
Hace unos días se conocieron los resultados de las evaluaciones realizadas por el Ministerio de Educación de la Nación, a través de la Secretaría de Evaluación e Información Educativa. Se trata de la prueba Aprender 2021, la evaluación estandarizada realizada el 1 de diciembre del año pasado.
Este operativo se implementó en sexto grado, a unos 700.000 estudiantes de 23.000 escuelas primarias de Argentina, en las áreas Lengua y Matemática. Además, se aplicaron cuestionarios complementarios a fin de obtener información sobre las características de las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
Los resultados hablan de una disminución de aprendizajes en el área de lengua y un promedio más estable en matemática. En todos los casos, el efecto negativo se registró en los niveles socioeconómicos más vulnerados.
La pandemia, la pobreza, la desinversión y la falta de interés de los gobiernos de turno son claramente las causas de estos resultados, especialmente con consecuencias más profundas en los sectores más bajos.
Pero, más allá de los datos estadísticos que hablan claramente de la situación, es interesante indagar acerca de cuáles eran las habilidades cognitivas que se evaluaban: los estudiantes debían identificar hechos y datos en un conjunto de información, interpretar; es decir, reconstruir el significado y hacer inferencias, comparar, contrastar e integrar información con el propósito de construir el significado. A su vez, reflexionar y evaluar, esto es relacionar un texto con la propia experiencia, conocimientos e ideas y justificar su propio punto de vista.
Ahora bien, cómo superar, en el menor tiempo posible, esta problemática explicitada en la prueba. Más y mejor educación es la respuesta.
Claramente más días de clases, más tiempo en el aula, más niñas y niños que estén en sala de 3 años podrán ir revirtiendo, de a poco, estos resultados. Además, es fundamental y urgente la capacitación docente, no sólo en contenidos que tengan que ver con su propia disciplina, sino también en la didáctica de dicha disciplina y, a su vez, en los temas que atraviesan los niños y jóvenes donde están insertas las escuelas. Para ello será necesario focalizar proyectos y programas en determinados barrios a fin de mejorar los aprendizajes, especialmente los más vulnerados, donde las pruebas marcaron la profundidad de la brecha entre sectores altos y bajos.
Por su parte, ante la consulta sobre cómo empezar a revertir la crisis de aprendizaje, el Ministro de educación nacional enumeró seis políticas: 1) mejorar las condiciones sociales de los chicos; 2) fortalecer el nivel educativo de la familia, con programas de finalización de la secundaria; 3) más días y horas de clase; 4) entrega de 8.2 millones de libros a los estudiantes; 5) lograr que los chicos ingresen antes al nivel inicial; 6) programa de capacitación docente con una inversión de 3 mil millones de pesos. La pregunta es si las provincias podrán asumir estos desafíos en el menor tiempo posible.
Sin embargo, es necesario redoblar los esfuerzos para que la jornada extendida sea una realidad en todo el país, con más propuestas de lecturas, de interpretación de textos, donde la música, la plástica y el teatro atraviesen interdisciplinariamente la clase de distintas perspectivas.
A su vez, trabajar narrativas de sus propias clases con los docentes, que ellos mismos puedan relatar su propia historia para que adquiera un significado personal y social. En esta línea, los relatos pedagógicos enseñan a interpretar el mundo escolar desde el punto de vista de sus protagonistas que no sólo describen, sino que explican y reflexionan otorgando sentido a lo que ellos hacen diariamente en las escuelas. Y al tejer sus narraciones, explicitan su sabiduría práctica. Es decir, la narrativa les da voz a los docentes y les ayuda a estructurar la experiencia y sus relatos son una forma de conocerla, trasmitirla y compartirla.
Tal como dice Ricoeur: “Narrar historias sobre nosotros mismos nos permite situarnos como protagonistas de un recorrido y de un contexto particular. Las narrativas nos enseñan a interpretar el mundo. El funcionamiento narrativo implica siempre interpretación y reinterpretación, la estructuración de la experiencia y el acto de contarle algo a alguien. Implica, en resumen, transformar el ‘saber en decir’”.
No hay duda de que los resultados de esta Prueba ponen en agenda la crisis de la escuela, pero no alcanza para solucionarlo. Y, si bien la educación es un tema que el año próximo también será valorado en medio de las fervorosas campañas políticas, lo cierto es que a muy pocos les interesa la mejora del nivel educativo de los niños y jóvenes.
Si pretendemos una mejor sociedad, se necesita invertir en educación y que los gobiernos la posicionen como prioridad. De lo contrario, sólo habrá “cartón pintado”.
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