Víctor Hugo Morales y la responsabilidad del Estado

Del apoyo a las dictaduras rioplatenses al amor por los K, la errática vida del relator. Periodistas piden que el Estado garantice la pluralidad en los medios privados. Qué dice el Gobierno

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Víctor Hugo junto a Cristina Kirchner cuando la entrevistó en radio Continental (@UniCiudadanaAR)
Víctor Hugo junto a Cristina Kirchner cuando la entrevistó en radio Continental (@UniCiudadanaAR)

La primera vez que a Víctor Hugo Morales lo echaron un día viernes, para evitar que se despidiera de su audiencia, fue el 7 de julio de 2006, cuando Néstor Kirchner era presidente y Rosario Lufrano directora ejecutiva de Canal 7. Era el cuarto año que conducía el programa"Desayuno", producido por Eduardo Metzger, pero unos comentarios que hizo de un acto K en Plaza de Mayo enfurecieron al gobierno de entonces.

Él mismo contó por Continental el domingo 9, desde Alemania, donde había ido a transmitir la final del Mundial entre Francia e Italia, que "Lufrano quiere manejar la línea editorial de todos los programas del canal" y, en ese contexto, "Desayuno es una molestia, por eso quitan el programa, que era un espacio independiente". Fue incluso más lejos. Dijo que "el gobierno (de NK) tiene una especie de tara con todo lo que sea libertad de prensa, y quiere periodistas de 'línea venerativa', lo que no va conmigo".

Por entonces, ya se trataba del periodista mejor pago del país y sus críticas al kirchnerismo eran cada vez más ácidas. En el 2008, Cristina Kirchner ya había asumido la presidencia, y Néstor dio una conferencia de prensa donde maltrató a un periodista de Clarín  y un movilero de Continental, dijo que "esa es la actitud del grandote del barrio, 'yo sé quién te manda a vos', y todos se reían". "Si tuviese que definir la personalidad de Kirchner no podría no incorporar este dato, que merece juicios mucho más severos de los que estoy diciendo. Me contengo porque cuando uno se mete con un poderoso, sabe que a la larga o a la corta, él va a intentar que uno lo pague".

Cuando Cristina criticó a Hermengildo "Menchi" Sábat, el caricaturista de Clarín, por dar un "mensaje cuasimafioso", él también fue durísimo con la entonces presidente. Tanto que ambos uruguayos fueron incorporados, por votación unánime, y en un mismo acto, a la Academia Nacional del Periodismo. Entrevistado por La Nación, que le preguntó si "¿la sociedad está bien informada hoy?", Morales contestó que "aún en los medios que generan complicidad, sus dueños son sus dueños, pero sus periodistas son sus periodistas. No puede digitarse completamente un artículo. Hay márgenes de independencia de los medios". Sin mencionarlo, hablaba de Clarín: su obsesión.

La conversión de Víctor Hugo tiene día y hora. Fue el martes 2 de febrero  de 2010 a las 10 de la mañana (durante la pausa publicitaria) cuando Néstor lo llamó a la radio para contestarle su editorial por el uso "insultante" en el 2009 de la información privilegiada en torno al aumento de las divisas extranjeras para comprar 2 millones de dólares, lo que le dio una ganancia neta de entre 300.000 y 480.000 pesos con esa sola operación.

Al volver al aire, Morales contó el diálogo con el ex presidente, al que consideró una víctima, y pidió disculpas por haber sospechado de él. "Acabo de hablar con el doctor Néstor Kirchner, es una cosa un poco paralizante, estamos hablando de una personalidad muy pero muy fuerte en la vida nacional. Yo, como todos, hemos estado convencidos que la compra de dólares de Néstor Kirchner podía tener un afán especulativo, acabo de hablar con él y me va a pasar los elementos que…. Yo le creo, no necesito esos elementos, me basta con esa llamada". Y entre larguísimas disculpas, agregó que "no me termino de sentir culpable de la injusticia que se puede haber cometido, estrictamente porque la información prosperó en este caso por culpa de quienes no comunicaron lo que correspondía. Este es el mail que me mandaron", agregó, compungido. Y leyó el correo electrónico.

