seda negra.

Además, vendió pañuelos empapados con sangre del emperador. También, quienes testificaron en su contra, añadieron que el médico, al abrir el cuerpo con un bisturí, señaló que era una voluptuosidad lavarse las manos con la sangre de un emperador.

Al estar más al pendiente de vender las pertenencias de Maximiliano que de hacer bien su trabajo, el médico no embalsamó bien el cadáver, por lo que comenzó a oler mal. Debido a esto, se ordenó que su cuerpo fuera llevado a la Ciudad de México, en donde volverían a embalsamar.

Luego de su fusilamiento, el cadáver fue mal embalsamado, por lo que tuvo que ser embalsamado dos ocasiones.
Luego de su fusilamiento, el cadáver fue mal embalsamado, por lo que tuvo que ser embalsamado dos ocasiones.

Sin embargo, en el trayecto a la capital del país, el cuerpo también sufrió algunos daños, pues se cayó del carruaje. Al llegar a la Ciudad de México, fue dirigido a la capilla del Hospital de San Andrés, en donde fue colgado de los pies para que todo lo que el doctor queretano le inyectó, se le saliera. Acto seguido, se momificó de nueva cuenta.

Dicho hospital se encontraba en donde a la fecha se encuentra el edificio que alberga el Museo Nacional de Arte. La capital ya había sido liberada por Porfirio Díaz, y el presidente Juárez ya estaba de vuelta cuando llegó la carta de la familia Habsburgo.

Maximiliano regresó a su país natal en la misma fragata que lo trajo a México, La Novara. Al llegar a Austria, su madre, la archiduquesa Sofía de Baviera, señaló que el hombre que venía en el féretro no era su hijo, esto por el mal estado en el que llegó el cuerpo.

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