Impactante hallazgo en Perú: Arqueólogos descubren mansión prehispánica de 1.400 años en el valle de Chicama

La edificación de adobe habría pertenecido a una élite local de la cultura moche y conserva murallas, recintos pintados y cerámicas con escenas guerreras. Restos de monos amazónicos, camélidos andinos y frutas como lúcuma confirman la dieta de sus habitantes

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Composición: Infobae Perú
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Un descubrimiento arqueológico en el norte del Perú está revelando secretos de una de las culturas más fascinantes de la antigüedad. En pleno valle de Chicama, en La Libertad, los investigadores han encontrado una imponente construcción que habría albergado a la élite de la cultura Moche hace unos 1.400 años. Este hallazgo no solo muestra la grandeza arquitectónica de la época: también confirma la existencia de una clase gobernante que concentraba el poder político, económico y social de la región.

De acuerdo con los arqueólogos a cargo, se trata de una edificación monumental de adobe que habría funcionado como un verdadero palacio. Su ubicación estratégica, los detalles arquitectónicos y los objetos asociados al recinto revelan que allí habitaron personajes de gran influencia, posiblemente curacas o líderes que dirigían el destino de las comunidades locales durante el Periodo Moche Tardío.

Un palacio de élite en el corazón del valle de Chicama

Foto: Andina
Foto: Andina

La investigación está a cargo del Programa Arqueológico Chicama, dirigido por Henry Tantalean y Carito Tavera, con el apoyo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad de South Florida. Tras varios meses de excavaciones, se pudo confirmar la existencia de una residencia diferenciada de otros espacios comunes en Licapa II. La estructura presenta cinco recintos construidos en adobe, separados por murallas de hasta metro y medio de alto, con exteriores pintados de color amarillo, lo que denota un carácter especial dentro del conjunto arqueológico.

Según los especialistas, este recinto no era una vivienda cualquiera, sino un centro de poder local. En los alrededores se hallaron talleres de alfareros y metalúrgicos, lo que evidencia que sus ocupantes controlaban la producción artesanal y las redes comerciales de la zona. Además, la calidad de los materiales y el diseño arquitectónico refuerzan la hipótesis de que se trataba de un lugar reservado para la élite dirigente.

El hallazgo de cerámica decorada con escenas guerreras confirma la relación del palacio con los grupos de poder moche. Estas piezas, finamente elaboradas, no solo eran utilizadas en rituales funerarios, sino también en la vida cotidiana de los gobernantes. Los investigadores destacan que este tipo de iconografía es característica de los estratos más altos de la sociedad, lo que respalda la idea de que se trata de un espacio exclusivo para personajes de gran autoridad.

Objetos, animales y una dieta de privilegio

Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

Uno de los aspectos más llamativos del hallazgo en Licapa II es la diversidad de objetos y restos de animales encontrados en el recinto. Entre ellos destacan monos capuchinos provenientes de la Amazonía, camélidos propios de la región andina y aves del litoral, lo que demuestra la existencia de redes de intercambio interregional y el carácter privilegiado de los residentes. También se recuperaron piezas de cerámica de Cajamarca, fragmentos textiles y restos de alimentos que reflejan una dieta exclusiva.

Los arqueólogos identificaron la presencia de lúcuma y otras frutas, además de huesos de animales destinados al consumo, lo que refuerza la hipótesis de que quienes habitaban este espacio disfrutaban de una alimentación especial y diferenciada respecto a la población común. Todo ello coincide con la interpretación de que se trataba de un palacio utilizado por la élite moche para ejercer control político y económico en el valle de Chicama.

Otro detalle revelador es la manera en que el recinto fue abandonado. Antes de dejar la construcción, los antiguos habitantes decidieron cubrirla con una capa de aproximadamente mil adobes, lo que permitió su conservación hasta la actualidad. Para los investigadores, este acto habría sido un gesto de respeto hacia la importancia del lugar, un esfuerzo ritual que protegió al edificio durante más de un milenio.

Actualmente, el equipo del Programa Arqueológico Chicama continúa con los trabajos de excavación en el sitio, donde siguen apareciendo fragmentos de cerámica con representaciones de camélidos y otras figuras. El proyecto cuenta con la participación del arqueólogo Charles Stanish, de la Universidad de South Florida, institución que además financia la investigación. Cada nuevo descubrimiento aporta información clave para entender la compleja organización política y cultural de los moches en su etapa tardía.