De seda con efecto mate, con escote barco y de manga larga así deslumbró vestida de novia, la nueva Duquesa de Sussex, más conocida como Meghan Markle. Un diseño refinado y clásico obra de la la diseñadora británica Clare Waight Keller, directora artística de la casa de alta costura francesa Givenchy .
El modelo nupcial debió ser aprobado por la reina Isabel II. La soberana estuvo pendiente de cada uno de los detalles de este gran día. Hubo mucha especulación previa con respecto a quién sería el encargado.
El maquillaje y el recogido acompañaban la impronta protocolar pero a la vez distentidade la ceremonia religiosa que tuvo lugar en la capilla de St George.
De la tiara de diamantes y piedras preciosas, labrada en platino parte de la colección del joyero real, se desprendía el extenso velo de más de cinco metros de organza con el reborde bordado en encaje.
El diseño del accesorio nupcial escondía un mensaje oculto: 53 rosas bordadas a mano que dibujan una enredadera. Un claro homenaje a los 53 países que forman parte la Commonwealth. Cada unidad representa la flor típica de cada país miembro de la comunidad.
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