La amenaza de las armas nucleares y el rol de la Argentina en la diplomacia del desarme a nivel global

Nuestro país presidirá la próxima Conferencia de Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares. Su papel será central para armonizar posiciones entre las principales potencias

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Estados Unidos y Rusia han prolongado el Tratado sobre Medidas para la Reducción y Limitación de Armas Estratégicas Ofensivas del 2010 -conocido como Nuevo Start- que limita el arsenal recíproco a 700 misiles balísticos intercontinentales, 1.500 ojivas nucleares y 800 lanzadores. El instrumento bilateral no es un tratado cualquiera por cuanto afecta la seguridad de todo el planeta y es el único jurídicamente vinculante en materia de armamentos entre Washington y Moscú.

La extensión del instrumento no parece incluir todas las armas nucleares en poder de ambas potencias ni revierte la decisión de la Administración Trump de retirarse del Acuerdo de Armas de Alcance Intermedio (INF). Tampoco cubre nuevos sistemas de armas nucleares como, por ejemplo, los drones submarinos rusos. Sin embargo, evita, por el momento, un nuevo espiral en la modernización de los armamentos nucleares y el emplazamiento de vectores de última generación.

Estados Unidos y Rusia poseen el 90% de las 15 mil armas nucleares que existen en el mundo. Un cuarto está listo para ser utilizado. La tercera potencia nuclear en importancia es China que, de acuerdo a fuentes de Beijing, posee 300 ojivas desplegadas. Sobre esta base el ex presidente Donald Trump había insistido en que la extensión del Nuevo Start debía incluir a China. La Administración Biden no descarta esa posibilidad pero no lo incluyó como precondición para prologar el Start. Sin embargo, ha expresado preocupación por el escenario nuclear asiático que cuenta también con arsenales significativos en India, Pakistán y Corea del Norte.

La extensión del Start debería ser el comienzo de la diplomacia del desarme nuclear entre Estados Unidos y Rusia y posterior inicio de un ciclo que incluya a los restantes siete Estados que poseen armamentos nuclear -China, Francia, Reino Unido, India, Israel, Pakistán y Corea del Norte. El tema es el punto 1 de la agenda de la Conferencia de Desarme desde hace cinco décadas. También un compromiso asumido por Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido en el artículo IV del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), en vigor desde 1970. El tiempo transcurrido y la evolución desbordante de los arsenales existentes como la ampliación del club nuclear con Israel, India, Pakistán y Corea del Norte pone en evidencia que el objetivo del desarme nuclear no puede seguir demorado sine die.

La posesión de armas nucleares como sinónimo de poder e incluso de prestigio global, tienta a muchos Estados. Algunos han considerado esa opción en las últimas décadas -31 países de Brasil a Suecia-, 17 lanzaron un programa al respecto. Diez han fabricado una ojiva. Aunque sólo nueve países son reconocidos con arsenales nucleares operativos, el riesgo de que se abra una nueva etapa de proliferación horizontal de armas nucleares, es alto. Solo el desarme nuclear general y completo junto con el afianzamiento del TNP puede evitar esa grave amenaza a la seguridad internacional.

Argentina presidirá la próxima Conferencia de Examen del TNP y tendrá la oportunidad de contribuir a movilizar el tratamiento multilateral del desarme nuclear junto al hecho de asegurar que nuevos Estados no adquieran capacidad para tener armas nucleares, como es el caso de Irán con la reanudación de la producción de uranio enriquecido sobre los límites del acuerdo del 2015. El papel de la diplomacia argentina será central para armonizar posiciones y cuenta además que un prestigioso diplomático argentino es el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica. Es hora que la diplomacia del desarme vuelva a ser prioridad en la agenda multilateral.

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