Reunión del G7: Alberto Fernández expone su posición sobre la guerra en Ucrania y la necesidad de reducir las diferencias económicas entre el Sur y el Norte

El Presidente arribó al encuentro de los líderes más poderosos de Occidente que se desarrolla en Alemania. Hoy pronunciará dos discursos y mantendrá reuniones bilaterales con Scholz, Johnson y Draghi

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Alberto Fernández corrige los últimos detalles en su habitación del hotel en Munich, antes de volar en helicóptero al castillo Elmau adonde delibera el G7
Alberto Fernández corrige los últimos detalles en su habitación del hotel en Munich, antes de volar en helicóptero al castillo Elmau adonde delibera el G7

(Enviado especial) Alberto Fernández llegó pasado el mediodía a la reunión del G7 que Alemania organiza en el castillo de Elmau enclavado en los Alpes bávaros. El presidente fue recibido por el canciller Olaf Scholz y a continuación cumplirá una extensa agenda que incluyen dos discursos para fijar su posición sobre la guerra en Ucrania y la necesidad de aplacar las asimetrías económicas globales, y media docena de bilaterales con importantes líderes occidentales, entre ellos el premier británico Boris Johnson.

La guerra ilegal desatada por Rusia contra Ucrania desplomó un orden mundial que protegía a los potencias y mantenía las asimetrías económicas entre naciones ricas y países pobres. Los protagonistas del sistema internacional tratan -ahora- de juntar los pedazos y fijar nuevas reglas de juego antes que la hambruna global, la suba de los precios del gas y los constantes movimientos inmigratorios causen un infinito vacío de poder en todo el planeta.

En este contexto, las principales potencias ya comenzaron a utilizar sus foros multilaterales -BRICS y G7- para pujar por un modelo mundial que establecerá un nuevo orden para las próximas décadas.

En los BRICS aparecen Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, mientras que en el G7 son protagonistas Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Japón.

BRICS y G7 tienen concepciones geopolíticas distintas. Y por eso será muy difícil que haya una síntesis global. O es China junto a Rusia, o es Estados Unidos más Alemania y Francia. El resto serán aliados o adversarios tácticos, dependiendo de las necesidades propias y de los balances de poder que se ejecuten en cada ocasión.

“No puedo hablar ahora. Tengo que terminar de escribir los discursos”, se excusó Alberto Fernández cuando anoche este enviado le quiso hacer una pregunta puntual sobre la agenda diplomática que protagonizará hoy en el Castillo de Elmau, la histórica construcción defensiva que eligió Alemania como sede del G7/2022.

Eran las 23.31 PM, hora de Munich (cinco horas menos en la Argentina), y desde ese momento el Presidente pasó largo tiempo en su habitación escribiendo en soledad y consultando con Santiago Cafiero (canciller) y Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos) para tener afilados los dos discursos que pronunciará hoy ante Joseph Biden, Olaf Scholz y Emmanuel Macron, entre otros líderes de Occidente. A esa cumbre arribó hoy, apenas pasadas las 7.

Alberto Fernández es consciente de la anómala situación internacional.

El jefe de Estado habló en los BRICS, y hará lo mismo en en G7. El premier hindú Narendra Modi cumplirá el mismo recorrido, y los dos durante la reunión bilateral que tuvieron en el hotel Bayerischer Hof coincidieron en la necesidad de consolidar la relación Sur-Sur.

“Con el premier Modi tuvimos una reunión positiva. Nosotros queremos profundizar los vínculos de nuestro sur con el sur de África y Asia. Y allí llegamos a la conclusión de que los próximos tres G20 -Indonesia, India y Brasil- consolidan nuestra agenda multilateral. Porque los tres son el Sur”, explicó Cafiero a Infobae.

