
Gabriel Alejandro Herrera se sentía un hombre libre. Se movía por el partido de Merlo como si la Justicia ya no lo buscara por el crimen que había cometido un día antes de que comenzara la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus. Aquel 19 de marzo de 2020, junto a un cómplice, ingresó a un domicilio a robar y asesinó a una de las víctimas. Luego, escapó. Desde entonces se mantuvo prófugo 811 días. El miércoles por la noche, finalmente, fue capturado en la localidad bonaerense de Parque San Martín.
La investigación por el crimen había quedado en manos del fiscal Federico Medone, de la UFI especializada en Homicidios del departamento judicial de La Matanza, quien buscó a Herrera durante estos dos años, dos meses y 16 días. Por el asesinato, había un detenido identificado: Gabriel Dylan Sánchez.
Fue cerca de las 20 de ese 19 de marzo. Herrera y Sánchez llegaron a bordo de una Ford EcoSports un domicilio ubicado en Carabobo al 5.000, en la localidad de Los Pinos, partido de La Matanza. En ese momento, armados, ingresaron a la propiedad. Iban por todo. Luego, comenzaron a dispararles a las víctimas que se encontraban en la casa.
Una de esas balas perforó una de las costillas de Franco Omar Romego, quien después de que los sospechosos escaparan fue trasladado de urgencia a un centro médico donde falleció.
Pocos días después del crimen, arrestaron a Sánchez. Pero faltaba Herrera. No era una presa fácil. Su frondoso curriculum delictivo daba cuenta de ello: entradas y salidas de penales a lo largo de los años por distintos robos. El fiscal Medone, entonces, encargó a la DDI local para que le siguieran su rastro.
Herrera, por su parte, en estos más de dos años como prófugo de la Justicia, se cruzó en varias oportunidades con los policías. En esos episodios, según indicaron fuentes del caso a Infobae, se enfrentó a los tiros y, hasta ayer, siempre había conseguido escaparse.
De este modo, el fiscal comenzó a investigar a su pareja. Luego, realizó un seguimiento en sus redes sociales. También, cruzó datos y averiguó cuál era el lugar donde Herrera tenía que ser vacunado contra el Covid-19 y dónde tenía que ir a votar. Sin embargo, el hombre nunca apareció donde tenía que estar.
Hasta que pocos días atrás surgió la primera información sólida, luego de que los detectives recolectaran datos callejeros. La información decía que Herrera se escondía en un domicilio ubicado en la calle Bariloche al 2.200, en la localidad de Parque San Martín, en Merlo.
Ahí fueron los investigadores. Una vez que vieron que efectivamente era el hombre buscado, iniciaron tareas de seguimiento encubiertas. Este miércoles, el fiscal ordenó el allanamiento y su detención. Tras el arresto, el sospechoso fue trasladado a una comisaria de la zona. Ahora, espera en un calabozo a que el funcionario judicial lo llame a declarar por el delito de homicidio calificado por el uso de armas de fuego.
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