Julieta Venegas, a solas con Teleshow: la cuarentena en Buenos Aires, la nueva realidad y el show que dará de manera virtual

La cantante mexicana dará un recital por streaming por primera vez este sábado, pero antes habló de su vida en la Argentina, los cambios más profundos que vivió y de la influencia de las canciones familiares en su repertorio

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Julieta Venegas
Julieta Venegas

Hace poco más de tres años que Julieta Venegas decidió vivir en Argentina. Motivos para irse de la Ciudad de México no le faltaban, aunque su carrera construida con fuertes bases en ese territorio también le daban muchas razones para quedarse. Nacida en los Estados Unidos, criada en Tijuana, Julieta vivía en la capital mexicana desde los 21 años, cerca del smog, del ruido, y también de su familia, de sus músicos, de su estudio. Quemar las naves fue un desafío, se animó y ese coraje la empujó a seguir generando.

En Buenos Aires, se animó a actuar sola en un escenario. Claro que tenía experiencia, pero como cantante y no como actriz. Al frente de La Enamorada, un unipersonal escrito por Santiago Loza, dirigido por Guillermo Cacace y producido por Romina Chepe, se lució en El Picadero mostrando otra faceta. Y le gustó. Este año, el confinamiento también le abrió nuevas oportunidades: encontrarse más con las amigas que están lejos, retomar sus clases de yoga a la distancia y planear un show en vivo, pero en streaming.

Este sábado, desde algún escenario porteño que ya se está engalanando para la ocasión, Julieta Venegas cantará en directo. Las entradas están a la venta y no solo habrá escenario, sonido y luces como en cualquier otro recital, también habrá una banda soporte, Yorka, de Chile. El dúo indie hará la previa de un encuentro extraño, íntimo, diferente. “Es un reto lindo porque es como que voy a estar en la casa de la gente”, adelanta Venegas.

Julieta Venegas
Julieta Venegas

—Este sábado darás un show vía streaming, con todo el trabajo que eso conlleva, con la adrenalina del vivo, pero esta vez sin gente presente. ¿Cómo pensás lograr el clima a través de la tecnología?

—No hay manera de pensarlo, es una experiencia nueva. En el sentido del ensayo estoy pensándolo como un show en vivo, no hay otra manera… Creo que estoy más nerviosa todavía, como que voy a tener una lupa. Es otra forma de estar que puede ser que no sea lo mismo, pero también es una manera de compartir. Es la que tenemos ahorita. En este momento no podemos hacer un show en un teatro ni con mucha ni con poca gente. Vi que hay un montón de amigos en España que están haciendo shows con público limitado, pero aquí aún no se puede.

—¿Cómo conectaste con lo virtual en los últimos meses?

—En un principio tenía total rechazo, pero ahora ya hacemos videollamadas con mi familia en México, con amigas en Tijuana, tomamos unos mezcales… Ahora ya socialmente me resulta tan natural decirles a unas amigas en México “juntémonos hoy”. Es algo que jamás lo hacíamos cuando yo vivía en la ciudad porque es tan grande la ciudad de México que era muy complicado juntarse. Ahora esta cuestión de poder encontrarnos en una pantalla resulta rara, pero me gusta. Quisiera no perderlo cuando volvamos a la normalidad, aunque luego ya empieza la vida diaria y te pierdes en una vorágine. Son espacios para platicar con la gente que quiero y darme ese tiempo, ver a mi familia una vez por semana. Con mis amigas y mis amigos de acá no lo hacemos porque ya estamos pensando que nos vamos a poder ver en una semana, dos, aunque no se ha podido todavía. Hay como una cuestión para mí, en mi cabeza, con los que están lejos de “veámonos un rato” y estamos en lo mismo ¡todo mundo! Mis papás, mis amigas, nosotros.

—Sos admiradora de la poeta Mary Oliver, que tiene un estilo muy naturalista, sin metáforas, ¿en qué cosas encontrás un paralelo con tu obra, con tus canciones?

—Siempre digo que leerla me hace querer ser mejor persona porque es muy hermosa su manera de percibir, de contar, esa sencillez y esa emotividad con la naturaleza, te hace sentir como si estuvieras en un bosque o viendo a un animalito, hay algo que es muy bello. Y sí me identifico mucho con ella y con otras poetas con las que siento que conecto como Wisława Szymborska o Mirta Rosenberg. Me gusta esta cosa directa de sentir a alguien dirigiéndose de una manera que me emociona un montón.

