Por qué la baja en la tasa de interés de Estados Unidos podría hacer más daño que bien

En un ensayo publicado por tres economistas, se alerta que la abundancia de capital barato fomenta la concentración económica y con ella a los "monopolios perezosos", que frenan el crecimiento

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Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EEUU, anunció la una baja del 0,25% de las tasas de interés por segunda vez en el año. (Reuters)
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EEUU, anunció la una baja del 0,25% de las tasas de interés por segunda vez en el año. (Reuters)

El rendimiento real de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años es actualmente cero, y ha sido extremadamente bajo durante la mayor parte de los últimos ocho años. Fuera de Estados Unidos, más de la mitad de los bonos corporativos denominados en euros tienen rendimientos negativos. Casi la mitad de ellos cotizan por debajo de la tasa de interés de -0,5% del Banco Central Europeo (ECB), que el pasado jueves recortó el tipo de interés de las reservas bancarias por primera vez desde 2016.

El 31 de julio, el mismo mes que la economía de EEUU confirmó su expansión más larga de la historia, la Fed anunció la primera reducción de los tipos de interés de Estados Unidos en más de una década. El miércoles, recortó la tasa por segunda vez en el año, a un rango de 1,75-2%. En su "resumen de las proyecciones económicas" divulgado el mismo día, 8 de los 17 funcionarios presentes en el Comité Federal de Mercado Abierto proyectaron tasas del 1,5%-1,75% para finales de 2020.

Ajustado por inflación, el rendimiento de los bonos del tesoro estadounidense a 10 años es efectivamente cero
Ajustado por inflación, el rendimiento de los bonos del tesoro estadounidense a 10 años es efectivamente cero

"Estamos tratando de mantener la expansión", explicó Jerome Powell, presidente del banco central, en la conferencia de prensa posterior al anuncio, señalando el débil crecimiento mundial, la guerra comercial y la baja inflación como los factores que motivaron la decisión de la junta directiva. Aún así, recientemente Donald Trump pidió a la Fed que baje la tasa de interés "a cero o menos". Luego de que el ECB recortara la tasa por 10 puntos porcentuales, el mandatario acusó a Europa de librar una guerra de divisas y de socavar la política monetaria de su propio país.

"Están intentando, y logrando, depreciar el euro frente al MUY fuerte dólar, perjudicando las exportaciones de EEUU… Y la Fed espera y espera y espera", tuiteó el mandatario. "A ellos les pagan por pedir dinero prestado, ¡mientras nosotros pagamos intereses!".

Las bajas tasas de interés se han considerado tradicionalmente como un factor que favorece el crecimiento económico. Pero en un ensayo publicado en Project Syndicate el martes, los economistas Ernest Liu y Atif Mian, de la Universidad de Princeton, y Amir Sufi de la Universidad de Chicago sostienen que los "tipos de interés extremadamente bajos pueden ralentizar el crecimiento al aumentar la concentración del mercado y debilitar, así, el incentivo de las empresas para impulsar la productividad". Si su argumento es correcto, significa que una mayor reducción de las tasas de interés no salvará a la economía mundial del estancamiento.

La teoría tradicional indica que cuando bajan las tasas de interés a largo plazo, aumenta el valor neto actual de los flujos de caja futuros, lo que hace más atractivo para las empresas invertir en tecnologías que mejoren la productividad. Por lo tanto, los bajos tipos de interés tienen un efecto expansivo en la economía al incentivar la inversión.

El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años superpuesto a la tasa de interés de fondos federales
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años superpuesto a la tasa de interés de fondos federales

Sin embargo, en un entorno de bajos tipos de interés como el actual, en el que los tipos reales a largo plazo se aproximan a cero, una mayor reducción de las tasas puede tener un efecto estratégico contrario que reduce la competencia en el mercado. "Aunque los tipos de interés más bajos animan a todas las empresas de un sector a invertir más, el incentivo para hacerlo es mayor para los líderes del mercado que para los seguidores", en parte porque en la práctica las grandes empresas tienen acceso a capital de más bajo costo, apuntan los autores. En consecuencia, el resto del sector se desanima y frena sus inversiones, disminuyendo la productividad. "Como resultado, las industrias se vuelven más monopolísticas con el tiempo a medida que bajan los tipos a largo plazo", concluyen.

La noción de que bajar las tasas de interés puede aumentar la desigualdad parece poco convencional, pero los autores pudieron corroborar su tesis con datos empíricos. Desde principios de la década de 1980, cuando las tasas de interés comenzaron a bajar desde niveles históricamente altos, ha habido "una creciente concentración del mercado, ganancias corporativas en aumento, un dinamismo empresarial más débil y una tasa de productividad decreciente", escriben Liu, Mian, y Sufi.

Además, el modelo muestra que estas tendencias se agravan cuanto más bajas son las tasas. "Los datos muestran un aumento de la concentración del mercado y de la rentabilidad entre los años ochenta y 2000, seguido por una disminución del crecimiento de la productividad a partir de 2005″, señalan. El análisis sugiere que, dado que los tipos de interés ya son extremadamente bajos, una nueva reducción tendrá un impacto negativo en la economía al fomentar los monopolios y reducir la productividad.

Las bajas tasas de interés favorecen a las grandes corporaciones más que a sus competidores.
Las bajas tasas de interés favorecen a las grandes corporaciones más que a sus competidores.

Desde la década de 1990, las fusiones y adquisiciones de las empresas ha llevado a que dos tercios de las industrias de Estados Unidos estén más concentradas. La economía digital, mientras tanto, parece tender hacia el monopolio. Cuando Snapchat debutó en Wall Street hace dos años con la ilusión de convertirse en el próximo gigante de los medios sociales a escala mundial, Facebook adaptó sus innovaciones más exitosas en sus propias plataformas, y desde entonces las acciones de Snap han cotizado mayormente por debajo de su oferta pública inicial. Microsoft se ha fijado como objetivo a Slack Technologies y su servicio de mensajería a través de Teams. La app de organización para empresas ha perdido más del 30% de su valor desde su oferta pública de venta en junio.

Del mismo modo, Apple está desafiando a los proveedores de contenidos como Spotify y Netflix a través de sus nuevos servicios de música, videos, juegos y noticias. En abril, Apple Music superó a Spotify en número de suscriptores en EEUU. El gigante de Cupertino tiene previsto gastar USD 6.000 millones en contenido para su servicio de video en streaming por suscripción este año. Aprovechando los rendimientos históricamente bajos de los bonos estadounidenses de grado de inversión, que han bajado de alrededor del 4,25% a principios de 2019 al 2,85% a finales de agosto, empresas como Apple, Disney, Deere, Caterpillar y Coca-Cola emitieron a principios de septiembre bonos a 30 años por USD 75.000 millones para refinanciar su deuda, la mayor cantidad en una semana desde 1972.

Aunque tradicionalmente los tipos de interés bajos se han considerado indispensables para el crecimiento económico porque fomentan el consumo y la inversión, es posible que este no sea el caso cuando el precio del dinero es efectivamente nulo. Los beneficios de las políticas monetarias actuales han sido desigualmente distribuidos hacia las grandes corporaciones con mayor acceso a la deuda barata, en lugar de hacia los competidores más productivos. Pero no se puede culpar a las grandes empresas por aprovecharse de políticas monetarias que no han establecido.

La competencia, no el corporativismo, es la respuesta adecuada a los problemas del capitalismo.

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