Tiene 43 años, transita sus séptimos Juegos Olímpicos y hasta Pelé se rindió a sus pies: Formiga, la futbolista brasileña que rompe todos los récords

En Francia 2019 se había convertido en la jugadora de mayor edad en disputar un Mundial. Y ahora va por la medalla de oro en Tokio 2020. Sinónimo de historia del fútbol, es considerada una luchadora dentro y fuera de la cancha

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Formiga disputa su séptimo Juego Olímpico en Tokio 2020 (Photo by Pablo Morano/BSR Agency/Getty Images)
Formiga disputa su séptimo Juego Olímpico en Tokio 2020 (Photo by Pablo Morano/BSR Agency/Getty Images)

Siete parece ser el número de la suerte de Formiga. Esa es la cantidad de Juegos Olímpicos que ha disputado y también de Mundiales en los que ha participado esta futbolista brasileña de 43 años. Nadie, en la rama femenina o masculina, ha logrado llegar a esos registros en la historia del fútbol. Tokio 2020 se convirtió en la cita en la que agigantó su leyenda y en la que espera sumar un nuevo hito para una carrera plagada de números increíbles.

Miraildes Maciel Mota, el nombre que consta en su documento pero que casi nadie conoce, es sinónimo de historia del fútbol. Nacida el 3 de marzo de 1978 en Salvador de Bahía, debió batallar contra numerosas adversidades para consolidar su carrera deportiva. Uno de los primeros escollos con los que se enfrentó fueron la tragedia y la pobreza: su padre murió cuando tenía tan solo ocho meses y su madre quedó al cuidado de ella y de sus tres hermanos mayores en soledad.

La calle fue el lugar en el que empezó a patear una pelota cuando tenía unos siete años. Lo hacía allí porque no existían espacios como escuelitas o clubes donde pudiera formarse y siempre se encontraba en compañía de amigos varones ya que no había otras niñas que se sumaran a esos juegos. Esa situación le trajo algunos choques con sus hermanos, quienes no consideraban que esa actividad fuera para ella y que recién en la adultez lograron aceptar la pasión que ella sentía por el deporte. Su madre, por el contrario, siempre fue su gran sostén.

Un reclutador la observó cuando recién entraba en su adolescencia y la conectó con el San Pablo. Formiga, que todavía no llevaba ese apodo y que simplemente era Mira, hizo las valijas y se mudó a más de 2 mil kilómetros del Nordeste brasileño para iniciar una carrera que hasta el día de hoy está en plena vigencia. En 1993, con tan solo 15 años, debutó en la primera división del club paulista. Sus buenas actuaciones le permitieron ser convocada a la selección de Brasil y su debut fue en la previa del Mundial de Suecia de 1995, cita a la que acudiría con tan solo 17 años.

La brasileña ostenta el récord de ser la jugadora de mayor edad en haber disputado en Mundial (Photo by Zhizhao Wu/Getty Images)
La brasileña ostenta el récord de ser la jugadora de mayor edad en haber disputado en Mundial (Photo by Zhizhao Wu/Getty Images)

Su particular apodo (Formiga quiere decir Hormiga en portugués) se lo debe a un hincha que la vio jugar durante su juventud en Salvador de Bahía y que pronto advirtió su capacidad para brindarse por lo colectivo, por ser una ardua trabajadora que aporta equilibrio, sacrificio y eficiencia en pos de la victoria. “Al principio no me gustaba mucho. Pensé que era raro. ‘¿Qué, tengo antenas?’”, contó tiempo atrás la futbolista en una entrevista con el New York Times. Con los años no solo se acostumbró a esa forma de llamarla, sino que hasta comenzó a gustarle por cómo la describía dentro de la cancha: “Mientras más decía que no me gustaba, más me llamaban así y terminé por decir: ‘Me rindo, díganme así’. La verdad que fue un apodo perfecto porque es muy consistente con mi juego. Y ahora nadie se sabe mi nombre; solo mi familia me llama Mira y todo el mundo me dice Formiga”.

El fútbol la ha llevado por distintas partes del mundo: la mediocampista ha jugado en más de diez equipos de cuatro países diferentes. No solo ha pasado por distintos clubes de su país, sino que también ha tenido experiencias en las ligas de Suecia y en la de Estados Unidos. Hace algunas semanas se confirmó su regreso al San Pablo, el club que la vio nacer como jugadora, luego de cuatro temporadas en el poderoso París Saint Germain de Francia.

