¿Cuál es tu felicidad mundial?

Los eufóricos festejos por la Copa del Mundo también podrían ser un punto de partida hacia un país mejor

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Festejos en el Obelisco (Crédito: Adrian Escandar)
Festejos en el Obelisco (Crédito: Adrian Escandar)

Mi amiga Coni vive en Roma. Es de las personas que se fueron al exterior a estudiar, decidió continuar fuera del país, y periódicamente regresa al terruño a visitar a sus afectos. Este último viaje -Mundial de Fútbol de por medio - fue diferente, digamos que más emocional. Como es futbolera me compartió varios de los videos que se viralizaron por las redes en Argentina al ganar la Copa del Mundo. Uno de ellos, llamó mi atención por su sentido de oportunidad, pero también por las falsas creencias que pueden transmitir estos contenidos, especialmente cuando el fervor mundialista encontró más sosiego ahora que ya pasaron algunas semanas de la conquista.

El video comienza hablando de un “orgasmo a nivel de país”, un placer colectivo, y continúa con la felicidad y el bienestar social, mencionando algo que es muy cierto: las personas que poseen vínculos emocionales o familiares sólidos suelen vivir más y mejor. Esto está muy bien estudiado y demostrado. El estudio sobre desarrollo adulto de la Universidad de Harvard describe el seguimiento a lo largo de la vida más preciso y profundo que se ha realizado en este sentido, y sus hallazgos son robustos y elocuentes. Las personas que viven más tiempo y con mayor grado de satisfacción y bienestar son aquellas que han sabido cultivar vínculos afectivos aun, más allá del retiro laboral y con el paso del tiempo. La contrapartida a estos vínculos es la hoy llamada soledad no deseada, tan dañina que está considerada un verdadero desafío en salud pública.

¿Pero que hay desde lo colectivo? ¿Cuánto hay sobre la argentinidad, su cohesión social y la posibilidad que este espasmo de felicidad se convierta en un estado de bienestar que perdure? Toda sociedad tiene en sus habitantes un capital, se lo conoce como capital social y refiere a lo positivo de la interacción humana, implica una concepción mucho más amplia y flexible del “valor” en comparación con el capital humano. Podría incluir ventajas sociales, reputación, conexiones y otras formas de apoyo o influencia asociadas con las relaciones humanas. También existe otro capital muy vinculado al capital social, es el capital humano. Según la Wikipedia, el capital humano es el conjunto de competencias, conocimientos, hábitos, atributos sociales y de personalidad, incluida la creatividad, las habilidades cognitivas, incorporadas en la capacidad de realizar el trabajo para producir valor económico. Entre los componentes más clásicamente descritos del capital humano están la capacidad, el comportamiento, el esfuerzo y el tiempo. Como se puede intuir, ambos capitales comparten aspectos o características comunes. En síntesis, podemos decir que el capital social nos habla de estabilidad y bienestar, mientras el capital humano de potencialidad de desarrollo económico. El ranking de capital social 2022 nos coloca a los argentinos en el puesto 72 sobre 180 países; en el ranking de capital humano, el Banco Mundial sobre 157 países nos coloca en la posición 63. Somos un equipo de mitad de tabla en ambas categorías.

Veamos ahora qué ocurre con la felicidad. Lo primero es algo que ya todo el mundo sabe: es muy difícil conceptualizar la idea de felicidad que no deja de ser un estado de ánimo personal. Según el ranking mundial los finlandeses son la nación más feliz del mundo, sin embargo, les puedo asegurar que si uno va en invierno donde las temperaturas son más que gélidas puede que la sensación de felicidad quede congelada si uno no está preparado o adaptado. Sin embargo, para los finlandeses eso no es problema, al contrario, un invierno blanco es la norma y modo de vida, pero seguramente no para quien viene de otra latitud, solo por citar un elemento tan condicionante como el clima. Esto puede que sea de ayuda a quienes suelen hablar de felicidad en sociedades que solo ven en postales. Fenómenos como la percepción del bienestar trasciende valores, cultura, formas de vida y generaciones.

Volviendo a nuestro país, años atrás le pregunté al prestigioso y ya fallecido arquitecto Manuel Borthagaray qué era la felicidad para él y me contestó: acupuntura; por lo efímero. Quizás hablar de bienestar puede ser más apropiado y menos pretencioso que felicidad, sin embargo, el ranking mundial sobre felicidad sigue reinando como referencia. En su última edición de 2022, Argentina ocupa la posición 57 sobre 146 países. Seguimos siendo un equipo de mitad de tabla.

Para el caso argentino, estos datos podrían explicar por un lado la división social, el estado de hastío y hasta el sálvese quien pueda que caracterizó a un sector importante de la sociedad durante los últimos años, pero también la necesidad de desahogo, la euforia y la celebración que se vivió en todo el país con la obtención del campeonato mundial. También podría ser un punto de partida hacia un país mejor, porque como dice el video, los problemas de fondo siguen existiendo. En especial y aunque los datos no acompañen, para los muchos que creen que en Argentina hay una mesa de afectos que esperan y porque esta felicidad mundial se convierta en un bienestar nacional para todos los que tienen la valija cerca de la puerta como señala otro de los videos viralizados apelando a la falsa dicotomía de quienes decidieron irse del país como mi amiga Coni.

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