
Junto con la vida y la actividad diaria de cada uno de nosotros, o bien de muchos, hombres y mujeres, convive la pasión del futbol, los equipos con los que simpatiza, alienta, sufre, etc.
Desde mi niñez soy hincha del querido Independiente y socio de la institución, habiendo atravesado muchos años de gloria deportiva, signados estos de la mano de grandes dirigentes y administraciones, que manejaban ordenadamente sus cuentas, inversiones, juicios, compras y ventas de jugadores y manejo de inferiores. Con una admirable dedicación y tiempo que partían de la honestidad y dignidad, sumándole un profesionalismo a destacar.
Luego de un tiempo difícil donde el descenso estuvo de por medio, y los éxitos deportivos últimos en copas internacionales, nos encontramos ahora en una etapa sumamente compleja.

Por un lado, en lo deportivo, con un plantel corto y sin figuras relevantes, ni columna vertebral, con escasos jóvenes que llegan desde las categorías menores del club y sus resultados en los torneos que disputa. Por otro, una catarata de juicios e inhibiciones, embargos, reclamos de toda índole, único club de primera sin publicidad en su camiseta.
Es más, sin interesados en la camiseta, una etapa eleccionaria judicializada, donde los intereses personales priorizan al cariño y afecto por Independiente, resultados pobres en lo deportivo, la guerra de las barras, la familia que se aleja de la cancha.
A través de estas breves líneas y expresando la mirada de un asociado y simpatizante, insto a las actuales autoridades con más listas presentadas en el postergado eleccionario, dejen de lado rencillas personales, breguen por el bien de una institución que merece tener otro presente con más un proyecto digno y realizable en el corto, mediano y largo plazo, de la mano de profesionales y dedicados dirigentes.
El Pato Pastoriza, el Chivo Pavoni, Pepe Santoro, Arsenio Erico, el palomo Usuriaga, y nosotros, lo merecemos, gracias.
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