Los 10 mejores dramas médicos de todos los tiempos

El género de series médicas es uno de los más queridos en la televisión, y no es difícil entender por qué. Estas producciones logran una fusión perfecta entre el drama humano, la emoción de la medicina y el ritmo vertiginoso de los hospitales. Desde el caótico servicio de emergencias hasta las conmovedoras historias de médicos y pacientes, los programas médicos ofrecen algo para todos. A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo estas series no solo entretienen, sino que también nos hacen reflexionar sobre la fragilidad de la vida y el heroísmo cotidiano de los trabajadores de la salud.

A continuación, te presentamos las 10 mejores series médicas de la historia, una lista que no solo incluye dramas icónicos, sino también comedias que lograron cambiar la forma en que percibimos la medicina en la pantalla.

Creada por el novelista Michael Crichton, fue pionera en el género de drama médico. Con una representación auténtica y caótica de un hospital en Chicago, la serie revolucionó la forma en que se contaban las historias médicas. No solo nos regaló momentos intensos en cada episodio, sino que también lanzó la carrera de George Clooney. Durante su emisión, fue la serie médica más vista en Estados Unidos, atrayendo a más de 30 millones de espectadores en su mejor momento.

Antes de ser una estrella de miniseries en los años 80, Richard Chamberlain encarnó al carismático Dr. James Kildare. Este show fue un hito en la televisión de los 60, presentando un enfoque humano y emotivo de la medicina. La serie fue un fenómeno cultural, con Chamberlain incluso lanzando un éxito musical con el tema de la serie, “Three Stars Will Shine Tonight”.

Cuando Shonda Rhimes lanzó Grey’s Anatomy en 2005, pocos imaginaron que se convertiría en la serie médica más longeva de la historia. Los personajes complejos y las relaciones apasionadas son el núcleo de este drama, mientras que las historias de los pacientes agregan capas de emoción. Con más de 20 temporadas, la serie sigue atrapando a millones de espectadores.

Scrubs demostró que no todas las series médicas tienen que ser oscuras y serias. Con un tono irreverente y fantasías cómicas, esta comedia protagonizada por Zach Braff y Donald Faison, nos llevó a través de las divertidas (y a veces dramáticas) vidas de médicos residentes. A pesar de su estilo ligero, la serie abordó temas profundos como la muerte y la ética médica.

Basada en la película de Robert Altman, MAS*H encontró la forma de mezclar comedia con el horror de la guerra de Corea. Con personajes inolvidables como Hawkeye Pierce, interpretado por Alan Alda, la serie también dejó un mensaje pacifista que resonó con la audiencia.

Respira es una miniserie de solo ocho episodios que narra la vida de un equipo de médicos del Hospital Joaquín Sorolla, un centro de salud público en Valencia. La serie retrata el desafío que enfrentan cuando las presiones para privatizar el hospital se intensifican, complicando aún más su día a día. La serie se acaba de estrenar en Netflix y se encuentra entre las más vistas.

Fue la competencia directa de ER. Estrenada un día antes que ER, Chicago Hope también mostró el drama de los hospitales. Protagonizada por Mandy Patinkin, la serie se destacó por sus personajes complejos y sus intensas escenas quirúrgicas.

El Sherlock Holmes de la medicina. House, protagonizada por Hugh Laurie, mezclaba drama médico con misterio. El personaje principal, el Dr. Gregory House, era un médico brillante pero problemático que resolvía casos médicos complejos mientras luchaba con su adicción a los analgésicos.

Edie Falco brilló como Jackie Peyton, una enfermera que equilibraba su trabajo con una adicción a las drogas. La serie, aplaudida por su enfoque honesto sobre la adicción, fue un éxito tanto de crítica como de audiencia.

Debutó en 2018 y rápidamente se ganó un lugar en el corazón de los fanáticos de las series médicas. Basada en el libro Twelve Patients: Life and Death at Bellevue Hospital de Eric Manheimer, la serie sigue la historia del Dr. Max Goodwin, interpretado por Ryan Eggold, quien llega al hospital más antiguo de Estados Unidos con una misión clara: reformar un sistema de salud que muchas veces antepone los intereses corporativos al bienestar de los pacientes. Goodwin, decidido a derribar las barreras burocráticas, lucha por proporcionar una atención médica más humana y accesible, todo mientras enfrenta sus propios desafíos personales.