
Para la Argentina, Brasil es el principal cliente en materia de trigo, y su situación por ahora no está generando soporte para los precios del cereal entre nosotros. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha indicado que el socio del Mercosur necesitará importar 7,3 millones de toneladas de trigo en 2025/26. El consumo en este país se estima en 12,35 millones de toneladas, pero la producción no superará los 7,70 millones de toneladas, y de eso hay que descontar 2.0 millones de toneladas que se exportan, según los cálculos del organismo. El punto es que el mercado de trigo en este país atraviesa una coyuntura complicada, con precios en algunos casos por debajo del costo y del mínimo oficial, equivalente a USD 246.
Safras & Mercado habla de productores, cooperativas y compradores que adoptaron una postura defensiva, mientras esperaban las subastas de la Compañía Nacional de Abastecimiento que se realizaron este último martes. La Conab buscaba apoyar la salida de 198.530 toneladas de trigo de la cosecha 2025/26, una medida dirigida a los productores del sur del país, que contaron así con el respaldo del gobierno federal para movilizar su producción. Si bien el volumen comercializado fue menor al esperado por el sector, el mecanismo sigue representando una herramienta válida para descomprimir un entorno de presión. A decir de un especialista, las subastas de la Conab tienen un efecto paliativo, más financiero que estructural, sin alterar los fundamentos de una alta oferta que convive con una demanda limitada.
La presión deviene de la fase final de la cosecha en Brasil, la abundante oferta interna y la fuerte competencia externa, especialmente de Argentina. La actividad se mantiene limitada, con compradores reteniendo la oferta de precios y productores suspendiendo las ventas en un entorno típico de fin de año. Incluso en escenarios de buena productividad, el margen se mantiene apretado, lo que refuerza la insatisfacción de los productores y el riesgo para las futuras decisiones de siembra, según informan medios del vecino país.

En Brasil, a pesar de la reducción de la superficie sembrada, la alta productividad ha dado lugar a una oferta que determina que la demanda se sienta cómoda. Como atenuante se habla de la probable pérdida de una superficie importante en Paraná, lo que podría indicar cierta escasez en el futuro, al tiempo que la apreciación del dólar por encima de los R$ 5,50 mejoró la competitividad del trigo local y tiende a limitar la entrada de trigo argentino en los próximos meses.
Es un tema para seguir de cerca en un momento en que nuestro país necesita encontrarle destino a unos 20 millones de toneladas del cereal, que en muchos casos no tiene la calidad que se requiere, sobre todo en términos de proteínas. Tradicionalmente, el 50% de los negocios se despacha entre diciembre y febrero. Fuera de Brasil, el gran rival es Australia, que viene con una formidable cosecha y una calidad superior, además de ventajas de flete con el sudeste asiático. Gran parte de las esperanzas está depositada en el empuje que puede generar la reducción de 2 puntos porcentuales en las retenciones aplicadas a nuestro trigo.
Dicho hasta el cansancio, los derechos de exportación son un despropósito, pero cualquier recorte –por caso, de 9.5% a 7.5%- es bienvenido. La BCR dice que comparado con el nivel de retenciones de comienzos de año, el FAS teórico es ahora entre un 5% y un 6% más alto. El hecho de que la respuesta sea tan inmediata en precios se explica en gran parte por el escaso volumen de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) registrado previo a la reducción de DEX.

Es importante tener en cuenta que la oferta muestra una gran heterogeneidad en términos de calidad y precios, y que ha estado sometida a un “costo cupo” que tiende a ceder. Los últimos datos hablan de un disponible en USD 180 –eran USD 165 hace menos de un mes-, pero dependiendo del nivel de proteína un trigo de calidad puede negociarse entre USD 205 y USD208.
Un dato saliente de este periodo inicial de comercialización se vincula con la primera compra de trigo argentino en décadas concretada recientemente por China. Es difícil decir qué futuro tiene este mercado, pero es necesario advertir que operadores y analistas vinculan esta novedad con la cancelación de una compra de trigo estadounidense al comprobar cuánto más barato es el cereal argentino. Pragmáticos, los chinos desarmaron una operación y armaron otra en un abrir y cerrar de ojos.
El trigo argentino FOB para entrega en enero cotiza en USD 208 por tonelada, lo que lo hace más competitivo en comparación con los suministros de la región del Mar Negro, Francia y Estados Unidos. De ahí que Cofco International, la empresa estatal china, compró alrededor de 65.000 toneladas en nuestro país, en lo que se considera el primer negocio formalizado desde la década de 1990. Tiene que ver además con el rechazo por parte de los asiáticos a alimentar las ventas de su gran rival en la guerra de tarifas. China también recibió recientemente su primer cargamento de harina de soja argentina y se espera que acepte envíos adicionales.

Las Bolsas de nuestro país ubican su estimación de producción para la Argentina entre 27.1 millones y 27.7 millones de toneladas. La Bolsa de Comercio de Rosario destaca que si bien hubo buenas lluvias y reservas que comenzaban a consolidarse en los meses previos a la siembra, la temporada arrancó con un horizonte productivo de 20 millones de toneladas. A medida que avanza la trilla los rindes registrados evidencian una campaña inédita por sus condiciones casi ideales, tanto en aporte de humedad en el invierno como en temperaturas frescas durante el llenado.
Considerando las últimas 25 campañas agrícolas, la zafra de trigo es récord en área sembrada -superó la anterior marca de 7,1 millones de hectáreas en 2001/02-, en rinde promedio -se ubica casi 5 quintales por encima del récord previo de 2010/11 (36,2 qq/ha)-, y en producción -aventaja por 4,7 millones de toneladas a los 23 millones obtenidos en la temporada 2021/22-.
A nivel global los precios del trigo no son buenos. El problema de este año radica en la producción récord de los siete principales exportadores. A decir de un analista canadiense, no se prevé una gran respuesta por parte de los precios en el primer trimestre de 2026, pero existe potencial de apreciación si China comienza a comprar. Circulan informes de pérdidas significativas de calidad en las cosechas de maíz y trigo de primavera de este país. Los agricultores chinos acaban de terminar la cosecha, y los precios del maíz y el trigo ya están comenzando a recuperarse, lo que sugiere que la oferta nacional es insuficiente. También existen algunas dudas sobre la cosecha de trigo de invierno de China. Un tema para seguir de cerca.
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