(Adrián Escandar)
(Adrián Escandar)

En ese diálogo, Kirchner le prometió munición pesada contra Clarín y hacerlo parte protagónica de una cruzada revolucionaria. Lo contó así: "Aquellos que no tenemos absolutamente nada especial contra el Gobierno y aquellos que tienen, por supuesto, tremendos intereses en juego, uno de los diarios que hoy se hace eco fuertemente de esta situación en la tapa, va a ser denunciado prontamente. Esto también lo sabemos por otros carriles". Que eran los mismos: la conversación que había tenido minutos antes.

En ese punto, ya no le importó seguir la información específica. Como, por ejemplo, que si fuera cierto su explicación de que había comprado esos dos millones de dólares para adquirir el hotel Alto Calafate, no se entendía por qué no había utilizado los cuatro millones que ya tenía en su cuenta, como demostró el periodista Nicolás Wiñaski. La verdad empezó a incomodarlo.

La información que publicaron los periodistas uruguayos Luciano Alvarez y Leronardo Haberkorn en el libro Relato oculto: las desmemorias de Víctor Hugo Morales, fue lapidaria en torno a sus vínculos con las dictaduras de ambas orillas.

– Entre 1975 y 1977, concurrió periódicamente a jugar a la paleta y el fútbol y compartir asados al Batallón Florida, un centro de detención de tupamaros.

– En 1978, al viajar a Buenos Aires, se maravilló con la organización y elogió a los organizadores, "Merlo y Lacoste", cabezas del Ente Autárquico Mundial 78.

– Cuando finalmente Argentina salió campeón ante Holanda, firmó una crónica en la que destacó la "humanidad de un presidente (por Videla) que ordenó a la Policía dejar entrar al público a la cancha para festejar con los jugadores".

– Y siguió: "Son soldados. Acaban de cumplir. Ganaron la batalla y la guerra. Trajeron la paz y la esperanza. La reconciliación y la confianza. Hay sangre en la camiseta de Tarantini. No es casualidad. Costó sangre, sí señor".

En 1980 fue la voz del "mundialito" que organizó la dictadura uruguaya para conmemorar el cincuentenario del Mundial de 1930.

– En 1981, Adrián Paenza y Fernando Niembro lo sumaron al equipo de periodismo deportivo de El Mundo, una radio controlada entonces por la Marina.

– En 1985, fue sonoramente abucheado en el Estadio Centenario de Montevideo cuando iba a presentar a Mercedes Sosa. Tanto, que le impidieron seguir y tuvo que salir del escenario. El lo interpretó como una "envidia por su éxito en la Argentina" y no como un desprecio a sus vínculos con los dictadores, que estaban allí tan frescos. Lo cierto es que no puede volver a trabajar a su país porque, sencillamente, no lo quieren.

El conductor no estará más al aire en C5N
El conductor no estará más al aire en C5N

Es obvio que estos antecedentes objetivos no le importaron al kirchnerismo,  a pesar de ser una expresión política que hizo de su posicionamiento en torno a los derechos humanos del pasado, una columna vertebral.

Néstor y Cristina aprovecharon su popularidad para su guerra contra el periodismo independiente y él aprovechó ser parte sustantiva de ese poder discrecional. Como fue insultado varias veces en lugares públicos, militantes de La Cámpora fueron contratados para caminar alrededor suyo en lugares con gran cantidad de personas, como una Feria del Libro, por ejemplo. Por esos sitios solo se movía con ellos, que parecía una nube de fans, que seguramente lo eran, pero rentados. Ya ni eso tiene ahora.

Después de estar un año y medio en el C5N del Grupo Indalo, donde condujo el segmento "El diario", de 18 a 21, donde compitió con Nelson Castro que está en TN (a quien muchas veces le ganó en rating) fue despedido como hace nueve años de Canal 7 y hace casi dos -el 11 de enero de 2016- de Radio Continental. En ese enero, los K realizaron una movilización en repudio y Martín Sabatella y Andrés "Cuervo" Larroque hablaron junto a él, desde el escenario. Esta vez, no tuvo esa suerte, pero logró la solidaridad de los colegas.

