Los vecinos frustraron un robo y los motochorros se vengaron a tiros: mataron a un albañil

Cristhian Insfran Fariña tenía 32 años y había terminado de trabajar cuando, junto a dos compañeros, se acercó a ver qué pasaba a la esquina de la Ruta 1001 y Conde.

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La esquina de la ruta 1001 y Conde, en González Catán
La esquina de la ruta 1001 y Conde, en González Catán

Cristhian Insfran Fariña, de 32 años y albañil de nacionalidad paguaya, había terminado de trabajar y, por esas cosas que pasan en los barrios de Conurbano bonaerense, se enteró que muy cerca de allí se había producido un intento de robo a una de las víctimas de un choque, y que los mismos vecinos habían echado a los motochorros a piñas y piedrazos. Y, junto a dos compañeros de la obra, decidió ir a ver qué pasaba. Todo terminó en tragedia.

Fuentes de la investigación contaron a Infobae que Cristhian, que vivía por esa zona, llegó a la esquina de la Ruta 1001 y Conde, en la localidad de González Catán y en una zona límite entre el partido de La Matanza y el de Merlo, junto a sus dos compañeros. Justo en ese momento, los motochorros que habían escapado de la furia vecinal decidieron volver al lugar donde quisieron robar un celular y no pudieron. Desde la vereda de enfrente, comenzaron a los tiros contra la gente como venganza.

Los testigos aseguran que fueron cinco los disparos que hicieron desde la moto, una Honda XR250. “Una bala le rozó la frente al albañil, la otra le ingresó entre la nariz y el labio superior. Murió en el lugar”, dijeron las fuentes consultadas. Fue el único que sufrió la violencia de los delincuentes: una víctima inocente de una venganza absurda.

Los asesinos de Cristhian, cuyos familiares esperan que les entreguen el cuerpo para llevar sus restos a Paraguay, son conocidos de la zona. Los vecinos y los compañeros de la víctima enseguida los identificaron y dieron pistas a los investigadores, encabezados por el fiscal Marcos Borghi de la fiscalía de Homicidios de La Matanza, sobre dónde podían encontrarlos. En ese marco, se hicieron una serie de allanamientos pero no pudieron dar con ellos, revelaron.

Los buscan por el delito de ro

La tragedia ocurrió el miércoles, alrededor de las 18, cuando en la misma esquina donde minutos después mataron a Cristhian, chocaron un Renault Duster y una moto. En ese contexto, y cuando los vecinos se asomaban a ver qué pasaba, fue que los motochorros aprovecharon para robarle el celular al motociclista accidentado.

“La víctima del robo los comenzó a perseguir, también el del coche con el que había robado. Hubo una pelea, se recuperó el teléfono y los motochorros se fueron cuando los vecinos les tiraron piedras”, describió la sucesión de hechos una fuentes de la investigación.

Al conducto de la moto, producto de la pelea con los ladrones, se le salió de lugar el hombro. El conductor del Renault Duster también quedó con lesiones y por eso seguían en el lugar del accidente cuando minutos después regresaron los motochorros buscando venganza porque les habían frustrado el robo. Cristhian llegaba al lugar a ver que pasaba con sus dos compañeros de trabajo: moriría segundos después.

La causa es investigada como homicidio criminis causa y robo agravado en grado de tentativa.

La Matanza es uno de los distritos donde la inseguridad y el crimen no dan tregua. El domingo pasado a la madrugada, cerca de la 1 de la mañana, Franco Gabriel Navarro, hijo de un efectivo retirado de la Policía de Chaco y hermano de un oficial de la fuerza de seguridad bonaerense, circulaba en un Ford Escort azul junto a un amigo por la localidad de González Catán, cuando en la intersección de Luján y Río Cuarto, fueron interceptados por una camioneta Toyota Hilux de color blanca y un Toyota Etios.

En ese momento, los ocupantes de los dos vehículos hicieron señas hacia el Escort para que se detuvieran. Como los dos jóvenes evitaron frenar la marcha, los conductores de los otros dos vehículos dispararon varios tiros, uno de los cuales impactó en el pecho de Navarro, y escaparon sin robarles nada.

Gravemente herido, Navarro fue trasladado de urgencia a la Clínica Figueroa Paredes, donde finalmente falleció. El ataque fue brutal: en la escena del crimen, los efectivos de la Policía Científica incautaron en total 12 vainas servidas.

La investigación del crimen quedó en manos del fiscal Duplaá de la UFI Homicidios de La Matanza, que dispuso la toma de testimonios a testigos y el análisis de las cámaras de seguridad de la zona que permitan identificar a los sospechosos.

Una fuente judicial con acceso al expediente, en tanto, confirmó a Infobae que a partir de las primeras averiguaciones se pudo identificar como presuntos asesinos y, a través de sus apodos, a dos sujetos que son intensamente buscados por estas horas, a pesar de que aún no fue difundida su identidad para evitar entorpecer la investigación.

Una versión indica que uno de los supuestos sospechosos es hijo de un hombre condenado por venta de estupefacientes: esa información todavía no fue corroborada por la fiscalía. La principal hipótesis judicial hasta el momento, de acuerdo a la mecánica del crimen, sería la de un ajuste de cuentas. Al momento del ataque, según indicó la misma fuente, Navarro y su amigo se dirigían presuntamente hacia un sitio para comprar estupefacientes.

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