¿Cómo se enamora a un electorado si se dice la verdad y si esa verdad tiene que ver con un horizonte de más sacrificio, como insinúa Juntos por el Cambio? Lo contesta Alfredo Cornejo: “El término no es enamorar porque no va a haber enamoramiento de ningún tipo, como no lo hay en casi ningún lugar del mundo con un político. Lo que hay que dar es certidumbre acerca de que se sabe hacer las cosas bien, que se tomen las decisiones correctas en el marco de un plan y desarrollar ese plan. No veo otra opción más que tratar como adultos a los ciudadanos. ¿Puede fracasar electoralmente hablarles como adultos? Quiero creer que la mayoría de los argentinos quiere que les hablen así”.
Flamante ganador de las PASO en Mendoza y, por lo tanto, candidato a gobernador con muchas posibilidades de conducir nuevamente la provincia, como entre 2015 y 2019, el senador nacional de la UCR es una de las figuras de Juntos por el Cambio que, pese a su afinidad con “halcones” como Patricia Bullrich, apoya la ampliación de la coalición opositora, incluso con dirigentes como Juan Schiaretti, aunque con reservas: “Tenemos que estar abiertos a todas las incorporaciones, pero, por supuesto, en cada provincia los partidos tienen que tener su aval”, dijo a Infobae con la mira puesta en cómo hubiera impactado ese ingreso a JxC en las elecciones cordobesas del 25 de este mes.
“En Córdoba probablemente generaría confusión en medio de un proceso electoral y no necesitamos confusión sino dar certidumbre”, afirmó, a pocos días de la Convención Nacional de la UCR, en donde, aunque es uno de los promotores del Grupo Malbec, fracción radical-bullrichista que tomó distancia de Gerardo Morales, aprobó el documento impulsado por el titular del partido en el que se aprueba la ampliación de JxC tal como lo promueve el sector acuerdista de la coalición.
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En las PASO del domingo pasado, Cornejo se impuso con el 42,68% de los votos que obtuvo el frente Cambia Mendoza y será candidato a gobernador en las elecciones del 24 de septiembre, aunque, como en otras elecciones provinciales, ahora hubo un 33,6% de ciudadanos que no fueron a votar. El referente radical atribuyó la abstención electoral a que “el desorden macroeconómico hace destrozos y, como en las PASO se juega mucho menos, la gente vota con más libertad; es un reflejo y hay que saber leerlo: desde ese punto de vista, es una señal de alarma para el sistema político”.
¿Cómo se revierte la apatía electoral que se repite en distintos comicios que se hicieron este año? Para Cornejo, “la única solución no es en una campaña electoral sino arreglar la economía, el metro cuadrado de las personas, y eso requiere orden macroeconómico y armonía social, cosa que se logra con decisiones fuertes y con una deliberación pública que les hable claro a los ciudadanos”.
— ¿La Convención Nacional de la UCR le hizo un guiño a la incorporación de Juan Schiaretti a Juntos por el Cambio? Ya se cerraron las alianzas, pero el larretismo analiza sumarlo como extrapartidario en alguna de las listas del sector acuerdista de JxC.
— No diría que fue un guiño a Schiaretti. En realidad, la Convención hizo una ratificación del frente Juntos por el Cambio. Y lo dijo con nombre y apellido: Juntos por el Cambio. Tengo entendido por sus manifestaciones públicas que (Schiaretti) no tiene ningún interés de ingresar a Juntos por el Cambio. Se parece a la polémica de (Javier) Milei, hace un año, cuando la Mesa Nacional de JxC trató su ingreso, pero él no tenía vocación de incorporarse.
— Aun así, usted vería bien incorporar a Schiaretti de alguna forma?
— Tenemos que estar abiertos a todas las incorporaciones, pero, por supuesto, en cada provincia los partidos tienen que tener su aval. En este caso deberían contar con el aval de la principal dirigencia de Córdoba. Como concepto, venimos ampliando Juntos por el Cambio en todo este proceso. En 2021 se sumaron figuras nuevas, y en 2019 también. ¿Por qué no estar abiertos a eso? Pero incorporarse a Juntos por el Cambio, no a un nuevo frente.