Formiga es una máquina de romper récords y es parte del selecto grupo de jugadoras que registran más de 200 participaciones con sus respectivas selecciones. Ni Cafú, quien más partidos ha jugado con el equipo masculino de Brasil (142), logra alcanzarla. Además, la mediocampista ostenta otro valioso registro: en Francia 2019, con 41 años, se convirtió en la futbolista de mayor edad en disputar un Mundial. En ese torneo había 150 jugadoras que aún no habían nacido cuando ella ya había debutado en Primera (una de ellas era su compañera Geyse, nacida en 1998). En 2016, en tanto, había alcanzado otro hito en su carrera al convertirse en la primera mujer en recibir la Bola de Plata, el tradicional premio que cada año se entrega a los mejores futbolistas brasileños.

Junto a Neymar, durante su paso por el PSG de Francia (@oficial_formiga)
Junto a Neymar, durante su paso por el PSG de Francia (@oficial_formiga)

Nadie en la historia del fútbol -masculino o femenino- ha jugado tantos Mundiales y Juegos Olímpicos como ella. Esa trayectoria la convierte en una referente que le ha valido hasta el reconocimiento del propio Pelé, quien le envió un video en la previa de Tokio 2020 en la que la llama “Mi amiga Formiga”. O Rei la felicitó por romper otro récord y la alentó a llevar la medalla dorada para Brasil.

Pero la figura de la nacida en Salvador no solo brilla dentro de la cancha. Fuera de ella se ha convertido en una gran luchadora por los derechos de las jugadoras y por el crecimiento del fútbol femenino en su país. En 2016, de hecho, renunció a su selección luego de que la Federación decidiera despedir a la entrenadora Emily Lima y firmó una carta en la que pedía mayor seriedad en el trabajo y más inversión para fortalecer la disciplina. Dos años después decidió volver a vestir los colores de la Verdeamarela luego de que el DT Vadao la convenciera de que, aún a sus 40 años, no había nadie que pudiera reemplazarla en su posición.

Como mujer negra y oriunda de una zona pobre de Brasil, también debió padecer el racismo. En varias ocasiones ha contado que una vez debió soportar que un aficionado la llamara “mono” desde las gradas durante todo un partido. Ese mismo hombre se acercó una vez terminado el encuentro para pedirle una foto y ella accedió, pero le dijo que tenía que enmarcar esa imagen como un recordatorio de la vergüenza que debía sentir por el resto de su vida por su comportamiento. El fanático racista se retiró del estadio abucheado por el resto de los presentes.

En sus redes sociales, Formiga suele mostrarse abiertamente con su pareja, Erica. En su cuenta también tiene alguna foto con Neymar, de la época en la que ambos jugaban en el PSG. A pesar de que los dos son brasileños y grandes estrellas del fútbol de su país, quienes conocen a la mediocampista aseguran que durante su paso por el club de la capital francesa no solía compartir mucho con sus compatriotas del equipo masculino. Siempre apostó a tener una vida austera y lejos de los flashes: igual que dentro de la cancha, busca pasar desapercibida y no llamar la atención como individualidad.

Formiga junto a su pareja, Erica (@oficial_formiga)
Formiga junto a su pareja, Erica (@oficial_formiga)

Cuando se retire, un paso que aún no tiene una fecha concreta, la futbolista quiere trabajar por el crecimiento del fútbol femenino en su país. Con ese objetivo apuesta a comenzar una carrera como entrenadora, un campo que aún está dominado por los hombres blancos en Brasil. “Hay más equipos en la liga femenina, más campeonatos y más mujeres que quieren jugar, pero las estructuras son mínimas. Las chicas necesitan más oportunidades y más entrenamiento”, aseguró en una entrevista reciente. Y agregó: “Necesitamos acelerar el proceso para tener nuevas chicas, pero no hay espacios para ellas. En Alemania o Estados Unidos pueden refrescar sus equipos porque tienen ligas fuertes, entonces quien sea entrenador no batalla con encontrar a otra Marta o Cristiane. En Brasil sí se le dificulta”.

Al lado de otra gran figura histórica del fútbol femenino como Marta, quien con su doblete en el partido del debut ante China se convirtió en la primera mujer en marcar goles en cinco diferentes Juegos Olímpicos, Formiga busca llevar a Brasil a lo más alto en Tokio 2020. El equipo ya está en cuartos de final y se medirá ante Canadá el viernes 30 de julio por un lugar en las semis. La mujer que lleva el número 8 en la espalda buscará romper el maleficio de las dos finales perdidas de manera consecutiva ante Estados Unidos en Atenas 2004 y Beijing 2008 para alzarse por primera vez con la medalla dorada. A los 43 años, su hambre de gloria está más voraz que nunca.

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