Por cierto, es una verdadera pena que periodistas como Víctor Hugo, Roberto Navarro, y tantos otros como Luis Novaresio, Marcelo Longobardi, Pablo Duggan, Eduardo Feimann, Oscar González Oro, Fabián Doman, Guadalupe Vázquez, Débora Plager, Gustavo Mura, Antonio Laje, Marcos Stupenengo, y tantos productores, técnicos, camarógrafos y choferes hayan sido expulsados de C5N en los últimos años.

Nadie debería quedar sin trabajo en un medio de comunicación por pensar distinto y, por cierto, es una verdadera tristeza que Morales y Navarro no hayan tenido el gesto de solidaridad con sus colegas que muchos tienen con ellos. Evidentemente, se trata de otra calidad de personas.

Incluso hubo periodistas que fueron más allá, y pidieron que el Estado se haga responsable de garantizar la pluralidad de voces. Reynaldo Sietecase, por ejemplo, puso en Twitter que "el Estado debe propiciar un mapa de medios democrático y equilibrado. Eso implica que contenga pluralidad de voces, pluralidad de medios y pluralidad de actores. El gobierno de turno debe tolerar las opiniones más críticas".

No todos piensan lo mismo. Rubén Rabanal, que trabaja en Ambito Financiero (hoy de Indalo), dice que quiere que "el Estado esté lo más lejos posible de los medios, que no se meta en lo más mínimo". Algo similar dice José Crettaz, ex del diario La Nación, para quien "en el siglo XXI, la verdadera pluralidad consiste en conectar a todos los ciudadanos a Internet de calidad y brindarles educación y alfabetización digital".

Cerca del Presidente dicen que "el Estado no tiene ninguna responsabilidad si es que hay estado de derecho. En democracia hay pluralidad, y el gobierno de turno no tiene propiciar nada más que eso. No hay ninguna necesidad de intervenir en asuntos de empresas de medios". O sea, olvidémonos de que alguien diseñe en Casa Rosada un "mapa de medios" para la Corea del Norte, la del Sur, la del Centro o cualquiera.

Mauricio Macri, finalmente, llegó al Gobierno sostenido en su estrategia en las redes sociales y no cree que necesite de los medios para sostenerse en el poder. Es verdad que le molestan las críticas, pero trata de mantenerse al margen de los debates mediáticos, a los que accede con más frecuencia a través de las radios, cuando se traslada en auto. Por otra parte, en general, se siente un "incomprendido" y hasta podría decirse que se siente cómodo en ese lugar.

Estos últimos días le llovieron críticas al Gobierno por el manejo discrecional de la pauta publicitaria, que habría castigado a Página/12 y la radio AM 750, ambas de Víctor Santamaría. "Se trata de una mentira, además nosotros no repartimos plata, sino que planificamos campañas de comunicación", dijo un vocero. Y especificó que a Página/12 le dieron 22 avisos en el primer semestre, por un monto total de 3.206.077 pesos, contra 78 que le dieron a Clarín, por un monto de 44.787.357 pesos, que tiene una circulación 15 veces mayor que Página/12. En cuanto a la radio, recién en agosto, cuando se pudo anotar en la lista de proveedores, empezó a recibir pauta.

Habrá que ver cómo termina el año. Todavía no están on line los totales del segundo semestre. Si hay alguna discrecionalidad, allí podrá analizarse mejor. De todos modos, nada puede ser comparable a lo que se vivió en los años K en esa materia. Está muy bien que estemos preocupados porque en la Argentina no se pierda la pluralidad, pero tampoco es cuestión de fingir la realidad.

Ayer, el ex gerente de operaciones de C5N, Jorge Taranto, posteó en su Facebook que estos días recordó "cuando se hizo la primera protesta masiva contra el gobierno de Cristina Fernández y la orden fue 'mostrar espacios vacíos y sin gente', contesté 'nos estamos suicidando como canal de noticias'", lo que selló su final en la empresa que vio nacer.

Seguir equiparando a los periodistas que aceptaron ocultar o mentir para apoyar un gobierno, con periodistas que -con distintas ideologías- no niegan los hechos ni buscan ocultarlos, tampoco le hace bien a la democracia. No seamos hipócritas: no todo es lo mismo.