— Patricia Bullrich rechazó en muy duros términos cualquier acuerdo con Schiaretti y habló de “negocios raros”. ¿Qué opina sobre esto?
— No tengo ninguna reserva personal respecto de él. Tenemos que preservar este frente, que tiene ya más de ocho años de vida. Nos hemos preservado unidos durante todo este tiempo, aunque hay más unidad en las segundas y terceras líneas que quizás entre los principales líderes. A su vez, una buena parte de los argentinos tiene esperanza en esta formación política y no hay que defraudarlos. Cualquier desunión generaría un castigo muy contundente para el espacio político. Y lo que es peor, desequilibraría el sistema político argentino, con perjuicios para la ciudadanía, para el país.
— Juntos por el Cambio acaba de incorporar a los partidos de José Luis Espert, Margarita Stolbizer, Alberto Asseff y Ricardo Maqueda. ¿Por qué algunos se niegan a sumar a Schiaretti y al peronismo no kirchnerista? ¿Es sólo por la interna del PRO?
— Hay que estar abierto, pero a esta altura ya no sé cuál es la interna del PRO y cuál es la interna del radicalismo. Hay que mirar esto como una coalición, y así se está comportando. Los partidos son integrantes de esa coalición, pero en 021 se compitió en las PASO en 17 provincias, y en las 17 fueron mezclados radicales con PRO y PRO con radicales en dos, tres y hasta en cuatro listas en algunas provincias. Y ese fue el comportamiento de las segundas y terceras líneas del PRO y del radicalismo.
— En el larretismo insisten en sumar a Schiaretti antes de las PASO, quizás como candidato extrapartidario en alguna lista. ¿Qué opina al respecto?
— Solamente juzgo por lo que él dice, y si él dice que no va a incorporarse a Juntos por el Cambio, ¿cómo entraría en una lista?
— ¿Qué podría aportarle Schiaretti a Juntos por el Cambio?
— En Córdoba probablemente generaría confusión en el medio de un proceso electoral y no necesitamos confusión sino dar certidumbre. La Argentina quiere que le den certidumbre.
— Después de la Convención Nacional, ¿el radicalismo se encamina a ratificar las candidaturas presidenciales de Gerardo Morales y Facundo Manes o a resignarse a secundar en la fórmula a Larreta o Bullrich?
— Es una respuesta que tienen que dar ellos, no la puedo dar yo.
— Usted tiene más afinidad con Bullrich y en la noche de las PASO se ausentó sorpresivamente Rodríguez Larreta. ¿Fue una señal clara de la interna de Juntos por el Cambio?
— No, Horacio fue a darnos el apoyo el jueves y el día de la votación estuvo Fernando Straface en su representación. Privilegio la unidad de Juntos por el Cambio por encima de todo. La dirigencia decepcionaría si muestra posibilidades de ruptura. No voy a hacer gestos que propendan a que el ciudadano tenga miedo de ruptura. Hay que dar certidumbre y cualquier señal de ruptura no la da.
— ¿Piensa apoyar la candidatura de Bullrich o mantener el equilibrio?
— Prefiero mantener la unidad, pero es obvio que en las PASO va a haber competencia y eso genera diferenciaciones. En 2015 no se dijo prácticamente nada en la campaña, eran lineamientos generales que transmitían sólo esperanza en el futuro y hoy, si bien no hay una discusión fina acerca de qué hacer, existe más discusión sobre el programa. Todos han contribuido a eso. El Gobierno contribuye con sus estupideces porque es obvio que su mala práctica económica contribuye a esa deliberación. Milei contribuye con sus propuestas, algunas razonables y otras alocadas que no va a llevar a la práctica. Y los candidatos de Juntos por el Cambio se animan a decir más cosas de los que se animaban en 2015. Me parece que es una mejor deliberación pública. En ese marco, las diferenciaciones son positivas. A veces el ciudadano las ve como señales de fractura y hay que evitar que se vean así.
