Este domingo 4 de abril es distinto en Mojácar. Diferente a los clásicos Domingos de Pascua.
Porque en este pintoresco pueblo andaluz de apenas 7.000 habitantes hoy no hay procesiones ni recorrido de imágenes santas. Estarán ausentes la solemnidad de los nazarenos y la algarabía de los turistas.
No se escucharán los redobles de los tambores ni el estallido de las bombas de estruendo.
Sin mantillas, sin buñuelos dulces, sin retablos, el Domingo de Pascua se ajusta al protocolo sanitario que impone la pandemia. El arte y la fe, la pasión y la alegría, se viven de puertas adentro.
Eso sí: don Miguel, el párroco de la Iglesia de Santa María echará al vuelo las campanas quizás con más fuerza que nunca, para que los tañidos del bronce centenario se eleven como una plegaria al viento.
Unos pocos vecinos se han reunido en la Plaza del Frontón, donde la Banda Municipal desgrana canciones populares. Acaso lo más coreado y aplaudido haya sido “Si tú la quieres”, el éxito de Aitana y David Bisbal, el pibe que nació muy cerca de aquí.
En esa misma cercanía, mezcla de sierra empinada y playa soleada, nació hace muchos años otro pibe, otro chaval.
Uno que, según dicen los vecinos, con los años fue conocido como Walt Disney, el genial creador del Ratón Mickey y del Pato Donald.
Le pido al lector (que podría ser también oyente o televidente, gracias a la confluencia de los medios) que me acompañe.
Vamos a caminar por Mojácar.
Podemos ir cerca de la playa, por el paseo marítimo. Veremos gente en el mar y en las tumbonas. Alguna dama en topless, cómo no. Pero por aquí no hay nudismo como en El Playazo, en la zona de Vera, más al norte. Lo que sí abundan son las parrillas con forma de bote, donde los pinchos de sardinas se van asando en glorioso contrapunto con las gambas a la plancha.
Abril en Mojácar, con el silencio de sus estrechas callecitas empinadas y las paredes que parecen aún más blancas por el estallido colorado de los geranios y las Santa Rita.
Si trepamos, podemos llegar al Mirador, donde hubo un castillo árabe y desde donde se ve el Mediterráneo en todo su esplendor.
Estamos en Mojácar, esta tierra andaluza cuyo símbolo es el indalo, que representa a una figura humana con los brazos extendidos y un arco iris sobre sus manos.
Aquí donde hace muchos años, en 1901, una hermosa muchacha de pelo negro y ojos de fuego vivió una historia de amor.
Ella se llamaba Isabel Zamora, era de familia muy humilde y trabajaba como lavandera en la casa del doctor Ginés Carrillo, el médico del pueblo. Ginés era hijo y nieto de médicos y formaba parte de unos de los grupos patriarcales de Mojácar. Era, en definitiva, uno de los hombres más poderosos e influyentes del lugar.
Por eso mismo una inesperada noticia corrió como reguero de pólvora y fue el comentario obligado de todos los vecinos: Isabel, la modesta lavandera, había quedado embarazada. Lo curioso es que la chica no tenía novio y no se le conocía ninguna amistad ni relación masculina.
Más allá de la respetabilidad que despertaba el Dr. Carrillo, los rumores comenzaron a circular y afectaron tanto a Isabel como al distinguido médico del pueblo. A él, porque se suponía que había tenido una relación prohibida, que las creencias de la época consideraban impropia de alguien de su jerarquía social.
Y a ella, porque directamente se la consideraba madre de un hijo bastardo.
Finalmente, el niño nació y se llamo José Guirao Zamora. ¿Y por qué apareció ese apellido Guirao?
Algunos testimonios indican que un vecino de la familia de Isabel, un anciano minero llamado José Guirao, se ofreció para darle su apellido.
¿Era el prestigioso doctor Ginés Carrillo el padre de ese bebé, pese a que no lo reconoció?
En contra de esa extendida suposición, aparece un testimonio sorprendente: el del propio médico, en un reportaje que le hizo el célebre periodista Tico Medina, en el que Ginés deriva la paternidad hacia el veterano minero:
-Pues sí, pues sí… Todo parece indicar que Walt Disney ha nacido aquí. Hijo que fue de una mojaquera y de un hombre que trabajaba en las minas de Guazamara…
Desde este teclado, no podemos saber si el papá era médico o minero. Pero lo que nos importa es la historia de la joven Isabel Zamora y el recién nacido José Guirao Zamora.
Ellos se fueron de Mojácar a las pocas semanas.
