Coronavirus, AMLO y sus soportes morales

La esposa del presidente López Obrador, expone su papel de promotora la campaña de información gubernamental y la importancia de confiar en las fuentes oficiales

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(Foto: cortesía)
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El Covid-19 se ha convertido en una pandemia global que ha conmocionado al mundo en menos de 100 días y en México ha generado un intenso y polarizado debate nacional por el manejo de crisis del gobierno federal. Para ponderar este debate, haré un somero recuento de los principales eventos internacionales en la evolución de la pandemia y revisaré algunos aspectos en México que nos permitan advertir elementos del impacto de la pandemia en el país.

El 11 de enero de 2020 la Comisión de Salud Municipal de Wuhan en China, anunció que la primera muerte causada por un nuevo coronavirus se dio el 9 de enero. Para entonces, ya se había identificado que un virus desconocido fue la causa de varios casos de una neumonía atípica durante la segunda quincena de diciembre de 2019 y motivó el cierre del mercado municipal de Wuhan el 1 de enero de 2020 por ser la posible fuente del virus.

El nuevo virus se expandió hasta que el 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el nuevo virus era una Emergencia de Salud Pública de Atención Internacional (PHEIC, por su siglas en inglés). Días después, el 7 de febrero, muere el Doctor Li Wenliang a causa del nuevo virus, quien fue de los primeros doctores en Wuhan en atender a los pacientes de la rara enfermedad y trató de alertar sobre la novedad y el terrible potencial del virus, aunque las autoridades chinas trataron de ocultar sus advertencias.

Acto seguido, el 11 de febrero de 2020 la OMS llamó al nuevo virus Covid -19 como acrónimo de “coronavirus disease 2019” que entonces ya contaba con 43,103 casos confirmados a nivel internacional, de los cuales 42,708 estaban en China y había cobrado la vida de 1,017 personas, mientras que fuera de China había 395 casos confirmados en 24 países y un muerto en Filipinas. (FUENTE OMS)

Así, el Covid-19 proliferó a tal punto que el 3 de marzo la Reserva Federal de Estados Unidos redujo la tasa de interés medio punto porcentual para incentivar que la economía no se viera tan afectada; que Irán liberara a 54,000 presos para evitar aglomeraciones y desplegara brigadas de salud después de que 23 parlamentarios dieran positivo en la prueba; que el 9 de marzo el Primer Ministro italiano decretó el cierre de las fronteras de Italia. Estados Unidos anunció el 11 de marzo la restricción de vuelos provenientes de Europa (excepto Reino Unido e Irlanda) en un intento tardío y desesperado por controlar la situación, y el 13 de marzo el presidente Trump declara una emergencia nacional en Estados Unidos y solicita al Congreso erogar 50 mil millones de dólares de recursos federales para combatir el Covid-19, fondos que el Senado autorizó el 25 de marzo.

Finalmente, el 11 de marzo, el director de la OMS Tedros Adhanom declaró al Covid-19 como una pandemia, es decir que la enfermedad había llegado a gran parte del mundo al mismo tiempo; con 118,000 casos en 114 países y causado 4,291 muertes. Al 25 de marzo de 2020, se han confirmado 464,092 casos y fallecido 20,945 personas, la mayoría de ellos en Italia (7,503), España (3,445), China (3,285), Irán (2,077), Francia (1,311) y Estados Unidos (916).

Así, el Covid-19 nos ha envuelto en una vorágine de información que ha acercado las lecciones de la experiencia internacional a nuestra vida cotidiana, entre las que cabe resaltar la importancia de la prevención (limpieza en los espacios, lavarse las manos, evitar contacto físico), evitar aglomeraciones (de más de 100 personas, suspender clases), la detección oportuna y atención temprana (casos de éxito como Corea y Singapur), la identificación de población vulnerable (mayores de 65 años, población con enfermedades crónicas), el adecuado suministro de insumos y atención a los profesionales de la salud (Italia y España están rebasados), la transmisión oportuna de información (alertas de casos en tiempo real, compartir experiencias científicas), el papel de la tecnología (cámaras térmicas, detección temprana), entre otras.

Hay que señalar que este tsunami de información también ha traído efectos francamente negativos, como la saturación de información y la consecuente desinformación, la difusión y propagación de teorías de la conspiración, la discriminación a ciertos sectores sociales, las absurdas compras de pánico, y una gran ansiedad colectiva respecto al “qué hacer” ante esta pandemia global.

Si bien estos son efectos globales, tanto de la información como la gestión del Covid-19, en México se han confirmado hasta el 26 de marzo 585 casos y 8 defunciones según información oficial de una muestra menor a la requerida por la dimensión del país, el manejo de la crisis ha adquirido un cariz específico que se ha reflejado en la polarización de opiniones en los medios de comunicación y las redes sociales. En la opinión pública nacional hay un debate abierto sobre el momento y alcance de la declaración de contingencia, las capacidades del sistema de salud federal para enfrentar esta epidemia, y la solidez en la implementación del gobierno federal.