— Usted ganó las PASO de Mendoza, pero algunos rivales advirtieron que no tuvo la cantidad de votos que se esperaba. ¿Es así?
— Hubo un respaldo al frente Cambia Mendoza con el 47% de los votos positivos. Es un respaldo categórico. Fue más de lo que sacó el frente en 2019 en unas PASO de las que salió elegido Rodolfo Suárez como candidato a gobernador. Ahora, Cambia Mendoza tuvo un apoyo de más del 60%. Igual, son unas PASO, es como si se hiciera una lectura en las PASO de agosto de que algún candidato presidente saca más que el de Juntos por el Cambio. Si varios candidatos de Juntos por el Cambio compiten entre sí y los otros candidatos llevan uno solo en la lista, sería la misma lectura.
— ¿Es lo que podría suceder en las PASO del 13 de agosto con Javier Milei, que dentro de su partido no competirá contra nadie y, por lo tanto, en forma individual seguramente tendrá más votos que los candidatos de Juntos por el Cambio?
— Claro, pero también hay una lectura en Mendoza similar a la de todas las elecciones provinciales adelantadas: en línea generales, han sido una ratificación de los oficialismos con dos excepciones, Rolando Figueroa en Neuquén, aunque es un desprendimiento del MPN aliado al PRO y a un sector del radicalismo, y el triunfo de Claudio Poggi en San Luis, que hace rato está en Juntos por el Cambio, pero obtuvo el apoyo de Adolfo Rodríguez Saá. Además, hay consideraciones nacionales en todas las elecciones provinciales: donde el Frente de Todos no tiene el aparato del Estado, se cae como un piano. En Mendoza fue evidente porque hay una dispersión de dirigentes kirchneristas en todas las listas.
— ¿Lo sorprendieron los votos que logró Luis Petri en las PASO compitiendo contra usted? Consiguió el 39,2% del total de apoyos del frente Cambia Mendoza y fue clave para su triunfo.
— Lo veo positivo. Luis Petri es parte de nuestro equipo hace tiempo, fue candidato diputado nacional cuando yo fui gobernador de la provincia, impulsado por nosotros. Ha trabajado conmigo cuando fui gobernador y cuando fuimos diputados, compitió, hizo un buen desempeño y hoy se ha ganado su lugar también, así que vamos a trabajar juntos en el plano provincial y en el plano nacional.
— Omar De Marchi, el diputado del PRO que compitió por afuera de Cambia Mendoza, alcanzó el 20% de los votos y dijo que usted “no puede estar contento sacando 25 puntos”.
— Insisto en que hubo unas PASO y él se fue a la oposición. Cambia Mendoza ha sacado más votos de lo que sacó en la PASO de 2019. Más votos y más porcentaje. El se corrió a la oposición y distribuye votos con la oposición. Esa interpretación subjetiva es un argumento bastante subjetivo y endeble a la hora de analizar la matemática concreta de la elección.
— En varias elecciones provinciales se consolidó el fenómeno de la abstención electoral. El domingo pasado no fue a votar el 33,6% de los mendocinos. ¿Por qué la gente no fue a votar? ¿Cómo se propone convencerlos para las elecciones generales del 24 de septiembre”
— El metro cuadrado de las personas sufre un cimbronazo fuerte con la inflación. El desorden macroeconómico hace destrozos. En ese contexto hay que ver estos procesos electorales. En las PASO se juega mucho menos, la gente vota con mayor libertad. En las generales, creo que ese caudal va a aumentar, pero probablemente esté por debajo de los niveles históricos de votos positivos. Es un reflejo y hay que saber leerlo. Desde ese punto de vista, es una señal de alarma para el sistema político. Ahora, la única solución no es en una campaña electoral sino arreglar la economía, el metro cuadrado de las personas, y ese metro cuadrado requiere orden macroeconómico y armonía social, cosa que se logra con decisiones fuertes y con una deliberación pública que les hable claro a los ciudadanos.