Ignoramos cómo hizo ella para pagar el pasaje, pero de todos modos embarcó con su bebé en un ferry carbonero en el puerto de Cartagena rumbo a Chicago.
En esa ciudad de los Estados Unidos vivían Elías y Flora Disney. Más precisamente en el 1.249 de la Tripp Ave.
Christopher Jones, hijo de un antiguo agente de prensa de Disney, escribió un libro en el que afirma que en la misma cuadra se domiciliaba Juan Zamora, el hermano de Isabel, quien le aconsejó que dejara el niño en manos de esos vecinos:
-Son buenas personas, ya tienen tres hijos, es la mejor solución…
Isabel accedió y su bebé pasó a integrar la familia Disney.
¿Todo esto es cierto? ¿No será uno de los tantos mitos urbanos que abundan, especialmente en torno del creador de Blancanieves y de Bambi?
Cuando su hija Diana Disney escribió la biografía de su padre en 1957 dijo que él nació el día 5 de diciembre de 1901 y fue anotado como Walter Elías Disney, lo cual confronta absolutamente con toda la historia de Mojácar, la lavandera, el médico y el minero.
Sin embargo, varios investigadores del pueblo almeriense dudaron.
Por ejemplo, el periodista Carlos Almendros. Él pidió un certificado de nacimiento en el registro de Chicago, con esos datos que constaban en la biografía. Y la respuesta fue tajante: ningún Walter Elías Disney había nacido en esa fecha ni en ese lugar, y tampoco en fechas ni años cercanos.
En este punto hay una notable coincidencia con “Walt Disney, el príncipe oscuro de Hollywood” la cruda biografía escrita por Marc Eliot. El autor afirma que a los 16 años Disney había recibido un documento de la oficina de registro de Chicago en el que se le informaba que en la fecha de su presunto nacimiento -diciembre 5 de 1901- no aparecía ningún Walt Disney.
Es decir, de acuerdo a estas dos referencias, originadas en solicitudes diferentes, en los Estados Unidos no hay partida de nacimiento de Walt Disney.
Sí en cambio existe el acta de bautismo, que se celebró el 8 de junio de 1902, en la Iglesia de la Congregación de San Pablo de Chicago.
A esta altura, cuando nuestra caminata por la soleada primavera de Mojácar nos acerca a la zona de las históricas fuentes, es obvio que tanto el lector como el cronista quieren saber si aquel otro bebé llamado José Guirao Zamora figura en los registros civiles y bautismales de este pueblo español.
Si hay papeles, quiere decir que lo de el ferry y Chicago podría ser una especie de leyenda.
Pero no hay papeles. Y el testimonio de Martín Morales, actual archivero municipal de Mojácar, es rotundo:
- Todo se remonta al verano de 1940, cuando vienen unos señores trajeados que dicen ser secretarios de Walt Disney… aquí nadie sabía quién era Walt Disney en ese entonces… y dicen que su jefe les ha mandado para conseguir la partida de bautismo pues pretende casarse… Vienen aquí, hacen el correspondiente escrito para ver si José Guirao Zamora nació en el año 1901 que es la fecha que ellos creían que nació aquí… y casualmente ahora, hoy en día, resulta que el volumen correspondiente a ese período ha desaparecido de donde tiene que estar…pusieron el pueblo patas para arriba con la intención de llevarse de los archivos algo muy valioso: la partida de nacimiento de José Guirao Zamora, que ahora sabemos que fue bautizado en EEUU como Walter Elías Disney…
Este episodio de la visita de los norteamericanos en 1940 parece ser clave en toda esta historia. Se conoció por una nota publicada en la revista española Primer Plano, el 27 de octubre de 1940. En la portada, el título de tapa dice: “¿Ha nacido en España Walt Disney?”. Luego, en la doble página central titula: “Walt Disney nació en Mojácar y se llama José Guirao Zamora. Así lo aseguran el cura y el alcalde.”
Las afirmaciones del empleado del archivo municipal ofrecen datos muy concretos:
- Durante la guerra civil se quemaron muchos documentos, sin embargo el archivo municipal se salvó de la barbarie… Si esos tres hombres estuvieron investigando, su firma y motivo de la consulta deberían haber quedados reflejados en el libro de registros del año 40… Pero aquí, donde debía constar el registro de entrada de la solicitud de esos señores, ha desaparecido todo rastro. Concretamente, un tomo entero, el del año 1940. ¿No es curioso? Se puede pensar que pudieron sobornar a alguien… O que tomaron la documentación y la hicieron desaparecer ellos mismos… Vamos, que se la llevaron a Estados Unidos.
