Carlos Rottemberg: "En estos tres años el teatro acumula un 25 % menos de espectadores"

Compartir
Compartir articulo

Con mil estrenos teatrales y 44 años de carrera, Carlos Rottemberg (61) no para. "Empecé esta profesión por vocación; no vengo de una familia de espectáculo. Creí ya a esta altura que me iban a declinar las ganas y fue todo lo contrario", dice el productor televisivo, que en mayo volverá a ser papá.

"Hace seis años estábamos en Londres viendo la función de teatro Matilda, cuando no había ni idea de un embarazo y Karina (Pérez, su mujer) dijo: 'Si alguna vez quedo embarazada y es una nena, se va a llamar Matilda'", cuenta Rottemberg, el productor que junto a su segunda mujer es padre de Nicolás que requirió siete tratamientos de fertilidad para llegar.

Este nuevo embarazo fue más fácil de lograr, uno de los embriones que tenían congelados se transfirió y prendió. "Estos dos años con Nicolás me aprendí todos los nombres de los superhéroes; ahora, a los 61 años, me tengo que aprender los nombres de las princesas", dice entusiasmado el flamante papá, que tiene un hijo mayor de 32 años y en este tiempo volvió a cambiar pañales junto a su nueva mujer.

Como si la paternidad demandara poco tiempo, Rottemberg no se detiene. Lleva una nueva versión de Brujas a Carlos Paz, está preparando Cabaret junto a Gustavo Yankelevich para estrenar en marzo. Presenta en Mar del Plata La jaula de las locas, Sugar, Nuevamente juntos (la revista de la familia Bal) y Chorros. Mientras en Buenos Aires siguen Atracción fatal, La ratonera, Cuerpos perfectos, Toc Toc y Qué hacemos con Walter. Además, estrena dos nuevos espectáculos, Enrique Pinti con Al fondo a la derecha y Manuel Wirtz, una obra sobre la paternidad después de los 50.

Su labor acaba ser premiada por la Cámara de Diputados, en reconocimiento a su trayectoria y aporte cultural. "Fue una sorpresa que me honró. Cuando me llamaron, sonó el teléfono desde el Congreso para decir que esta distinción me la proponían, acepté gustoso y pude decir unas cuentas palabras", recuerda sobre el acto que se llevó a cabo con la presencia de referentes del mundo artístico, cultural y político. "Qué bueno que se hayan unido los partidos por esto, ojalá por cosas más importantes a los efectos de la Nación pueda ver a todos los bloques unidos de esta manera firmando cosas en conjunto por el bienestar de la sociedad", dijo en su discurso y sostiene en esta charla con Teleshow.

Uno de los invitados que tuvo muy lindas palabras hacia el empresario teatral fue Luis Brandoni: "Con Beto nos unen 40 años de amistad y estamos en los últimos tiempos con pensamientos muy distintos sobre cómo vemos nuestro país. Eso no hizo mella nunca, porque cuando hay argumentos y cuando uno defiende ideas a partir de posturas honestas, poco importa quién tiene razón o quién esté equivocado. Brandoni es un tipo fundamentalmente honesto, que me consta por vivirlo".

"Cuando me hablan de la famosa grieta, en este mismo estudio alguna vez le contesté a Luis Novaresio que era un negocio y como yo no participo de ese negocio, por convicción y porque además no lo sabría hacer, lo miro de afuera. Pero me doy cuenta quiénes sacan rédito de ese negocio. Yo hago una grieta también, pero esa división pasa por honestos o deshonestos, no por cómo piensan", reflexiona Rottemberg.

—Siendo un hombre con opiniones tan claras, ¿por qué no incursionaste en política?

—Todos hacemos política, desde el ama de casa. Quien más política hace es aquel que dice: "A mí no me interesa la política, no hago política". ¿Qué es no hacer política? Si todo es política. Hasta la política familiar es una política. Mi profesión es otra. Soy de los que considera que hay que saber más. Una de las cosas que a veces les achaco a los políticos es que no están preparados para poder conducir y llevarnos a los que supuestamente tienen que dirigir.

—Remarcaste en varias oportunidades que, como empresario teatral, con privados lo que vos quieras, pero nunca con el Estado.

