El director de “Top Gun: Maverick” y dos grandes estrellas son los responsables de “La cabeza de la araña”, top ten en Netflix

La cabeza de la araña es una película que arranca llena de promesas. Actores conocidos y una producción con ideas ambiciosas. Un thriller con elementos de ciencia ficción y denuncia. No está del todo definida la época concreta de la evolución científica que cuenta, pero es lo menos importante. La ciencia ha avanzado y un ambicioso experimento se lleva adelante en un lugar aislado del mundo llamado Spiderhead. Una especie de Alcatraz moderno y sofisticado que parece una cárcel, una clínica o la guarida del villano de una película de James Bond, tal vez sea un poco de las tres cosas.

Los presidiarios que están allí, hombres y mujeres, son sometidos, con su aprobación, a experimentos científicos en los que se les administran sustancias que afectan sus sentimientos. Quien está a cargo de administrar las drogas y estudiar a los presos es Steve Abnesti (Chris Hemsworth), un personaje que se ve muy simpático y amable. Él y su asistente responden a una junta directiva que nunca se hace presente en el lugar. Las diferentes drogas producen distintas reacciones que llevan a variados estados de ánimo y estas se suministran con un dispositivo colocado en la cintura de los presos, pudiendo de forma remota reducir o aumentar la dosis. Uno de los internos, Jeff (Miles Teller), lucha a diario para superar el dolor de una tragedia provocada por él y debido a eso acepta el temerario trato. Pero será el primero en desconfiar.

El espectador notará, desde el comienzo, que todo el proyecto tiene algo de peligroso e irresponsable, pero aún a regañadientes todos aceptan, hasta que Jeff comienza a percibir el lado oscuro de todo el proyecto. De ese conflicto trata la película que, como es evidente, cuestiona los límites de la ciencia y el uso abusivo que los laboratorios hacen de sustancias que pueden alterar de forma severa e irrevocable a los pacientes que las utilizan. En los últimos años varias películas y series han hablado del tema, pero generalmente con denuncias concretas de manejos por parte de los creadores de dichas drogas. Dopesick, por mencionar un caso, analizaba una verdadera y real epidemia de adicciones producto de una empresa farmacéutica irresponsable. Acá se opta por no utilizar un caso real y jugar un poco más a la ficción.

Como denuncia es algo confusa y contradictoria y como película de suspenso es bastante decepcionante. La promesa que otorgaba el tener dos estrellas no alcanza. Miles Teller, a quien actualmente podemos ver en Top Gun: Maverick cumple con su papel, mientras que Chris Hemsworth, a punto de estrenar un nuevo film de Thor, no tiene nada de credibilidad en su personaje, simplemente no logra jamás el tono adecuado. La película tiene problemas para hallar su lugar y se nota. El último tercio de la película es verdaderamente fallido y ridículo, en particular con respecto al tono que el largometraje traía. Nuevamente hay que decir, el fantasma de los films de James Bond asoma una y otra vez, pero de forma inadecuada.

Lo curioso es que, además de Miles Teller, la película tiene a otro integrante de Top Gun: Maverick, nada menos que su director, Joseph Kosinski. Separadas por un mes en su fecha de estreno, ambas películas no podrían ser más diferentes. Todo hace pensar que una de las dos películas no fue hecha por él en lo que a responsabilidad artística se refiere. Tom Cruise es el encargado de llevar adelante un film físico, potente, emocionante, cinematográfico, mientras que Kosinski hace todo lo contrario en La cabeza de la araña. En ambos casos, el éxito está. Mientras que la película Top Gun: Maverick arrasa en la taquilla mundial, la otra película de Kosinski está en el top de Netflix.

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