Las protestas en la Policía Bonaerense reavivaron las pujas internas y aumenta la presión sobre Sergio Berni

Al reclamo salarial se sumó el interés de los intendentes del PJ y el malestar de la Casa Rosada con el ministro de Seguridad bonaerense. El rol de Cristina Kirchner en el futuro del funcionario

Guardar

Nuevo

Alberto Fernández, Sabina Frederic, Axel Kicillof y Sergio Berni, el viernes pasado
Alberto Fernández, Sabina Frederic, Axel Kicillof y Sergio Berni, el viernes pasado

Ni la trágica y dolorosa muerte de Facundo Astudillo Castro, sobre la que aún se investiga la eventual participación de la Policía de la provincia de Buenos Aires, tuvo a Sergio Berni tan apuntado.

No solo por la magnitud del reclamo, que el gobernador Axel Kicillof y el ministro de Seguridad sufrieron frente a sus propias narices en las últimas horas, y su desenlace, que hasta anoche todavía inquietaba, y mucho, a las autoridades políticas y policiales. Sino también, y especialmente, porque desde la propia administración bonaerense reconocen que se “subestimó” la protesta, originada con la legitimidad de magros salarios y pésimas condiciones laborales, arrastradas desde hace décadas. Admiten que no se vio venir. Y que cuando se trató de buscar una solución, ya era tarde.

Berni camina por territorio movedizo. Una de sus principales fortalezas -la conducción de las fuerzas policiales- quedó ahora bajo tela de juicio. Y sus enemigos internos -cada vez más- se aprovecharon de la protesta salarial, y su anarquía por la ausencia de interlocutores que aglutinen el reclamo, para pedir la cabeza del ministro.

“Sobre un reclamo legítimo se montaron operaciones", explicaba anoche un dirigente político del Gran Buenos Aires que conoce, como pocos, la realidad del territorio y las pujas internas. Cuando habla de “operaciones” se refiere puntualmente a los intendentes del PJ, que en su mayoría detestan al ministro y que, además, miran con desconfianza al gobernador desde el día que asumió. “Un reclamo anárquico. Y fuego amigo”, lo sintetizan en el entorno de Berni.

Ayer había en Olivos un fuerte malestar con el funcionario porque no supo adelantarse a los reclamos. La relación con Alberto Fernández, que en reiteradas oportunidades tuvo que interceder con Kicillof por los constantes tironeos con Sabina Frederic, también cuestionada, es pésima desde hace meses. El gobernador le tiene estima -se frecuentan desde la gestión K- y responde, como él, a Cristina Kirchner. Pero reconoce en privado que el apodo de “Loco” le cuaja a la perfección, y que es incontrolable.

La protesta ayer, en Puente 12
La protesta ayer, en Puente 12

“Hay que mirar al sur del Conurbano", deslizaban ayer, furiosos, colaboradores del ministro de Seguridad. Puntualmente, detallaban, a dos distritos: Lomas de Zamora y Avellaneda. Pero especialmente Lomas.

Berni está convencido de que algunos intendentes se aprovecharon de la protesta policial para esmerilar su figura y postularse como reemplazantes. Otro nombre que se barajaba ayer era el de Cecilia Rodríguez, la jefa de Asesores de Frederic, que estuvo al frente del Ministerio de Seguridad nacional y que tuvo fuertes encontronazos con Berni. Desde el despacho de la funcionaria negaron el trascendido.

Durante la noche del lunes y la mañana del martes, la ministra de Gobierno bonaerense, María Teresa García, telefoneó a los intendentes para tratar de calmar los ánimos y evitar que el conflicto interno escale. La puesta en escena del viernes en torno al lanzamiento del programa de seguridad para el Conurbano no alcanzó para aglutinar a la tropa.

Anoche había además otro sector del Frente de Todos que buscaba sacar alguna tajada política de la protesta policial: el de los movimientos sociales. Emilio Pérsico, secretario de Economía Social del Ministerio que encabeza en los papeles Daniel Arroyo, habló ayer por teléfono con Máximo Kirchner para presionar por la salida del ministro de Seguridad provincial.

Pérsico es uno de los referentes del Movimiento Evita junto a Fernando “Chino” Navarro, secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete que conduce Santiago Cafiero. Navarro se cruzó la semana pasada con Berni en un programa de televisión: el ministro lo acusó de promover la toma de tierras en el Gran Buenos Aires, una escena que desnuda la complejidad de las internas en el frente oficialista. Berni arrastra con Navarro recientes rencillas.

Martín Insaurralde y Máximo Kirchner
Martín Insaurralde y Máximo Kirchner

La problemática en torno a las protestas de los policías bonaerenses no se agota sin embargo en los cortocircuitos internos. Los intendentes, que ven con agrado cómo los reclamos pueden esmerilar la figura del ministro, están inquietos porque la inacción policial puede impactar de lleno en las tomas de tierras.

La situación del conurbano bonaerense es alarmante. Los jefes policiales culpan, en parte, a la suelta de presos por el COVID-19, y una escalada de la violencia. Cuando asumió, Berni había prometido una mejora en los sueldos y en las condiciones laborales de la fuerza que, según los trascendidos, no fueron cubiertas por la administración provincial.

Cristina Kirchner y Sergio Berni (NA)
Cristina Kirchner y Sergio Berni (NA)

La policía provincial tiene hacia adentro además sus propias internas. Daniel García, el jefe de la fuerza, quedó debilitado. Su segundo, Jorge Oscar Figini, responde directamente a Hugo Matzkin. Matzkin trabaja en Ezeiza con Alejandro Granados, que siempre merodea la institución.

Berni, que desplegó una campaña intensa para robustecer su popularidad y posicionarse de cara al próximo año electoral, siente el rigor de la presión interna que se desarrolla detrás de la revuelta policial. El ministro tiene una sola jefa, cuya centralidad en el Frente de Todos es cada vez más apabullante. “El destino del ‘Loco’ solo lo resuelve Cristina”, aseguran sus colaboradores.

Seguí leyendo:

Guardar

Nuevo

Últimas Noticias