Juan Carr y Julieta Venegas en Plaza de Mayo
Juan Carr y Julieta Venegas en Plaza de Mayo

—En esto de ser directa como estas poetizas, de irse despojando de lo que sobra, ya sea en el lenguaje o en la vida, ¿qué cosas te sacaste de encima en los últimos años?

—¡Pues desarmé todo! Cuando me vine a la Argentina, desarmé mi equipo, desarmé mi estudio, desarmé mi banda, todo lo que yo percibía como parte de mi personalidad. Que no era mi personalidad, sino que era mi carrera, lo desarmé para volver a encontrarme con la música otra vez y que fuera solamente mía, solamente personal. Me costó mucho trabajo llegar a ese punto porque no entendía lo que me pasaba, yo estaba contenta, eso pensaba. Me gusta mucho la carrera que construí, pero en un momento sentí que me estaba esclavizando muy fuertemente. Ya no tenía la libertad de sentarme a tocar el piano, y otras cosas que no tenían que ver con mi carrera. Así que tuve que desarmar todo. Eso me dio la posibilidad de encontrarme con otras cosas como fue el caso del teatro, yo no sé si me hubiera animado a hacer teatro en México, con cómo tenía mi vida armada, yo creo que no me hubiera animado a hacerlo. Venir a Buenos Aires, encontrarme con el teatro desde otro lugar… Yo había musicalizado teatro, pero nunca había actuado en algo así como un monólogo, nunca me he considerado actriz, no era parte de mis ambiciones, ni un pendiente. Fue una necesidad de expresarme en otro lugar y en otro punto, y encontrarme en una situación de aprendizaje absoluto. Hay cosas que, según yo, las sabía, cómo estar en un escenario, pero las vuelves a aprender.

—El teatro, el mundo virtual, son espacios nuevos que fuiste conquistando. ¿Qué otros espacios nuevos fuiste encontrando últimamente?

—Cuando empezó la cuarentena yo no tenía ningún tipo de equipo para grabarme, así que me enfoqué en escribir. También estoy tomando clases de yoga con mi hermana en México. Había hecho yoga hace años y no había retomado hasta ahora, también tenía años queriendo hacer meditación y lo estoy haciendo a diario desde hace varios meses. Eso cambió mi estado y me generó una sensación de poder soltar, de aceptación. Yo soy de ponerme dura y de querer entender y quizás no hay que entender mucho, solo hay que tratar de soltarnos un poco y aprender en este momento.

—Pasaste de vivir en Ciudad de México a vivir en Buenos Aires que también es una gran ciudad, ¿por qué seguís eligiendo vivir en una urbe?

—Me gustan mucho las ciudades, aunque yo no sé si diría que Buenos Aires es grande comparada con la Ciudad de México. Hay una gran diferencia, yo lo vivo como que vine a un lugar más accesible y más chico, aunque acá todo el mundo me dice “¿cómo vas a decir que esta es una ciudad chica? ¡Buenos Aires es una locura!”. Y yo digo sí, pero la Ciudad de México es un nivel de locura que te afecta en todo: la contaminación, el tráfico, cómo moverte. Es todo un paquete muy grande que a mí me abrumó, creo que los últimos dos años en Ciudad de México yo ya estaba muy agobiada porque además criar a una hija ahí es fuerte. Así que cuando el papá de mi hija me dijo que se venía para acá, dije listo vámonos. Y conocí a mi pareja cuando ya el papá de mi hija tenía decidido venirse así que todo me empujó hacia acá. Estoy súper contenta, la ciudad tiene su gente… Eso es algo que extraño un montón desde que empezó el encierro, la posibilidad de ver gente, ni siquiera gente que conoces. En Buenos Aires la gente es muy abierta, te cuenta cosas, son muy metidos, es muy divertido eso, cuando vas en un transporte, hay una cosa de cuidarse que es muy lindo. Hay una gran solidaridad. Me encanta la gente de acá y en estos días lindos me gustaría, por ejemplo, poder estar en una plaza.

Charly García, Julieta Venegas y Palito Ortega cantan juntos

—Cantaste la canción “Sabiéndose de los descalzos” junto a Mercedes Sosa en su disco Cantora. ¿Cómo conectás y cómo llegás al folclore argentino?