En nuestra caminata, subiendo por las empinadas callejuelas, llegamos a la célebre Fuente Mora de Mojácar, donde se produjo la emocionante capitulación del alcalde musulmán Alabez ante el capitán español Garcilaso. Allí hay treces caños que vierten agua pura y fresca, muy cerca de la Plaza de las Flores:
-Un día estaba allí llenando unos bidones y me pasó algo increíble…
Lo dice Rafael Besada, un argentino que vive en Almería desde hace casi catorce años. Pese al tiempo transcurrido no pierde su acento porteño:
-Fue de locos… Apareció una parejita de chicos jóvenes y me preguntaron “señor, ¿usted sabe dónde está la casa de Walt Disney?”… Yo no pude evitar la sorpresa y me reí… Le dije me parece que te equivocaste de continente… Pero ellos muy educados me mostraron un impreso de google donde decía que Walt Disney había nacido en Mojácar… ¡Yo no tenía ni la más pálida idea!…
Los jóvenes turistas estaban bien orientados, porque un poco más arriba, cerca del antiguo arco moro de entrada al pueblo, está el restaurante “Arlequino”, donde según dicen se come muy bien. Aunque también se resalta que desde la terraza se puede ver el lugar en el que estaba la casa de Walt Disney.
Es decir, aquella humilde vivienda en la que vivía Isabel Zamora. Y que -¡ay, los modernistas renovadores!- un burócrata municipal mandó tirar abajo porque afeaba la zona.
Emprendemos el regreso, que es más fácil porque vamos bajando.
La brisa del Mediterráneo es una caricia. Y las frutas tropicales, que se han convertido en especies autóctonas en Andalucía, una tentación.
Al pasar por el Paseo del Mediterráneo vemos un chiringuito donde estuvo “Tito´s”, el célebre bar del fotógrafo Tito del Amo. Él se empeñó durante años en sostener la historia de la lavandera Isabel Zamora, el doctor Ginés Carrillo y el niño José Guirao Zamora. Y en una atrevida comparación de imágenes fotográficas expresó su convicción de que el médico y Walt Disney eran muy parecidos.
Aunque a los habitantes de Mojácar no les hace falta ninguna comprobación, porque están convencidos.
Al azar, uno puede preguntarle a cualquier persona si Walt Disney nació en Mojácar. Y la respuesta tendrá inconfundible sonido andaluz:
-Noniná, de toa la vía… Nació en Mojácar,,, de toa la vía…
En otro tono, pero con la misma convicción, el ex Concejal de Turismo José Luis Cano dice:
- A Walt Disney se le preguntó directamente,,, ¿es cierto que usted ha nacido en un pueblo de España, en el sur de España? Y su enigmática respuesta fue: “Quién sabe, puede ser…”
Y con respecto a la misteriosa visita de 1940 a las oficinas municipales del pueblo, no tiene dudas:
-Lo cierto y verdad es que no hay ninguna razón por la que vengan tres miembros de un estamento como el FBI y si no eran del FBI eran de la CIA o de algo así, a Mojácar, un pueblo que se estaba muriendo en esos días de 1940, a buscar el registro de una persona llamada concretamente José Guirao Zamora. Sin duda, para ellos era la misma persona. No tiene otra explicación, ¿o sí la tiene?
Buscando otros documentos, encontramos la referencia a “Destino” un cortometraje hecho sobre la base de 100 dibujos de Dalí, que había permanecido archivado 58 años hasta que en 2003 lo presentó el sobrino de Walt, Roy E. Disney. Y todos los comentarios coinciden:
- Disney era muy amigo de Dalí… Y el catalán contó más de una vez que Disney le había confesado que nació en Andalucía.
¿Realmente habrá nacido Walt Disney en esta tierra, llamándose José Guirao Zamora? ¿Vivió toda su vida ocultando ese secreto? ¿Lo proyectó en el contenido y el argumento de sus películas?
En torno de esta faceta personalísima hay un abanico de presunciones, que mezclan interpretaciones psicoanalíticas con presiones políticas.
Lo que resulta indiscutible es el talento de un creador incomparable, que abrió caminos, desarrolló una industria y ofreció entretenimiento a millones de personas.
A todo eso se le suma ahora un proyecto que él no imaginó y que está tomando impulso: el Museo Disney en Mojácar.
Sería una atracción turística, porque esta misma historia que hemos contado encontraría su escenario natural. Y quizás lograría atenuar el doloroso recuerdo de un amor prohibido, un abandono y una angustia secreta.
Para decirlo en puro andaluz, ¡cuchi, fite que estaría perita!
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