El cometa 3I/ATLAS se despertó antes de lo previsto. La radiación solar elevó su temperatura y provocó que su superficie expulsara chorros de vapor y partículas que captaron la atención de los astrónomos de todo el mundo.
Esta “activación” quedó registrada en imágenes recientes que mostraron una coma en expansión y un núcleo más dinámico de lo habitual en objetos recién ingresados al Sistema Solar.
Los especialistas señalaron que esta reacción temprana permitió estudiar su composición con una nitidez excepcional y que, gracias a este proceso, surgió uno de los hallazgos más inesperados del año: la presencia abundante de metanol y cianuro de hidrógeno, dos moléculas cruciales en la química prebiótica.
La relevancia de la activación del cometa no se limita a un mero cambio visual. Ese proceso liberó volúmenes suficientes de gas como para que distintos telescopios pudieran medir la proporción de compuestos orgánicos en su interior.
El aumento en la temperatura funcionó como una especie de bisturí natural que abrió el núcleo de 3I/ATLAS y permitió que los instrumentos de ALMA, y de los telescopios Hubble y del James Webb analizaran su estructura química con una precisión inédita.
A partir de ese momento, el visitante interestelar se convirtió en un laboratorio natural que ofreció pistas sobre cómo pudieron formarse moléculas esenciales para la vida en otros rincones de la galaxia.
La extraordinaria química oculta en un visitante de otro sistema estelar

El Telescopio ALMA, ubicado en el desierto de Atacama, aportó la sorpresa más resonante. El equipo dirigido por Martin Cordiner detectó que 3I/ATLAS expulsa metanol (CH₃OH) a un ritmo cercano a los 40 kilogramos por segundo. Ese valor cuadruplica las proporciones habituales en los cometas locales y marca un registro excepcional para un objeto recién llegado desde el espacio interestelar.
Además del metanol, ALMA identificó cianuro de hidrógeno (HCN), un precursor fundamental para la síntesis de aminoácidos y bases nitrogenadas.
Estas detecciones no solo destacan por su abundancia, sino por la relación entre ambas moléculas. Según el estudio publicado en arXiv, solo el cometa C/2016 R2 presentó proporciones similares, lo que sugiere que 3I/ATLAS proviene de un entorno químico completamente distinto al que modeló los cometas del Sistema Solar.
Cordiner lo explicó con claridad: “Moléculas como el cianuro de hidrógeno y el metanol están en abundancias traza y no son los constituyentes dominantes de nuestros propios cometas”. Y añadió: “Aquí vemos que, en realidad, en este cometa alienígena son muy abundantes”.
El comportamiento químico del metanol despertó aún más interés. Parte de este compuesto proviene del núcleo, pero también aparece en la coma, lo que sugiere que no se limita a un depósito congelado que se libera por sublimación. Los científicos sospechan que el cometa experimenta reacciones adicionales estimuladas por la radiación solar, lo cual reforzó la idea de que 3I/ATLAS expone una química activa y compleja.
“Parece realmente implausible químicamente que pudieras seguir un camino hacia una complejidad química muy alta sin producir metanol”, agregó Cordiner.

El metanol funciona como un ladrillo molecular temprano en la cadena que conduce hacia moléculas más sofisticadas. No implica la existencia de vida, pero sí señala un entorno proclive a la síntesis de compuestos orgánicos que pueden avanzar hacia estructuras más complejas.
El hecho de que un cometa proveniente de otro sistema estelar exhiba estas propiedades desafía las comparaciones tradicionales y abre nuevas hipótesis sobre los mecanismos químicos que operan en distintos sectores de la galaxia.
La aproximación del 19 de diciembre y el fenómeno que desató fascinación global

El cometa avanza rumbo a su máximo acercamiento a la Tierra, previsto para el 19 de diciembre, cuando pasará a unos 270 millones de kilómetros. Su velocidad, cercana a los 60 kilómetros por segundo, refleja la fuerza dinámica de su trayectoria hiperbólica. Aunque no representa una amenaza, su acercamiento funciona como una oportunidad única para observarlo en un punto crítico de su actividad, mientras continúa liberando gases inducidos por la radiación solar.
3I/ATLAS no solo movilizó a los observatorios terrestres. También despertó un esfuerzo coordinado sin precedentes dentro de la comunidad internacional. El Hubble y el James Webb monitorean constantemente su evolución, mientras que la Agencia Espacial Europea orientó sondas como Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter para registrar datos adicionales. Las agencias buscan aprovechar cada instante antes de que el cometa retome su camino hacia los confines de la Vía Láctea.
Su activación temprana, detectada poco después de su entrada al Sistema Solar, fue uno de los puntos más comentados. La expulsión de gases y polvo creó un fenómeno visible incluso para instrumentos de nivel medio y alimentó debates científicos y culturales. El cometa se convirtió rápidamente en un objeto de fascinación; se multiplicaron las explicaciones, las hipótesis y, como ocurre ante cada evento astronómico de gran impacto mediático, también las teorías disparatadas que circularon por redes sociales.
Pero detrás del ruido informativo, la ciencia mantuvo su foco en lo esencial. Los especialistas valoran especialmente la actividad intensa en su núcleo porque, cuanto mayor es la liberación de material, mayor es la cantidad de señales químicas disponibles para analizar.
Los astrónomos europeos celebraron esta inusual vitalidad y destacaron que permite comparar su química con la de otros cometas de la Vía Láctea para entender procesos que probablemente suceden en regiones donde ninguna sonda puede llegar.
A medida que el cometa sigue acercándose al Sol, crece la expectativa por registrar variaciones en sus proporciones moleculares. Los científicos esperan comprobar si la abundancia de metanol responde a las condiciones frías y primitivas del entorno donde se formó o si se incrementó por el estímulo térmico que experimentó en su paso actual.
El 19 de diciembre se perfila como una fecha clave porque brindará un punto de máxima actividad y visibilidad. Cada instrumento disponible apunta a capturar esos momentos críticos antes de que 3I/ATLAS continúe su viaje hacia la oscuridad interestelar.
Cuando finalmente se aleje, dejará atrás una colección inmensa de datos que los expertos estudiarán durante años. Su química poco común, su activación temprana y su comportamiento intensamente dinámico aportaron un capítulo nuevo para la astronomía moderna. Pero, sobre todo, ofreció algo más valioso: la posibilidad de observar de manera directa cómo se comportan los materiales que conforman los mundos en los que nunca podremos aterrizar.
El cometa 3I/ATLAS no solo activó su superficie. Activó también la imaginación científica y abrió un nuevo camino en la comprensión de la química que podría extenderse por la galaxia.
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