Día de la Madre: cómo es ser "mamá" de más de 30 niños

En México hay 13.471 trabajadores y trabajadoras que cuidan a 25,667 niños en casas hogares en todo el país, según el Censo de Alojamientos de Asistencia Social

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Por Diana Zavala

Este Día de las Madres Norma recibirá más de 10 regalos escolares de sus pequeños, Tere asistirá al festival de la primaria de más de cinco niños, y Mónica preparará a por lo menos 15 para sus bailables.

Llamadas a veces "mamá", y en otras ocasiones "tía", las mujeres dedican día y noche al cuidado de menores de edad que sin su labor se encontrarían en situaciones peligrosas o vulnerables.

Tere, Norma, Mónica y otras 3 mujeres más se encargan de ser las personas que le brindan cariño, protección, y atención a 33 niños, que por razones jurídicas o económicas no pueden estar con su familia biológica, por lo que viven en la Fundación Hogar Dulce Hogar.

Como ellas, hay 13.471 trabajadores y trabajadoras que cuidan a 25.667 niños en casas hogares en todo el país, según el Censo de Alojamientos de Asistencia Social (CAAS), realizado por última vez en 2015.

Estos centros acogen a los infantes para darles una mejor calidad de vida lejos de la violencia. "Son soportes temporales que protegen a niños y niñas para que no queden en una situación de riesgo o vulnerabilidad a sus derechos", explicó, en entrevista con Infobae México, Juan Manuel Pérez García, director ejecutivo de la Red por los derechos de la infancia en México (REDIM).

El día a día de ser "mamá" de 33

Las “tías”realizan el aseo de las recámaras de los menores de edad (Foto: Infobae)
Las “tías”realizan el aseo de las recámaras de los menores de edad (Foto: Infobae)

María Teresa de Jesús y Norma se levantan a las seis de la mañana para ayudar a los niños a despertarse. Les ponen el uniforme, los arreglan y les dan el desayuno. Con ayuda de un chofer los llevan a tres primarias distintas en las que estudian. Después, regresan a la casa hogar para ahora llevar a los niños y niñas de preescolar.

Cuando todos están en clases, las "tías", como se hacen llamar en la fundación, realizan el aseo de las recámaras de los menores de edad.

Si hay juntas en la escuela, ellas asisten y firman todo como sus responsables de cuidado. En caso de que los eventos de varios niños se realicen al mismo tiempo, todo el personal de la casa hogar se organiza y asiste, para que ningún menor se quede sin apoyo.

Después de sus labores regresan, todos comen juntos, se bañan y realizan otras actividades. Pueden jugar, estar en la sala de televisión o en la biblioteca. Finalmente, Tere y Norma los acuestan y se preparan para la jornada del día siguiente.

Al estar tanto tiempo con ellos recibe muestras de afecto de respuesta y les es difícil no encariñarse (Foto: Infobae)
Al estar tanto tiempo con ellos recibe muestras de afecto de respuesta y les es difícil no encariñarse (Foto: Infobae)

Aunque ellas saben que los niños, niñas y bebés sólo están de paso, al estar tanto tiempo con ellos y recibir muestras de afecto de respuesta, les es difícil no encariñarse. "Cuando se van a la escuela todos me piden que les dé un beso en el cachete antes de entrar. O a veces, los fines de semana cuando me voy a mi casa, alguna de las niñas me abraza y me pide que no me vaya", narra Norma en entrevista con Infobae México.

En la Fundación Hogar Casa Hogar, los menores de edad pueden estar hasta los 12 años, "Después, al convertirse en adolescentes necesitan otro tipo de cuidados, por lo que se tienen que ir a otros centros", dijo Mónica Cedillo, directora de Fundación Hogar Dulce Hogar en entrevista con Infobae México.

Sin embargo, aunque los infantes lleguen aún siendo bebés, no pueden permanecer demasiado tiempo en el lugar. En cuanto llegan, la fundación se hace cargo de revisar su situación jurídica y averiguar cuáles son las mejores opciones: regresar a vivir con sus familias biológicas, ponerlos en adopción o darles una familia de acogida.

Por esta razón, las "mamás postizas", como las llama Norma , tienen que asistir a terapias con la psicóloga de la casa hogar para que logren desprenderse de los infantes; además, para que aprendan técnicas para ser más pacientes y puedan entender a los niños.

