Murió Celso Garrido Lecca, uno de los más importantes compositores clásicos del continente, a los 99 años

Su hijo, el también compositor Gonzalo Garrido-Lecca, confirmó la partida del autor de innovadoras piezas sinfónicas y docente clave en la renovación musical del siglo XX peruano

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Compositor partió a los 99
Compositor partió a los 99 años. | Musicógrafo

A los 99 años, falleció en Lima Celso Garrido-Lecca Seminario (1926-2025), una de las figuras más importantes de la música de tradición escrita en Perú y en toda América Latina. Su muerte, confirmada por su hijo y también compositor Gonzalo Garrido-Lecca, marca el final de una época y deja un vacío en la escena musical peruana e internacional.

A través de sus redes sociales, el Ministerio de Cultura expresó sus condolencias a la familia y destacó la labor del maestro, compositor, educador y referente de la música contemporánea peruana: “Su obra, reconocida a nivel nacional e internacional, fusionó nuestras raíces musicales con las corrientes contemporáneas, dejando un legado invaluable para la identidad cultural del país”.

“Mantuvo una estrecha vinculación con la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú, elenco que ha estado a cargo del estreno de múltiples obras suyas, así como de la publicación de un proyecto discográfico que incluye una de ellas, contribuyendo a difundir y preservar su creación artística. Expresamos nuestras condolencias a su familia, colegas y amigos”, escribieron.

Publicación del Ministerio de Cultura
Publicación del Ministerio de Cultura

La vida de Celso Garrido-Lecca estuvo marcada por la reinvención constante y el diálogo entre la tradición y las corrientes de vanguardia. Inició su formación musical en Lima, con Rodolfo Holzmann como maestro, pero fue Chile el país donde, desde los años 50, consolidó un estilo propio. En Santiago estudió con Free Focke, discípulo de Anton Webern, y fue allí donde absorbió la influencia de la Segunda Escuela de Viena y el rigor del dodecafonismo, aunque con el paso de los años su búsqueda lo llevó a distanciarse de los sistemas más matemáticos para desarrollar un lenguaje más emocional y cercano a experiencias latinoamericanas. De esas exploraciones surgieron obras como “Intihuatana” y “Antaras”, esta última concebida en diálogo con las escalas musicales de las antaras nazca, instrumentos precolombinos que pudo estudiar gracias al apoyo de José María Arguedas, entonces director del Museo Antropológico de Lima.

Durante su larga estadía en el país vecino mantuvo vínculos estrechos con músicos y artistas de vanguardia. Trabajó con Víctor Jara, para quien compuso canciones emblemáticas como “Vamos por Ancho Camino” y “BRP”, y colaboró en proyectos que, antes del golpe de Estado de 1973, buscaban unir la música sinfónica con la canción popular y el compromiso social. La llegada de la dictadura interrumpió bruscamente ese trabajo y obligó a Garrido-Lecca a regresar al Perú.

Ya en Lima, repensó la relación entre lo popular y lo académico y creó la primera “cantata popular” con su obra “Donde Nacen los Cóndores” (1976). Obras posteriores como “Retablos Sinfónicos” (1980) y el oratorio “El Movimiento y el Sueño” (1984), estrenado en Lima recién en 2016, consolidaron su prestigio como uno de los compositores con mayor proyección internacional en la escena contemporánea. Durante su vida, denunció que la difusión de su música en el Perú fue escasa, no solo por la dificultad de su lenguaje, sino también por la falta de políticas culturales y la debilidad de las instituciones. Sin embargo, su obra fue interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional y grabada por sellos nacionales e internacionales, como la discográfica Naxos que editó un álbum con parte de su catálogo.

El aporte de Garrido-Lecca fue mucho más allá de la creación musical. Defendió siempre la necesidad de nutrirse de la música popular latinoamericana para evitar que la tradición se congele en fórmulas heredadas. En su gestión como director del Conservatorio impulsó el primer taller de música popular del país, desde donde surgieron nuevos conjuntos y propuestas. Organizó y participó en los primeros conciertos de música moderna en el Perú y mantuvo contacto con referentes internacionales como Pierre Boulez, Luigi Nono o Aaron Copland, nombres clave de la vanguardia mundial.

Su vida y su obra fueron reconocidas en 2000 con el Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria, el máximo galardón para creadores de habla hispana y portuguesa. Composiciones suyas como su Sinfonía II “Introspecciones”, “Laudes II”, o piezas inspiradas por la poesía de Vallejo, Borges o Martín Adán, muestran la amplitud de su universo creativo. Muchas de sus obras más ambiciosas permanecen inéditas o apenas interpretadas en su país natal, una deuda pendiente con el músico que defendió la experimentación, la apertura y el diálogo entre las culturas.