Nunca hice nada con ningún gobierno. Es una de las cosas que más satisfacción me da después de 44 años haciendo lo mismo. Ni siquiera fue premeditado no hacerlo; se fue dando. Hago una aclaración acá que es importante, sobre todo la actividad teatral que a partir de una ley de los años 50 ya está desgravada impositivamente, tiene una ley de fomento impositivo que es una contraprestación porque no se pueden demoler los edificios teatrales sin construir un teatro en el predio. Después, la frase la saco de un empresario italiano: "El riesgo es la justificación moral del empresario". La tomé y te diría que es una de las cosas que me traje en la valija del viaje. Por eso yo me cuido mucho quién me dicta moral. Estoy viejo para que me dicten moral. Sobre todo unos que se dan vuelta: en un momento son capitalistas y pasan de repente a ser socialistas cuando necesitan estatizar deudas o directamente transferirle al erario público el costo de algo que no supieron o no pudieron hacer.

—Beto Casella dijo que en algunos espectáculos se lava dinero.

—No lo escuché, me lo contaron y se lo pregunté. Beto no tenía muy claro de qué se trataba porque justamente la Sociedad de Empresarios de Teatro, los que somos teatristas, lo que más cuidamos es que no aparezcan borderaux inflados por encima de la recaudación real. Tengo una relación estupenda con Beto, y no le di mayor importancia.

—A pesar de no ser macrista el vínculo con el área de cultura lo rescatás.

—Sí. ¿Sabés por qué lo marco? Porque yo no voté por este Gobierno, entonces a mí, en tren de ser honesto y con todas las diferencias que tengo, antes quiero marcar cuando aparecen funcionarios que están dispuestos y predispuestos para defender la actividad, para atenderla, no a alguien en particular.

—¿Sin exigir que seas militante de este gobierno?

—Para nada. Tomo el caso de Enrique Avogadro, el ministro de Cultura de la Ciudad. Está siempre en todo lo que tiene que ver, por ejemplo, desde la habilitación de un teatro independiente hasta un acto en la Casa de Ana Frank. Por ejemplo, nosotros inauguramos el Multi Tabarís y el jefe de Gobierno, (HoracioRodríguez Larreta, también dijo que ante cualquier inconveniente avisemos. No hubo que avisarle nada. Puedo decir tranquilamente: "Yo no lo voté". Y tengo que decir: "A mí nadie me atendió más rápido el teléfono en el área de Cultura que este Gobierno". No todo es tan lineal.

—Pareciera que votamos lo menos malo o que votamos para que no gane otro. Todo parece encaminarse hacia quién no quiero que sea presidente en lugar de quién quiero que sea presidente.

—Claro. Yo hago un ejercicio: yo voto por historia y no por personas. Una vez le dije a Novaresio, aquí en Infobae, llevo la política al ámbito del teatro. La política es una obra de teatro que puede haber un libro que te guste más o menos, o un elenco que de un buen libro te haga un mal espectáculo, o que de un mal libro o regular te lo ayude a levantar. El problema es cuando el espectáculo baja mal a la platea. Siento lo mismo que siento cuando con las mejores intenciones nosotros presentamos un espectáculo y después de la primera función nos damos cuenta de que no salió.

—¿A Macri le crees las buenas intenciones?

—No tengo por qué no creerle. Pero los datos son elocuentes en contra. Y son elocuentes a partir de pasar meses y años, ya tres, y los datos no son a favor.

—Todos los años te preguntamos y tenemos el "Índice Rottemberg": ¿cómo cierra 2018 para el teatro?

—En 2018 nuestra actividad tiene dos dos variables. Una es una baja que acompaña a la economía, que será más o menos de 5% en el año. Por otro lado en la Ciudad de Buenos Aires el dato va a estar bien por debajo porque hay una coyuntura que es netamente del centro de Buenos Aires. No estaba previsto que iba a ser un año con más cortes de luces en fines de semana. Tres meses atrás, un sábado a la noche, se suspendieron 16 funciones de teatro con el público en las salas. No estaba previsto que, por ejemplo, se iba a hacer un corralito tan amplio con los Juegos de la Juventud. El G20 pasó lo mismo. La Copa Libertadores. En definitiva, al vallar el centro o al anunciarlo, ya el público no va.

—Y en el acumulado de los últimos tres años, ¿cuánto te da?

—Estamos hablando de un 25% menos de espectadores en tres años. Es una radiografía importante y que yo cuido de hacer poca alharaca por respeto a la gente que tiene este o peores datos, que parten fundamentalmente del salario de la gente. A mí me da pudor estar hablando del teatro porque me sigue pareciendo frívolo. Cuando la clase media tiene más dinero gasta en esparcimiento; cuando tiene menos se nota inmediatamente. Es de las primeras cosas que se dejan, no es de primera necesidad.

—Como productor, ¿cómo te llevás con que los artistas manifiesten su ideología?