Lidiar con 33 emociones distintas por historias diferentes

Las “tías” saben que la situación por la que pasan los niños no era sano (Foto: Infobae)
Las “tías” saben que la situación por la que pasan los niños no era sano (Foto: Infobae)

"La verdad es una labor muy difícil. Estos niños vienen de situaciones complicadas, en donde, sobre todo, han sido víctimas de mucha violencia. Esto hace que ellos la manifiesten porque es su normalidad. Tienen rabietas, pero muy agresivas, en las que pueden golpear a sus compañeros o a las 'tías'. Nosotras les decimos que es su derecho estar tristes o enojados, pero después hablamos con ellos para saber por qué se pusieron así", explicó María Teresa de Jesús en entrevista con Infobae México.

Sin embargo, todas comprenden las situaciones por las que han pasado los niños. Aunque no conocen su historia a detalle, saben que el ambiente en el que se desarrollaban no era lo suficientemente sano como para ser educados allí.

"Es muy fuerte cuando, con toda la normalidad del mundo, te platican una situación fuerte que ellos vivieron. Duele saber que hayan pasado por tantas cosas, aunque estén tan chiquitos. Por eso nosotras intentamos ayudarlos y protegerlos tanto como podemos", explicó Norma.

Para lograrlo, deben tomar constantes capacitaciones y asesorías de psicólogos, además de otro tipo de especialistas. Porque además de lidiar de manera constante con estas avalanchas de emociones, lo hacen con más de 30 niños diferentes.

Sus “mamás postizas” no llegan a conocerlos tan a fondo (Foto: Infobae)
Sus “mamás postizas” no llegan a conocerlos tan a fondo (Foto: Infobae)

Conocerlos a fondo para lograr entender a cada uno y conocer lo que necesitan para que estén felices, es complicado, dijo Tere. Algunos son tímidos, otros explosivos, hiperactivos, o con personalidad de líderes; todos necesitan cuidados diferentes.

Pero las "tías" o sus "mamás postizas" no escatiman en paciencia y comprensión, por lo que poco a poco han logrado entender a los menores de edad. Y, aunque aún existen peleas, cada día es más fácil lograr que se tranquilicen.

La vida privada a cambio de 33 hijos

Todos cuidan a los 33 niños y trabajan 24 horas al día (Foto: Infobae)
Todos cuidan a los 33 niños y trabajan 24 horas al día (Foto: Infobae)

Todas se hacen cargo del cuidado de 33 niños y trabajan 24 horas al día de lunes a viernes: al tratar a los niños como si fueran sus propios hijos, les cuesta trabajo tener una vida personal fuera de las puertas de la casa hogar.

En el caso de Mónica Cedillo, la directora, incluso en sus momentos de descanso está al pendiente de lo que sucede en "Hogar Dulce Hogar". Su argumento es que allí no sólo se trabaja, se cuida a vidas de pequeños que aún no pueden valerse completamente por sí mismos.

Ella tiene un hijo, ahora de 16 años, al que siempre ha tenido que explicar cuáles son las labores que realiza para que comprenda su ausencia; "desde chico lo traje a trabajar conmigo para que sepa qué es lo que hago y entienda. Así no le toma de sorpresa si en alguna reunión familiar o salida se presenta una urgencia en la casa hogar y me tengo que ir", comentó Mónica, quien ha dedicado casi toda su vida al trabajo social.

A Tere le sucede algo similar. Tiene una hija que vive con ella en "Hogar Dulce Hogar". Le brinda la misma atención que al resto de los niños pero, aunque no quiere hacer una distinción, a veces le parece que es más dura con ella "la regaño un poco más. Aunque está igual que todos y convive con los demás, siento que es más mi responsabilidad de educarla bien", comentó.

A algunas tías les cuesta desprenderse del trabajo (Foto: Infobae)
A algunas tías les cuesta desprenderse del trabajo (Foto: Infobae)

En cuanto a su tiempo libre, a algunas tías les cuesta desprenderse del trabajo. Ellas dejan los fines de semana la casa hogar para descansar y dedicarse a su vida privada. Sin embargo, les resulta complicado desprenderse de lo que hacen.

"Estoy en mi casa y tengo flashazos de ellos. Pienso en qué estarán haciendo, en las cosas que me contaron en la semana…" narró Norma.

Para Norma, es difícil descansar en su casa y pensar que deja "a sus niños" en la fundación. Aunque hay otras personas que cuidan a todos los fines de semana, ella cuenta que a veces le gustaría poder seguir con ellas hasta en sus días de reposo.