Racismo en el Metropolitano: ¿por qué la palabra “serrano” se utiliza como insulto racista en el Perú?

Un término que en otros países solo describe una procedencia geográfica, en nuestro país se convierte en una etiqueta racista y clasista cargada de desprecio

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"Serrano" es un término neutro
"Serrano" es un término neutro que, en ciertos contextos sociales y políticos, adquirió un fuerte sesgo racista y clasista (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hace unos días, un incidente ocurrido en el Metropolitano de Lima volvió a poner sobre la mesa el problema del racismo en el Perú. Una mujer identificada como Alejandra Argumedo Alegre, influencer con múltiples denuncias y antecedentes de polémicas legales, fue grabada mientras insultaba a otros pasajeros con frases como serranos” y “llamas, vicuñas, alpacas”, haciendo referencia a los auquénidos que viven en los Andes. El video se volvió viral y generó una ola de indignación en redes sociales y medios de comunicación, no solo por la agresión verbal, sino también porque refleja lo naturalizado que está el uso de la palabra “serrano” como insulto racista en el país.

Lo ocurrido evidencia algo que en el Perú se vive cotidianamente: un término que en otros países solo describe una procedencia geográfica, como “serrano”, aquí se convierte en una etiqueta racista y clasista cargada de desprecio. Entender por qué ocurre esto requiere mirar la historia y las estructuras sociales que han sostenido estas formas de discriminación.

¿Por qué la palabra “serrano” se utiliza como insulto racista en el Perú?

Desde la colonia, se impuso
Desde la colonia, se impuso una jerarquía racial en la que los pueblos indígenas andinos quedaron en los estratos más bajos de la sociedad (Composición: Infobae/Búho)

En el Perú, la palabra “serrano” proviene de la geografía: se refiere a las personas que habitan la sierra andina, en contraste con quienes viven en la costa o la selva. En principio, es un término neutro, como “costeño” o “selvático”. Sin embargo, con el tiempo, en ciertos contextos sociales y políticos, la palabra adquirió un fuerte sesgo racista y clasista.

Las razones detrás de esta transformación son múltiples:

  • Colonialidad y jerarquías sociales: Desde la colonia, se impuso una jerarquía racial en la que los pueblos indígenas andinos quedaron en los estratos más bajos de la sociedad. Lo serrano pasó a asociarse con lo indígena, lo pobre y lo atrasado, frente a lo costeño o criollo, considerado más moderno y civilizado. Esta visión desigual sigue marcando las percepciones sociales hasta hoy.
  • Migración interna y discriminación urbana: Durante el siglo XX, especialmente entre las décadas de 1940 y 1970, se produjo una gran migración de personas andinas hacia Lima y las principales ciudades costeñas. Buscaban trabajo, educación y mejores condiciones de vida. En este proceso, muchos enfrentaron discriminación en la capital, donde se reforzó el uso de “serrano” como insulto para señalar su condición de “forasteros”, “indios” o “cholos”.
  • Asociación con estereotipos negativos: En el lenguaje racista, “serrano” se usa como sinónimo de ignorante, sucio, bruto o pobre. Estos prejuicios se apoyan en estigmas históricos contra la población quechua y aimara, su lengua, su cultura, su acento y hasta su apariencia física. Así, un término geográfico se transformó en un arma de exclusión.
  • Política y racismo estructural: En la arena pública y mediática, la palabra “serrano” también se ha usado de forma despectiva para desacreditar a políticos o movimientos sociales de origen andino. Esto refuerza la idea de que los “serranos” carecen de legitimidad para gobernar o de capacidad para participar en la vida política en igualdad de condiciones.

¿Qué hacer en caso de ser víctima o presenciar un acto de racismo?

En la arena pública y
En la arena pública y mediática, la palabra “serrano” también se ha usado de forma despectiva para desacreditar a políticos de origen andino (Mincul)

El racismo no es solo un problema cultural, sino también un delito en el Perú, tipificado en el Código Penal. Si una persona es víctima o testigo de un acto de racismo, puede:

  • Denunciar formalmente ante la Policía Nacional, la Fiscalía o el Ministerio de Cultura.
  • Grabar o documentar la agresión, siempre que sea posible, para contar con pruebas.
  • Exigir a las instituciones de transporte, educación o servicios públicos que actúen frente a estos casos.
  • Apoyar a la víctima con gestos de solidaridad y no permanecer indiferente, ya que la indiferencia normaliza la discriminación.

El cambio también implica educar y cuestionar los prejuicios que circulan en nuestro lenguaje cotidiano. Nombrar la discriminación es un paso clave para erradicarla.