El objetivo de limitar el calentamiento global está “con respiración asistida”, según la ONU

Un gran pesimismo se respira en la cumbre de medio ambiente de Glasgow. Los países en desarrollo y los productores de petróleo se oponen al compromiso de dejar de emitir gases contaminantes para 2050

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El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se mostró muy poco optimista con respecto a conseguir los consensos necesarios para un acuerdo importante en la COP26 (REUTERS/Maxim Shemetov)
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se mostró muy poco optimista con respecto a conseguir los consensos necesarios para un acuerdo importante en la COP26 (REUTERS/Maxim Shemetov)

Está todo trabado en Glasgow. No hay acuerdos básicos. En los pasillos de la COP26 se respiran aires de enorme pesimismo. Pero hay que tener en cuenta que esta situación también es “un clásico” del último jueves de las cumbres. Un día antes de finalizar, parece que todo se derrumba, que vamos a ver a chinos y estadounidenses a las trompadas, que Brasil o Indonesia amenazan con cortar todos los árboles que tienen, hasta que en la madrugada del viernes para el sábado sacan un nuevo documento con algún pequeño avance y todos se van infelices a sus casas. La cumbre de Escocia parece que no será una excepción.

El secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, aseguró que el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados (el límite que los científicos consideran el umbral antes de la catástrofe) está “con respiración asistida”. Y adelantó que las negociaciones “muy probablemente” no producirán las promesas de reducción de emisiones de carbono que son necesarias para evitar que el planeta se caliente más allá del umbral de 1,5 grados.

Por su parte, el grupo de 22 naciones conocido como Países en Desarrollo Afines (PMD), o los menos desarrollados, integrados entre otros por China e India, pidió que se eliminara del proyecto de texto de la COP26 toda la sección relativa a la mitigación del cambio climático, en una muestra de las enormes lagunas que aún quedan antes de que se cierren las conversaciones. La sección de mitigación incluye un texto para intentar limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, en lugar del límite máximo de 2 grados mencionado en el Acuerdo de París. También insta a los países a acelerar la actualización de sus compromisos sobre emisiones para finales de 2022. El PMD no cree que los países en desarrollo deban tener los mismos plazos y ambiciones en materia de emisiones que las naciones ricas.

“La historia es muy importante para entender y poner en contexto la discusión sobre el cambio climático. Los países más desarrollados son los que más contaminaron y siguen contaminando y son los que tienen que hacer el mayor esfuerzo en este momento”, dijo Diego Pacheco, el jefe de la delegación de Bolivia que oficia como portavoz del PMD. Añadió que sería imposible para muchos países del grupo alcanzar el objetivo de Emisión Cero para mediados de siglo, como ya acordaron varios países.

El ministro de Energía de Arabia Saudita, príncipe Abdulaziz bin Salman bin Abdulaziz Al Saud entrando al recinto donde se desarrolla la COP26 (REUTERS/Phil Noble)
El ministro de Energía de Arabia Saudita, príncipe Abdulaziz bin Salman bin Abdulaziz Al Saud entrando al recinto donde se desarrolla la COP26 (REUTERS/Phil Noble)

Hasta ahora, las conversaciones no están cerca de la consecución de ninguna de las tres prioridades anunciadas por la ONU para la conferencia anual de cambio: reducir las emisiones de carbono a la mitad para 2030, conseguir que los países ricos cumplan su promesa, hecha hace 12 años, de aportar 100.000 millones de dólares al año en ayuda financiera para las naciones pobres y garantizar que la mitad de esa cantidad se destine a ayudar a las naciones en desarrollo a adaptarse a los peores efectos del cambio climático. “Lo peor sería llegar a un acuerdo a toda costa por un mínimo común denominador que no respondiera a los enormes desafíos a los que nos enfrentamos”, dijo Guterres.

“Cuando estás al borde del abismo, no es importante discutir cuál será tu cuarto o quinto paso”, agregó el secretario general de la ONU en una entrevista en Glasgow con la agencia de noticias Associated Press. “Lo importante es discutir cuál será el primer paso. Porque si tu primer paso es un paso equivocado, no tendrás la oportunidad de hacer una búsqueda para dar un segundo o un tercero.

Una de las resistencias más grandes a cualquier acuerdo viene de los países productores de petróleo nucleados en la OPEP. Los máximos representantes del grupo defendieron en la COP el uso de los combustibles fósiles, argumentando que el mundo puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sin renunciar al petróleo y al gas. De esta manera se enfrentaron directamente con los anfitriones británicos de la cumbre que están realizando grandes esfuerzos diplomáticos para conseguir compromisos como el de la reducción del consumo de combustibles fósiles. “Es imperativo que reconozcamos la diversidad de soluciones climáticas y la importancia de las emisiones... sin ningún sesgo hacia o contra una fuente de energía en particular”, dijo el ministro de Energía de Arabia Saudita, el príncipe Abdulaziz bin Salman Al-Saud, en una conferencia de prensa. Y el secretario general de la OPEP, el nigeriano Mohammed Barkindo, agregó que “la narrativa de que la transición energética es del petróleo y otros combustibles fósiles a las energías renovables, es engañosa”.

El presidente de la COP26, Alok Sharma, junto a un grupo de funcionarios de la ONU, preparan el borrador del documento final que se debería conocer el viernes con el cierre de la cumbre (REUTERS/Phil Noble)
El presidente de la COP26, Alok Sharma, junto a un grupo de funcionarios de la ONU, preparan el borrador del documento final que se debería conocer el viernes con el cierre de la cumbre (REUTERS/Phil Noble)

Los defensores del petróleo, el gas y el carbón argumentan desde hace 26 años, cuando comenzaron las conferencias de cambio climático, que las tecnologías utilizadas para “la captura y el secuestro de carbono”, por la que las emisiones se almacenan bajo tierra, pueden permitir a las economías seguir quemando fósiles. Los ambientalistas rechazan de plano esta teoría. Dicen que esa tecnología es cara, no está probada a escala, y sólo proporciona cobertura a las industrias contaminantes para que sigan operando. Varios funcionarios implicados en las conversaciones de Glasgow dijeron a la agencia Reuters que Arabia Saudita había obstruido el progreso de las negociaciones hacia un acuerdo sólido en la conferencia utilizando tácticas dilatorias en las votaciones de procedimiento.

Y, una vez más, las conclusiones de las conversaciones anuales sobre el clima parecen esquivar los detalles sobre cómo -y cuánto- las naciones ricas deben compensar las pérdidas y daños relacionados con el clima sufridos por las naciones pobres, que han contribuido poco al problema climático.

Mientras tanto, las conversaciones para resolver las llamadas normas del Artículo 6 que regirán los mercados de carbono gestionados por los gobiernos siguen su curso. Algunos países con gran biodiversidad junto a los inversores privados están presionando para que se resuelvan las normas, que probablemente también servirán de base para los mercados de carbono voluntarios donde se negocian e intercambian los derechos de emisión de gases contaminantes y certificados de reducción de emisiones entre gobiernos, corporaciones privadas, organismos internacionales, brokers y bancos.

En tanto, un día antes de que terminen las deliberaciones, en las salas de reuniones más alejadas y discretas se intensifican las negociaciones. En las próximas horas aparecerá un segundo -y hasta un tercero o cuarto- borrador de un acuerdo de máxima que resumirá los deseos de los anfitriones –que intentarán contener un fracaso a toda costa- y de los funcionarios de Naciones Unidas. Pero las delegaciones profundizarán sus exigencias hasta encontrar el límite máximo. Hasta que el elástico volverá a una cierta normalidad después de ser estirado con la fuerza de un huracán. El resultado final lo podremos leer en detalle el sábado. Lo único cierto es que la mayoría de los temas más ríspidos pasarán para el año próximo, para la COP27, y nadie se irá contento de esta cumbre.

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