La delincuencia no da tregua: el 60% de dueños de bodegas y minimarkets son víctimas de extorsiones

Miles de familias peruanas ven en las bodegas una oportunidad de crecer económicamente y mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, sus sueños de progreso están siendo empañados por la creciente ola delincuencial. Y es que según la Asociación de Bodegueros del Perú, el 60% de sus asociados han sido víctimas de extorsiones, en los que amenazan sus vidas en caso de que no entreguen elevadas sumas de dinero que en muchas ocasiones se les es imposible pagar. Ante ello, a muchos solo les queda cerrar sus negocios.

La citada asociación está compuesta por unos 22 mil agremiados, por lo que significa que al menos 13 mil bodegueros y dueños de minimarkets han sido víctimas de los extorsionadores. O sea, hay un gran número de familias afectadas.

El representante de los bodegueros también reveló que el otro 20% de sus asociados son víctimas del cobro de cupos, el 15% de los préstamos gota a gota y de los clásicos robos de tenderos al menos el 5%.

Andrés Choy también detalló que este accionar está sectorizado, en el caso de Lima Metropolitana, en los distritos de San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Comas, Callao, Villa El Salvador y Villa María del Triunfo. Mientras que en regiones empieza a calar en las ciudades de Trujillo y Piura.

“Muchos se han visto en la obligación de cerrar sus negocios. A veces solo sacamos para el día a día y ellos vienen a cobrar. De dónde va a sacar más uno”, dijo una comerciante agraviada.

A fines de septiembre, Andrés Choy, también había alertado que las denuncias por extorsión en bodegas aumentaron en 300% durante los últimos tres años.

En años anteriores, este tipo de crímenes se denunciaban entre una y dos veces por día. En cambio, ahora las acusaciones han aumentado a unas ocho diariamente.

Sobre las modalidades de extorsión que sufren los vendedores, André Choy detalló, durante una entrevista con RPP, que las amenazas se realizan mediante mensajes de WhatsApp. Muchas veces estos ataques llegan no solo a los dueños de las bodegas, sino a sus familiares, ya que se trata de negocios que emprenden en conjunto.