— ¿La abstención electoral lo obliga a recalcular su estrategia electoral para septiembre?
— Goberné la provincia cuatro años y tres de esos años fueron con recesión económica, uno solo con crecimiento en 2017, y, sin embargo, me fui de la gobernación con una alta credibilidad y con el plan de obra pública más importante de las últimas dos décadas, con los sueldos al día, con los proveedores al día, incluso con los empleados públicos con una cláusula gatillo en 2019, a pesar de que había recesión económica. He probado el poder de administración, la capacidad de administrar bien el Estado provincial. Eso da certidumbre. La ciudadanía requiere certidumbre y yo estoy en condiciones de dar esa certidumbre. En un marco de escepticismo generalizado, donde no hay credibilidad, mucho menos en una campaña, los que hemos dado certidumbre, los que tenemos antecedentes probados entiendo que damos más certezas que los que intentan probar sólo con discursos.
— En una campaña más centrada en las peleas personales, ¿Juntos por el Cambio apostará a dar detalles de sus propuestas de gobierno? Se acaba de difundir el Acuerdo Programático, pero para convencer al electorado quizá hagan falta mayores precisiones sobre las medidas.
— Creo que la propuesta de Juntos por el Cambio, si bien debe ser integral y no sólo de economía, debe poner el foco en dar certidumbre de que vamos a ordenar este caos económico. A partir de ordenar ese caos macroeconómico, estaremos en mejores condiciones, con mejores equipos a nivel nacional, como para gobernar la Argentina y también darle certidumbre a los argentinos.
— ¿Van apurar la difusión de la propuesta económica?
— Esa pregunta es muy concreta y hay dos planteos en JxC. Están quienes creemos que hay que hablar muy claro para que no se sorprenda la ciudadanía y no pase como en 2015. Pero se está hablando mucho más claro en la deliberación pública hoy que en 2015. Es más llana que en ese momento.
— ¿Usted dice que hay un sector de JxC que es partidario de no decir lo que finalmente van a hacer si llegan al gobierno?
— Exactamente.
— Y si se toman medidas duras, ¿habrá tolerancia en la gente?
— Ahora se entiende muchísimo más que esta crisis requiere reformas profundas, pero también hay una gran incertidumbre acerca si se lo tolerará cuando se haga.
— Según Elisa Carrió, Mauricio Macri y Patricia Bullrich “van por un ajuste brutal a la clase media”.
— Ella habla en nombre de otros.
— ¿De quiénes?
—Ella habla en nombre de Patricia y de Mauricio, interpretándolos, pero yo no daría por válido una cosa que no he escuchado de ellos. Me parece que eso no hace bien.
— La postura de Carrió responde seguramente a la intención de aplicar medidas de shock en un gobierno de JxC.
— Yo también podría interpretar que el kirchnerismo va a meter presa a toda la oposición si gana las elecciones. Pero es un poco raro que hable en nombre de ellos.
— ¿Usted no cree en medidas tan duras si Bullrich llega a la Presidencia?
— De ninguna manera. Los que más se van a beneficiar con el orden macroeconómico serán los más humildes y la clase media. El desorden macroeconómico es el que ha deteriorado los salarios reales, la jubilación, es el que ha empobrecido a la Argentina. Lograr un orden macroeconómico es imprescindible para Larreta, Carrió, Bullrich, Morales y (Facundo) Manes. Lograr un orden macroeconómico es el foco de cualquier programa. ¿Cómo se hace? Bueno, que cada uno exprese cómo, pero la demanda apunta a un orden macroeconómico urgente.
— ¿Le preocupa este escenario que registran anticipan algunas encuestadoras de que en las elecciones habrá un escenario de tres tercios entre JxC, el kirchnerismo y Milei?