Alberto Fernández junto a Narendra Modi en Munich antes de la reunión del G7
Alberto Fernández junto a Narendra Modi en Munich antes de la reunión del G7

El jefe de Estado considera que el orden mundial que agoniza estableció una profunda asimetría económica entre los países pobres del Sur y las Naciones del Norte. Y que tanto los socios del BRICS como los miembros de G7 tienen que tomar medidas globales para que la actual crisis de los alimentos y los hidrocarburos no perjudique -aun más- a los sectores débiles del sistema internacional.

Alberto Fernández condenó la guerra ilegal de Rusia contra Ucrania en su ponencia ante los BRICS, pero cometió dos fallas discursivas: nunca mencionó a Rusia y a Vladimir Putin. Una omisión que fue voluntaria.

China es socia de Rusia y tiene una política global para apalancar sus intereses con las necesidades de los países pobres. Xi Jinping aprovecha la pobreza de las naciones para cooptar o condicionar su toma de decisiones de Gobierno, a través de la financiación de obras que se consideran indispensables.

Entonces, Alberto Fernández hoy deberá explicitar con qué potencias cree que se debe acotar la brecha entre naciones ricas y estados pobres. China utiliza su iniciativa El Camino de la Seda (One Belt, One Road) para cerrar las asimetrías Norte-Sur, mientras que el G7 anunció ayer un proyecto de colaboración global que prevé un presupuesto de 600.000 millones de dólares en cinco años.

La situación es binaria: Argentina tiene que optar entre El Camino de la Seda de Xi o la Asociación mundial para las infraestructuras (Partnership por Global infrastructure), que anunció ayer la Casa Blanca.

No hay posiciones intermedias. Ese era un método que los países podían aplicar en el orden mundial que Putin hizo colapsar con su invasión a Ucrania.

Biden en un almuerzo con líderes de América Latina dijo que “el riesgo de una Tercera Guerra Mundial es muy grande”. Alberto Fernández estaba allí, y el presidente de los Estados Unidos dejó en claro que valora la inteligencia que le aportó la CIA sobre este tema. Su proyecto de Asociación mundial para las infraestructuras va en esa dirección: bloquear la posibilidad de que el peso global de China termine beneficiando a Rusia.

Alberto Fernandez y Joseph Biden durante la cumbre de Las Américas
Alberto Fernandez y Joseph Biden durante la cumbre de Las Américas

Además de plantear que un nuevo orden global debe achicar las diferencias económicas entre los países ricos y los estados pobres, Alberto Fernández hará un discurso vinculado a las consecuencias de la guerra de Ucrania en América Latina y a las capacidades que tiene la región para actuar como proveedor eficaz de alimentos e hidrocarburos a nivel global.

El Presidente cuestionará a la guerra per se, condenará las consecuencias humanitarias que causa en los sectores más desprotegidos del mundo y exigirá el cese de hostilidades en Ucrania. Este un planteo moral que recoge las enseñanzas de Francisco y que pretende abrir una mesa de negociaciones para evitar que la tragedia continúe en el corazón de Europa.

Y a continuación, Alberto Fernández desplegará su propuesta de transformar a América Latina en proveedora de alimentos e hidrocarburos a nivel mundial, que son los comodities que faltan o subieron muchísimo de precio por la guerra de Rusia contra Ucrania.

El Presidente está expectante de sus discursos en el G7, y ha trabajado semanas con Cafiero, Béliz y Jorge Arguello (embajador en Estados Unidos) para articular una presentación que resuma su pensamiento geopolítico y que también pueda comprometer la decisión de Biden, Scholz y Macron, los tres líderes más poderosos del G7.

Con todo, los resultados no aparecerán hoy por arte de magia. Se trata de un proceso largo que tiene subas y bajas.

Además de sus discursos en el G7, Alberto Fernández tiene reuniones bilaterales con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, el primer ministro británico, Boris Johnson, el premier italiano, Mario Draghi, la titular de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, el consejero de Europa, Charles Michel y el primer ministro de Japón, Fumio Kishida.

Hoy a las 21, hora de Munich, el presidente emprenderá la vuelta hacia Buenos Aires.

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