Por ejemplo, el Presidente López Obrador en un video publicado el 22 de marzo dijo: “No dejen de salir, todavía estamos en la primera fase. Yo les voy a decir cuando no salgan. (...) No hacemos nada bueno, no ayudamos si nos paralizamos “sin ton ni son”, de manera exagerada. (...) Nos estamos preparando, nada más que no debemos de espantarnos, no adelantar vísperas, es lo que vengo diciendo.” Por declaraciones similares y considerando que ha mantenido actos públicos masivos alrededor del país ha sido señalado por la prensa nacional e internacional como un mal ejemplo contra la pandemia.

Aunque el 24 de marzo el gobierno federal de México declaró formalmente la fase 2 de la contingencia de salud y se dio una intensa actividad de propaganda oficial que subraya como la orientación y el enfoque está dirigido hacia la participación de la familia y no hacia las capacidades y responsabilidad del Estado ante esta crisis. En palabras del Presidente: “Más que la capacidad hospitalaria, lo importante es que podamos curarnos y cuidarnos en nuestros hogares. Tenemos (...) algo que nos distingue con relación a otros países del mundo, mucha fortaleza por la solidaridad, la fraternidad de nuestras familias. La familia en México es la institución de seguridad social más importante. (...) eso nos ha protegido siempre, repito es una gran institución, eso se va a poner a prueba ahora.”

De forma paralela, Beatriz Gutiérrez Müller esposa del Presidente López Obrador, expone su papel de promotora en esta campaña de información gubernamental y la importancia de confiar en las fuentes oficiales reforzando el mensaje oficial en un video publicado en Twitter el 24 de marzo, donde dice: “Una de las formas en la que yo me he sumado a las actividades oficiales es en esta campaña de información (...) El rumor no te ayuda, el rumor te genera pánico, confía en lo que dice la autoridad.”

Un tercer actor social que se mostró oportuna y abiertamente a favor de la estrategia gubernamental fue Ricardo Salinas Pliego, un magnate de la comunicación y tiendas minoristas cuya voz tiene un amplio eco en amplios sectores económicos y que en una reunión con sus directivos que fue debidamente difundida en su televisora TV Azteca la noche del 24 de marzo dijo: “El Presidente López Obrador ha estado insistiendo en que tenemos que tener calma y tenemos que salir adelante porque el pueblo es fuerte y tiene muchas reservas y tiene razón! (aunque) la oposición política (...) le está pegando porque no ha hecho suficiente para aislar a la población. (...) Tenemos que apoyar al Presidente con el ánimo y con la calma y aquí conviene mucho que la oposición fifí se modere porque la alternativa del aislamiento es la rapiña y la violencia social.”

“Nos han metido a todos el miedo a morir por el Covid-19 (...) Este virus existe pero no es de alta letalidad (...)parece que no moriremos por coronavirus, pero sí vamos a morir de hambre. Paralizar toda la actividad económica de tajo significa hambre y por lo tanto, dentro de poco tiempo se desatará la delincuencia, la rapiña y el caos.”

“Juntos vamos a evitar este tsunami de destrucción del empleo, este tsunami de destrucción del tejido social. (...)nuestra estrategia de lucha, estrategia de trabajo sí es sostenible, no como el aislamiento que nos conduce al desastre. Juntos vamos a salir adelante porque la vida tiene que continuar.”

En una situación de riesgo como la actual pandemia del Covid-19, el manejo de crisis es acorde con la percepción de las élites sobre el impacto del mismo riesgo ¿Es un riesgo vital? ¿el evento me afecta? ¿en que aspectos? ¿en que medida?.

Desafortunadamente, el debate sobre el riesgo se ha limitado a un ejercicio de propaganda oficial y la discusión pública se ha orientado hacia un enfoque sobre el impacto económico de las medidas sanitarias, en lugar de verlo como una severa condición de salud donde el Estado pudiera intervenir oportunamente para su pronta identificación y contención, aminorando el costo en vidas humanas.

La sociedad mexicana está en una situación de perder-perder, donde la decisión económica (empleos antes que aislamiento) y política (propaganda antes que transparencia) ya está tomada a costa de un gran impacto social que será asumido por las familias mexicanas, sólo nos queda ser responsables a nivel individual con nuestro entorno inmediato, confiar en la autoridad sanitaria y tomar previsiones para aminorar el impacto de la irrupción del Covid-19 en México.

*Analista en Risko Consultores, integrante del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, A.C.

Lo aquí publicado es responsabilidad del autor y no representa la postura editorial de este medio