— Es explicable en el contexto del desorden macroeconómico. Hay un frente que ha gobernado 16 de los últimos 20 años y no puede ordenar la macro; la inflación es el principal indicador. Hay un frente que gobernó cuatro años en forma reciente y el kirchnerismo lo recuerda todo el tiempo. Y hay uno que fuerza la deliberación pública con propuestas que alguna gente pueden sonarles atractivas, que creen que con la dolarización van a ir al cajero automático y van a sacar dólares. Los otros dos frentes generan rechazo en distinta dimensión porque ya han tenido una experiencia con ellos. Con lo cual estos tres tercios se explican más por la historia reciente de estos 20 años. Si existiera una propuesta que diera las garantías, esta elección ya estaría resuelta con anterioridad y las encuestas serían categóricas. Eso es lo que no hay en la Argentina, con lo cual creo que se explica muy bien.
— ¿Cómo se enamora a un electorado que está sufriendo por la inflación, los precios, una economía al rojo, y la oposición quiere decir la verdad e insinúa más ajuste?
— El término no es enamorar porque no va a haber enamoramiento de ningún tipo, como no lo hay en casi ningún lugar del mundo con un político. Lo que hay que dar es certidumbre acerca de que se sabe hacer las cosas bien, que se tomen las decisiones correctas en el marco de un plan y desarrollar ese plan. No veo otra opción más que tratar como adultos a los ciudadanos. ¿Puede fracasar electoralmente? Quiero creer que la mayoría de los argentinos quiere que les hablen así.
— ¿Cree que el Gobierno puede apelar a algún truco para ganar las elecciones?
— Lo único que van a hacer es lo que hicieron en 2021 y fracasó, que son los “Planes Platita”, y es lo que están haciendo en algunas provincias. En Tucumán, por ejemplo, habilitaron los cajeros de los bancos el fin de semana y los proveyeron de dinero que puso el gobierno para la gente.
— ¿Pero ahora el Gobierno no está monitoreado por el FMI?
— Sí, es un control relativo porque el Fondo ha tolerado las desviaciones y al Gobierno no le queda ningún conejo en la galera: el único plan que tiene es patear para adelante todos los problemas y seguir complicando la situación al próximo gobierno. Es decir, se autorizan importaciones para el próximo gobierno, se autorizan dólares para comprar esas importaciones para el próximo gobierno, se toma deuda con China para el próximo gobierno, se toma deuda con el Fondo para el próximo gobierno, se reprograman las Lelic para el próximo gobierno. Van a seguir haciendo lo mismo.
— ¿El Gobierno está tratando de evitar la devaluación?
— Eso es la parte de la ambigüedad discursiva, de no tratar como adultos a los argentinos. El peso se está devaluando. En todo caso, lo que no están blanqueando es una devaluación oficial. Basta con que un porteño se corra hacia Uruguay o un mendocino a Chile para que se den cuenta de cómo se ha devaluado su moneda. Y también basta ver a los uruguayos que vienen a consumir a las provincias limítrofes de la Argentina o a los chilenos como vienen a consumir a Mendoza. La devaluación de la moneda ya un hecho. Hay médicos mendocinos que están haciendo guardia los fines de semana en Santiago de Chile por un salario que tiene una moneda mucho más estable.
— ¿Imagina que puede haber un estallido social antes de las elecciones?
— No veo un estallido antes de las elecciones y espero no verlo luego de las elecciones, pero sí veo que el Gobierno sigue incubando una bomba de tiempo y alargando la mecha. No lo veo antes porque tienen el respaldo de la reestructuración de deuda con los bancos argentinos y los vencimientos para el próximo período y el Fondo Monetario tolera sus desviaciones. No veo una crisis bancaria o cambiaria en el corto plazo. Pero si está tan cerrado el cepo, esa crisis no se produce oficialmente, pero sí se manifiesta en más inflación y en las derivaciones de este desorden microeconómico.
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