“Nos sedujo, dijo que era virgen y mayor de edad”: el ‘libreto’ desestimado de los soldados que violaron a la niña embera en Risaralda

En un juicio que se adelantó en agosto, los siete soldados rindieron testimonio juramentado de lo que, según ellos, sucedió el día en el que violaron a una niña indígena de 12 años.

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Un grupo de indígenas embera-chamí. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
Un grupo de indígenas embera-chamí. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

Este jueves la Procuraduría General de la Nación destituyó e inhabilitó, con la pena más alta de 20 años, a los sietes soldados que violaron y secuestraron a una niña embera de 12 años el 21 de junio de 2020, en el corregimiento Santa Cecilia de Pueblo Rico, Risaralda. En un juicio el pasado 13 de agosto, la Procuraduría escuchó los testimonios de los soldados implicados y concluyó que se armó una coartada para declararse inocentes e inculpar a la menor por lo sucedido. Los testimonios fueron revelados por el diario El Espectador.

Según Juan Camilo Morales Povea, quien para la Procuraduría es el primer implicado del crimen, nunca se encontró con ninguna niña. Dijo que él estaba detrás de un “pedazo de monte” sentado en una silla prestando su turno, cuando siente que alguien viene caminando y se da cuenta que es una mujer. El exsoldado dijo que él le preguntó por la razón de su presencia en el lugar y le recomendó que se fuera para su casa, pero ante eso, juramentó Morales, ella lo tocó. También dijo que nunca llamó a sus compañeros sino que en ese momento vio cómo se acercaba otro soldado, “él me notó asustado y me preguntó que qué había pasado y yo le dije que ahí detrás de las matas había una mujer y me fui hacia mi área privada, mi cambuche”, recogió El Espectador.

La versión que arrojó la investigación contrasta completamente con esta ya que, según la Procuraduría, Morales contactó a la niña durante la tarde para que fuera al colegio Pio Xll en su turno de centinela, entre las 6 p.m. y 8 p.m.

Yair Stiven Gonzáles dijo que él salió del cambuche para fumarse un cigarrillo y que pasados unos minutos, vio a una “mujer indígena” en medio del momento y esta le dijo que era mayor de edad. “Ella llega y me dice que no, que la familia está tomando, que la mamá y la hermana estaban tomando y que en el momento se encontraba sola. Le dije yo: ‘¿y a usted no le da miedo que le pase algo?’ Ella me dijo que no y que tenía 19 años”, juramentó también González. Agregó que le preguntó sobre su virginidad, a lo que ella le respondió, según él, que no era virgen. Seguido a esto, aseguró que la “mujer” se le ofreció y que le dijo que quería “recochar” por lo que finalmente tuvieron relaciones.

Un testimonio parecido rindió José Luis Holguín quien dijo que ella le había preguntado si le daba miedo estar con una mujer, a lo que este dijo que no. “Le pregunté que si ella era mayor de edad y me dijo que sí, que si ella era virgen y me dijo que no, y también le pregunté que si había estado con otras personas y ella me dijo que sí, pero con gente del pueblo”, relató. Dijo que a partir de sus respuestas le creyó y tuvieron relaciones.

El testimonio de la niña, quién contó explícitamente cómo sucedió la violación, va en contravía con el de estos soldados. La menor afirmó que estos la tomaron de las manos y le taparon la boca, además, se comprobó que sí había un cambuche, pero que en él retuvieron a la niña, lo que la Procuraduría determinó como secuestro.

Según reporta El Espectador, Juan David Guaidía y Oscar Eduardo Gil dieron testimonios parecidos donde conectaron el encuentro entre los soldados. El testimonio de Guaidía señalaba que estaban acostados y que tres “lanzas” lo llamaron para fumar cigarrillo. Luego dijo que un compañero le avisó de una “mujer” que lo esperaba y cuando se acercó a ella le preguntó que por qué estaba ahí sentada sola y que ella le respondió que había peleado con la hermana y “llegó y me agarró bien duro”.

En el caso de Deyson Andrés Isaza, este dijo que recibió una llamada de sus compañeros para que conociera de una “mujer indígena” que andaba por el lugar. Dijo que cuando llega al sitio, entre la oscuridad, esta persona le hace señas y que empiezan a dialogar. Isaza afirmó que le preguntó, al igual que todos los demás, por la razón de su presencia en el lugar porque se le hacía raro que estuviera ahí a esas horas.

Por su parte, Luis Fernando Mangaret, quien fue el único que demostró que no accedió a la menor, pero sí respondió por omisión y secuestro, dijo que “solo cumplía con su trabajo” de centinela.

Según relata el diario, para la Procuraduría todos estos relatos son un libreto mal concebido para tratar de hipersexualizar a una “mujer”, negando la verdadera edad y apariencia de la víctima de 12 años.