
María Inés Stupenengo no solo era amiga desde el último año del secundario de Inés Dávalos Cornejo, la ex mujer y madre de los tres hijos de Nicolás Pachelo. También era la madrina del niño menor de la pareja. Pero el vínculo se rompió después de que a principios de 2003 le robaran de su departamento del barrio porteño de Palermo una caja con dinero de una indemnización y el reloj que su marido había heredado de su padre: “Un Cartier de platino”, dijo la testigo este miércoles en el juicio por el crimen de María Marta García Belsunce. Y soltó, antes de admitir que al imputado le tenía “pánico”, por qué nunca más se volvió a ver con su comadre: “Me robó, la saqué de mi vida, por suerte”.
Así, Stupenengo vinculó a Dávalos Cornejo como cómplice de su ex marido en los asaltos al círculo de amigos. Además, la testigo fue la mujer que la acompañó al recital de Diego Torres el domingo 27 de octubre de 2002, el mismo día del crimen de María Marta, y le da una coartada para todos los que la sindican como “la dama de rosa”. Este miércoles confirmó esa salida. También, que se encontraron luego con Pachelo y el hijo del medio de la pareja, que tenía en sus manos una bolsa de juguetería: según el relato del acusado en el caso, esa noche habían ido al Paseo Alcorta a comprar el regalo de cumpleaños del nene junto a la madre del imputado, Silvia Ryan.
Lo cierto es que, antes de que Stupenengo ingresara a la sala, los fiscales les solicitaron a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro si podían retirar a Pachelo a un cuarto contiguo porque la testigo “le tiene pánico” al imputado. Tras la autorización de los jueces por mayoría, la mujer se sentó y comenzó a explicar su vínculo con la ex mujer del acusado.
Dijo que se conocieron en el último año del secundario con Dávalos Cornejo y que con Pachelo no tenía vínculo: “Era el novio de mi amiga”. Y siguió: “Un tipo bastante intimidante, raro. Con Inés la relación que tenían era tirante, iban y venían, no era una relación normal, siempre había tironeos, peleas”.

Recordó que ambas eran “muy amigas”. Incluso, ella es madrina del hijo menor de Pachelo y Dávalos Cornejo del hijo mayor de la testigo. También contó la anécdota de que cuando se casó, en 2001, la boda fue en el country Tortugas, justamente en el tiempo en el que imputado tenía vedado el ingreso por solicitud de su madrastra, Jaqueline Barbará, tras varios robos y episodios violentos en el seno de su familia. “Nicolás me llamó para pedirme que hablara con el presidente del club, que era el tío de mi marido, para que por favor lo dejara ir y me negué”, dijo.
La acusación le preguntó a la testigo por el día del crimen de María Marta. Stupenengo detalló que su marido le regaló entradas para ver un recital de Diego Torres y ella la invitó a Dávalos Cornejo. La pasó a buscar por la casa de su madre y a la salida se encontraron con Pachelo en la puerta del departamento de la madre del imputado: “Nicolás bajó con el chiquito (el hijo del medio) con una bolsa del Mundo del Juguete. Fuimos hasta el auto y me llevaron a mi casa”.
- ¿Cómo continuó su relación con Dávalos Cornejo?
- Igual... Hasta el robo. Ahí corté todo tipo de relación.
Y entonces contó cómo fue el robo. Relató que a fines de septiembre ella fue a la casa de los Pachelo por el cumpleaños de su ahijado y dejó la cartera y el saco en una habitación. “Me desaparecieron las llaves de casa y las de mi mamá, ese día. Volví a casa y no las tenía”, detalló.

En ese contexto, profundizó sobre el robo, que fue a principios de octubre de 2003. La testigo relató que los fines de semana se iban a la casa de su suegra. “Estábamos en casa, antes de salir, y me llamó Inés. Preguntaba mucho, hasta qué hacía la mucama, si se quedaba o se iba. Me llamó la atención”, señaló y continuó: “Volvimos el domingo a la noche y al otro día tenía que pagar el alquiler. Había cobrado una indemnización del trabajo que guardada en el placar, en una caja de chocolates. Saqué la caja el lunes y, cuando la abrí, no había nada. ¡No lo podía creer!”, se lamentó.
Entonces, reseñó que lo llamó a su marido por si había cambiado de lugar el dinero y él le pidió que se fijara si estaba el reloj que había heredado de su padre en la mesa de luz: “No estaba”. La testigo explicó que nada estaba fuera de lugar en su casa y que su marido hizo la denuncia. “Me llamó Inés, le conté y me dijo: ‘Voy para allá'. Lo primero que me marcó fue ‘son las mucamas, tenés que tener cuidado…'”, dijo y aseveró que le había contado a su ‘amiga’ de la plata que había cobrado.
Stupenengo contó que el día que descubrieron el robo Pachelo pasó a buscar a su mujer y subió a su departamento para “solidarizarse”. Y, entonces, recordó el testimonio de Barbara, de haberlo leído en los medios, sobre la necesidad del imputado de regresar a la escena: “Subió, cuando nunca lo hacía, y me ofreció llevarse el chiquito para que me quede tranquila. Yo me dije: ‘No le dejo a mi hijo a este pibe ni loca’”, blanqueó.

“¿Por qué no se lo permitió?”, le preguntaron. “No le tenía confianza, no era un tipo que me generaba confianza”, lanzó y explicó que, cuando le desaparecieron las llaves en el cumpleaños del hijo de Pachelo, no cambiaron la cerradura. “A los 20 días del robo me llamaron dos amigas y me contaron de los otros robos, mismo modus operandi: te robaba las llaves, ella te llamaba y averiguaba todo y, cuando no estabas, entraban“, señaló y fue entonces que cortó vínculo con Dávalos Cornejo: “Sí me senté a hablar con ella y ni me lo negó ni me lo confirmó. Siempre justificando a Nicolás, diciéndome que era un enfermo, un jugador, que qué iba a hacer con tres chicos. Desde ese día no tuve más relación con ellos”.
Y fue contundente: “Me robó, la saqué de mi vida, por suerte. ¿El reloj? No apareció, me caminé toda la calle libertad buscándolo”, dijo en referencia a la habitualidad del acusado de vender lo robado. La causa que iniciaron no pudo avanzar por falta de pruebas: “Me mostraron una caja llena de llaves y no pude reconocer las mías”.
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