"No tengo nada que vender excepto una parte de mi cuerpo, por favor, ayúdeme"

Un periodista del diario Los Angeles Times publicó un reportaje sobre el contrabando ilegal de órganos y empezó a recibir mensajes de personas que querían vender un riñón

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Jatav, de 23 años, muestra la herida de la operación en la que le extirparon un riñón con la promesa de pagarle, no lo hicieron, y denunció el caso al periodista (Foto: Los Angeles Times)
Jatav, de 23 años, muestra la herida de la operación en la que le extirparon un riñón con la promesa de pagarle, no lo hicieron, y denunció el caso al periodista (Foto: Los Angeles Times)

Poco después de haber publicado un reportaje sobre la venta ilegal de órganos en la India, un periodista empezó a recibir mensajes de personas de todas partes del mundo que querían vender un riñón.

A fines de 2016, Shashank Bengali, corresponsal del diario Los Angeles Times para el sur de Asia, dio a conocer el caso de Jatav, un joven de 23 años residente en la ciudad india de Mumbai a quien unos médicos inescrupulosos implicados en una red de contrabando de órganos le dijeron que no había diferencia entre donar un riñón y donar sangre.

Algunos de los mensajes recibidos por el periodista de Los Angeles Times Shashank Bengali después que publicó el caso de Jatav
Algunos de los mensajes recibidos por el periodista de Los Angeles Times Shashank Bengali después que publicó el caso de Jatav

Jatav se había mudado del campo a Mumbai para conseguir empleo y mantener a sus padres ancianos y a sus hermanos minusválidos.  El dueño del negocio donde trabajaba y dormía le presentó a alguien que supuestamente iba a ayudarlo.

Terminó en el hospital, le extirparon un riñón, no le pagaron como habían prometido, y se puso en contacto con el periodista para hacer la denuncia.

Unos meses después que apareciera la historia, cuenta el reportero, le llegó el primer mensaje, en enero de 2017.  Era un hombre de 27 años de Bangladesh que le escribía en un inglés incómodo: "Señor, yo vender mi cuerpo un riñón". Indicaba su tipo de sangre, A negativa, y agregaba que el dinero era un problema para la gente pobre en su país.

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Bengali no respondió, pensando que se trataba simplemente del tipo de mensaje curioso que reciben los periodistas.  Cinco meses más tarde le llegaba otro de un tal Manjunath desde la India: "¿Cómo vendo mi riñón, Bro? Por favoooor, ayúdame. Necesito dinero".

Esta vez sí respondió. "¿Por qué quieres venderlo?El matrimonio de mi hermana y algunos problemas en la familia, le respondió el hombre. Bengali le dijo que la venta de órganos era ilegal en India y no volvió a recibir mensajes de Manjunath.

La avalancha llegó después que publicara un reportaje sobre las ventas de órganos en Irán, el único país donde el gobierno maneja un mercado legal de compraventa de riñones.

Shashank Bengali, corresponsal del diario Los Angeles Times para el sur de Asia
Shashank Bengali, corresponsal del diario Los Angeles Times para el sur de Asia

Además de la India, los remitentes eran de Perú, Rusia, Kenia, Croacia, Alemania y Nigeria.  Había incluso uno de Estados Unidos que se presentaba como ex marine y pedía medio millón de dólares y una casa nueva, cuenta el periodista.

El mes pasado recibió uno de Colombia por el cual supo que en español "kidney" es riñón.  Llegaban tantos, que hizo una cuenta aparte para todos los mensajes que entraran con la palabra riñón en el texto.

Entonces empezó a preguntarse si no estarían tratando de hacerle caer en una trampa.   Pero no, era mucho más sencillo.  Escribió "vender mi riñón" en Google y la primera página de resultados de la búsqueda incluía sus dos reportajes.

La ciudad india de Mumbai
La ciudad india de Mumbai

Bengali pone en su recuento los dos lados del debate sobre la pertinencia de legalizar la venta de órganos.

Por una parte están la Organización Mundial de la Salud y todos los médicos que sostienen que hacerlo pondría en riesgo la vida de millones de personas pobres que iban a ver en esa opción una salida a sus problemas.  De la otra, los que aseguran, como un hombre de la Florida, que si el que vende resuelve sus problemas financieros y el que lo compra salva la vida, todo el mundo sale ganando.

Y cita textualmente algunos de los mensajes que recibía:

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"Quiero donar mi riñón por dinero por favor ayudeme mi grupo sanguíneo es O positivo".

"Estoy listo para venderle riñones a cualquiera en cualquier lugar del mundo. Tengo muchos problemas financieros y voy a pagar este dinero para la vida de mi hijo".

"Necesito dinero para ayudar a mi familia por ahora la cosa no va bien en mi familia por favor señor ayude y diga algo".

Y no faltaban los oportunistas, escribe Bengali, como el tipo de Camerún que se ofrecía de intermediario en una transacción entre paciente y vendedor y prometía darle al periodista una parte de las ganancias.  Ese mensaje se presentaba como una "propuesta de negocios".

Todo empezó con el testimonio de Jatav, a quien los médicos implicados en la red de tráfico de órganos le dijeron que no había diferencia entre donar un riñón y donar sangre
Todo empezó con el testimonio de Jatav, a quien los médicos implicados en la red de tráfico de órganos le dijeron que no había diferencia entre donar un riñón y donar sangre

A algunos les respondió y, por cierto, dice, no quedaban muy contentos al enterarse de que en Irán, el único lugar donde la compraventa de órganos está legalmente controlada por el gobierno, el que vende recibe menos de USD 4.000.

En casos como el de otro joven indio, Vikash, supo que había personas dispuestas a vender su riñón para saldar una deuda de USD 1.700.  Le dijo que era ilegal y le recomendó no hacerlo.  Y la respuesta del muchacho lo apresuró a terminar una conversación que lamentaba haber iniciado.

"No tengo nada que vender excepto una parte de mi cuerpo. Por favor, ayúdeme".

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