—La verdad es que me había llegado muy poco y yo conocía poco y nada del folclore argentino, lo he ido conociendo con amigas que me pasan canciones o me invitan a shows, bueno ahorita no me invitan (risas). Voy conociendo poco a poco estando aquí y se me hace bonito porque es muy diferente al folclore que se hace en México. Esta cosa de volver a la guitarra y tantos ritmos que tienen… Conocer esa riqueza es un proceso, no me considero para nada experta, simplemente me sorprendo cada vez que escucho a alguien nuevo. El bombo legüero me parece hermoso y procuro utilizarlo mucho, ya lo usé cuando hice el unplugged y ahora con las últimas canciones que grabé también he usado bombo. Creo que tiene una dinámica muy bonita.

—Mencionás el momento de mudarte a Argentina como una crisis positiva en tu vida y tu carrera, ¿qué otros quiebres creés que te marcaron?

—Cuando me vine de México había algo que yo no tenía del todo procesado que tenía que ver con que yo no estaba feliz en donde estaba, en mi carrera, en mi vida. Cuando llegué a la Ciudad de México (desde Tijuana) fue muy fuerte y no sé si yo estaba mentalmente preparada para lo que me enfrentaba. Una mudanza siempre es una mudanza… Igual fue muy bonito y muy eléctrico todo ese momento de mi vida. Creo que cuando terminé el proceso de mi segundo disco, Bueninvento (editado en el año 2000) tocarlo, girar con él, tuve un momento de ¿quién quiero ser yo artísticamente? ¿Hacia dónde quiero ir? Estuve un año componiendo, escribiendo, nadie me contestaba el teléfono, ni la disquera, ni los productores con los que había trabajado, me di cuenta de que tenía que encontrar realmente lo que yo tenía que hacer y nadie lo iba a hacer por mí. Yo quería que alguien me dijera ¿por qué no pruebas por aquí? Sentía que lo que había hecho antes estaba bueno, pero tenía ganas de encontrar otra cosa, crecer de otra manera. Fue un año súper duro de escribir, borrar, tirar. Y después de eso cuando saqué el tercer disco, que fue muy opuesto al segundo, arrancó todo en otro nivel y la gente me empezó a conocer desde otro lugar. Ahí es que me di cuenta que la mayor influencia venía de mi familia, y yo lo había venido rechazando. Un día me dije yo quiero hacer una canción que cante mi mamá en la reunión con sus hermanas. Ahí es donde algo me hizo clic y empecé a componer con mucha gente y aprender un montón. Siento que ese fue un momento fuerte de mi proceso.

Julieta Venegas
Julieta Venegas

—Aunque estés instalada en Argentina, las raíces mexicanas siguen siendo muy fuertes en tu música. Colaboraste con Bronco, una banda que ya tiene 40 años de carrera, ¿qué seguís encontrando en la música regional de tu país que no encontrás en otros estilos?

—Yo amo a Bronco y voy a tocar la versión de “Adoro” en el show. Bronco me recuerda a cuando llegué a la Ciudad de México y andaba en transporte público y los escuchaba todo el tiempo. Tener 21 años, no tener idea de qué estaba haciendo ahí y sentirme como ¡qué es esta ciudad! Y escuchar a Bronco o a Selena era escuchar artistas que en ese momento me aterrizaban, era una manera de encontrar guías. Desde chica siempre estuvo la música en mi casa, mis papás siempre han sido muy de música, de escuchar todo el día, de darle valor a las canciones, de cantarlas en reuniones. La influencia de hacer canciones tiene que ver con mi familia, aunque no siempre lo percibí así. Yo antes rechazaba mucho lo que escuchábamos en mi casa porque lo cool era lo que escuchaba mi hermano en inglés, la música anglosajona y tal. Pero con el tiempo me di cuenta que yo siempre regreso a las canciones de Luis Alfredo, de Juan Gabriel, de José José, este romanticismo de Bronco, a los Tigres del Norte, la música popular es lo que me ha construido emocionalmente. Ya soy una combinación de eso, con mi manera de escribir y de expresar, pero siempre siento que regreso a esa esencia emocional de ir en auto en familia, a la playa, todos cantando, eso me construyó mucho como persona.

Julieta Venegas tocó para la gente en situación de calle en Plaza de Mayo

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