—Excelente.

—A Arturo Bonin el verano pasado le han levantado una obra de teatro por algo que él manifestó.

—¿Pero ahí a quién tengo que criticar? ¿Al que se manifiesta o al que lo levanta?

—Para mí, al que lo levanta. ¿Qué sentiste con lo que pasó cuando una espectadora se indignó porque las actrices al final de Toc Toc salían a saludar con el pañuelo verde?

—Yo estoy a favor de la legalización; sin embargo, me parece que vos estás planteando dos cosas diferentes. Una cosa es la libertad de opinar. Estás en una entrevista, y vos como televidente, como oyente o lector podés decir: "Esta entrevista no me interesa, punto". O la escuchás, aunque no te interese. Otra cosa es tener al público cautivo que fue para otra cosa, porque el espectador se convierte en rehén. Yo creo que esa actriz tiene que entrar al teatro como quiera y tiene que salir del teatro como quiera, en el momento que se desarrolla el hecho artístico, y no alcanza con que estamos en el aplauso porque el aplauso es por el hecho artístico que vio. En ese momento yo no mezclo porque me parece que esos minutos son minutos del espectador pagante para otra cosa. Salgo a la calle me ponés el micrófono y digo lo que quiero. No estuve de acuerdo con eso que pasó estando, no dudo de cómo le habrá caído a la persona, que encima no estaba de acuerdo con esa legalización, cuando le pasa eso. Ahora, ¿sabés dónde falla la persona también? Cuando salió de ver Toc Toc el griterío fue: "Quiero que me devuelvan la entrada por eso". Y ahí sí, así como digo que no estoy de acuerdo con lo que, pasó tampoco estoy de acuerdo con el argumento que tu convicción no se puede arreglar con que te devuelvan la entrada.

—A una actriz como Andrea del Boca con una situación judicial como la que está pasando, ¿la llevás a una obra de teatro?

—Soy de los que creen que en el caso de Andrea del Boca fue muy mal manejado a partir de una animosidad en cómo se planteó y cómo se transmitió al público. Podría contestarte más fácil que se expida la Justicia, pero en la interna nuestra yo ya sé cómo fue. Llamé a las tres personas que saben hacer ficción en este país, como Adrián Suar, por ejemplo, a preguntarle cómo le hubiesen dado los números para hacerlo, y me dijron igual o peor que a ella. Es muy triste lo que pasó. Acá hay muchos actores que los medios titularon como "actores K" a través de dos contrataciones para el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Hoy, que están las contrataciones para el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, no se va a decir de ninguno los "actores M".

—¿Creés que hubo una caza de brujas?

Hubo un plan de estigmatizar a alguna gente.

—Qué el Ministerio de Infraestructura manejara plata para hacer una ficción, ¿no te parece polémico?

—Totalmente polémico. ¿Qué te dije antes? Que no quiero, nunca quise y no lo hice como empresario privado mezclarme con la política. Pero lo que está bien es que desde el Estado se propicien las ficciones. Que se propicie el trabajo, la cultura; no las ficciones, la cultura. Eso está bien, porque si no con ese criterio cerremos los teatros públicos porque, la verdad, desde el punto de vista económico da pérdidas.

—¿Pero desde el Ministerio de Infraestructura?

—Pero de nuevo: ¿a quién hacemos responsable? Yo, particularmente, en todo caso a los funcionarios. La pregunta es concreta: hay un perjuicio por parte de esa productora o no, esto es lo que yo quiero saber. No cómo se manejó el funcionario. En todo caso yo pertenezco al ambiente artístico, no pertenezco al ambiente de la política.

—Le ponés un voto de confianza a Andrea en esto.

—Yo le pongo un voto. No la conozco, prácticamente, pero no le encontré el problema a eso pero sobre todo porque paralelamente desde el mismo lugar se hicieron otras ficciones donde no fueron puestas en duda.

—Has sido muy cuidadoso manifestándote en contra de este Gobierno: planteaste que querés que le vaya bien al país, que el Gobierno termine. Fue muy polémico cuando Dady Brieva o Darío Grandinetti se manifestaron en contra.

No tengo que votar a un gobierno para querer que le vaya bien. ¿Qué es que le vaya bien a un gobierno? Que nos vaya bien a los argentinos. El espíritu democrático indica que cualquier argentino tiene que querer que se cumplan los plazos de los mandatos. Hay elecciones en el 2019, cuando corresponde y hay que defender eso, no callar la crítica, pero tampoco poner palos en la rueda adrede.

ENTREVISTA COMPLETA: