Una nueva teoría conspirativa estaría llevando a los antivacunas de Estados Unidos a usar las mascarillas que tanto odian para ‘protegerse’ de los vacunados

En internet están tomando fuerza las versiones falsas que hablan de supuestas “proteínas” que transmiten los vacunados que causarían infertilidad y abortos espontáneos, entre muchos otros malestares.

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Manifestación de ciudadanos antivacunas en los Estados Unidos (Foto: Ted S. Warren/AP)
Manifestación de ciudadanos antivacunas en los Estados Unidos (Foto: Ted S. Warren/AP)

Una nueva teoría conspirativa estaría llevando a muchos ‘antivacunas’ en Estados Unidos ha hacer lo impensable, usar tapabocas y practicar el distanciamiento social por el miedo que están teniendo a los vacunados.

Sí, vemos la ironía aunque ellos no, pues muchos de estos negacionistas de la vacuna también han sido negacionistas del COVID-19 y de las medidas tomadas par controlarlo, especialmente el uso de la ‘mascarilla’ o ‘tapabocas’, cuya oposición generó en el mundo entero todo un movimiento de ciudadanos inconformes que acusaban a los gobiernos de quererlos controlar mediante el uso del implemento médico.

En fin, esta nueva teoría está soportada en versiones pseudocientíficas que dicen que las personas vacunadas “esparcen” proteínas peligrosas sobre las personas no vacunadas, causando en muchos efectos secundarios que van desde ciclos menstruales irregulares, infertilidad, hasta abortos espontáneos.

Esta idea le suma a la ya popularizada creencia de que el COVID-19 hace parte de un plan para despoblar el mundo y las vacunas son un arma de exterminio masivo.

La comunidad científica en su inmensa mayoría ha negado estas afirmaciones tendenciosas, dentro de los grupos de antivacunas no solo se sigue hablando del tema, sino que se promueven todo tipo de remedios o acciones para evitar caer dentro de los “exterminados”.

Hace unos días, una influenciadora que pertenece a este movimiento negacionista llamada Sherri Tenpenny, instó a sus seguidores en una transmisión en vivo en sus redes sociales a “mantenerse alejados de las personas a las que se les han administrado estas dosis (de vacunas) para siempre”.

Pero también algunos médicos que respaldan el movimiento, como el pediatra de Nueva York, Larry Palevsky, ha propuesto poner en cuarentena a los vacunados a quienes se refiere como “los que han recibido el veneno”.

Imagen de archivo de manifestantes, incluidos grupos antivacunas, afuera del U.S. Grant Hotel luego de la llegada del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a San Diego, California, Estados Unidos. 18 de septiembre, 2018. REUTERS/Tom Brenner/Archivo
Imagen de archivo de manifestantes, incluidos grupos antivacunas, afuera del U.S. Grant Hotel luego de la llegada del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a San Diego, California, Estados Unidos. 18 de septiembre, 2018. REUTERS/Tom Brenner/Archivo

“Están contagiando (los vacunados) de algo a los que aún no se vacunan”, dijo en otro en vivo por redes sociales, donde subió las apuestas con una propuesta polémica: ponerle un brazalete a las personas vacunadas para reconocerlas y evitarlas en la calle.

Los conspiradores no se detienen ahí y parecen no incomodarse por la ironía de proponer en foros como 4chan el uso de las mascarillas para entrar en contacto con gente que haya sido vacunada, según ellos porque “están propagando el ARNm (la tecnología utilizada en vacunas como la Pfizer)”, la cual no es contagiosa ni puede propagarse.

Pese a que la teoría carece totalmente de fundamento, el temor de quienes creen en ella es real, lo cual lo hace rentable para quienes buscan lucrarse de la credulidad de ciertas personas.

Es el caso de Judy Milkovits, una exinvestigadora antivacunas que saltó a la fama tras su aparición en Plandemic, un documental conspiranoico que promovía la teoría de las manos oscuras detrás de la pandemia del coronavirus. Ahí Milkovits habló extensamente sobre el “desprendimiento” viral de las personas vacunadas, una teoría sin fundamento en la realidad científica.

También dijo que fue expulsada de un vuelo comercial por llevar una mascarilla hecha de “plata coloidal”, pues, según las autoridades sanitarias esta no tiene ningún factor de protección contra el COVID-19. “¿Por qué creen que me sacaron del avió?”, preguntó molesta en una reciente transmisión en vivo. “Porque no me voy a enfermar amigos. No me voy a enfermar”, se respondió a sí misma.

Pues bien, estas mascarillas, inefectivas para prevenir contagios, ahora son las únicas que según los antivacunas estadounidenses funcionan para evitar el COVID-19 y la supuesta diseminación viral de las vacunas.

Los antivacunas creen que las personas vacunadas esparcen una proteína que causa infertilidad y abortos espontáneos. EFE/ Miguel Gutiérrez/Archivo
Los antivacunas creen que las personas vacunadas esparcen una proteína que causa infertilidad y abortos espontáneos. EFE/ Miguel Gutiérrez/Archivo

Mientras que la teoría sigue ganando terreno, hay escépticos entre los escépticos, que no creen que de la nada los antivacuanas, y por ende antimascarillas, vayan a comenzar a usarlas de un momento a otro, sobre todo después de llevar más de un año gritando consignas como “quítate el bozal”.

Sin embargo, ya hay casos destacados que muestran el alcalde de estas creencias, como el de la Center Academy, una escuela privada en Miami que prohibió a sus profesores vacunados “interactuar” con estudiantes no vacunados. O el de una tienda en Kelowa (una ciudad en la región de la Columbia Británica de Canadá) que se hizo viral en abril por colocar un letrero en su entrada que prohibía el ingreso a las personas vacunadas.

¿Comenzarán los antivacunas y antimascarillas a usar estos elementos para protegerse de los vacunos? Eso habrá que verlo, pero lo real es que la desinformación sobre el COVID-19 parece esparcirse rápidamente, sobre todo en redes sociales, causando a su paso muchas muertes.

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