Grooming, una batalla a ganar

El delito creció exponencialmente durante el aislamiento obligatorio

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Grooming (Shutterstock)
Grooming (Shutterstock)

Más allá de esta pandemia que se desató durante el inicio del año, hay otra mucho más oscura, mucho más sórdida, que hace años que aqueja a nuestros niños y en este último tiempo recrudeció: el grooming, el acoso de un adulto a un niño, niña o adolescente a través de las redes, con fines sexuales o pornográficos.

A partir del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, nos vimos obligados, como familia, a recluirnos en nuestros hogares, y a continuar con nuestra vida social, laboral y escolar, a través de los dispositivos electrónicos. Esto hizo que en el último tiempo, el delito creciera exponencialmente. Delito, sí, el grooming es un delito, y desde 2013, por ley en nuestro país tiene una pena de entre seis meses y cuatro años de prisión.

Hace ya varios meses que los niños pasan muchas horas frente a una pantalla, para nosotros los padres y madres, sin peligro alguno, sentados a un metro de nosotros, pero para los groomers -en la mayoría de los casos, pedófilos- están navegando por un mar que ellos conocen muy bien, y que manejan muy bien, absolutamente solos y a su merced.

No quisiera con esto prender alarmas que no nos conducen a ningún lado. De más está decir que con la mera vigilancia y el estricto control solamente no llegaremos a buen puerto. Es necesario hablar con nuestros hijos, contarles acerca del grooming, contarles que es un delito penado por la ley, y que si algún adulto los incomoda o los perturba por las redes, ellos pueden contarlo, ellos deben contarlo. Porque desarmar la maraña de secretos que arma el groomer alrededor de su víctima es el primer paso para desarmar su estrategia. El grooming mantiene la misma mecánica que el abuso sexual infantil: el secreto.

Es por eso que junto a Mamá en Línea, el ministro Nicolás Trotta y el senador Dalmacio Mera estamos impulsando esta campaña de prevención, como primer paso para que en todos los rincones de nuestro país, sepamos de qué hablamos cuando hablamos de grooming, pero sobre todo que tengamos claro que es un delito, que se puede denunciar, que se debe denunciar. Si todos lo sabemos va a ser mucho más difícil para estos adultos esconderse detrás de la máscara que hoy les proporciona la web, acechando desde el anonimato, para vulnerar a nuestros hijos.

La autora es licenciada en psicología y diputada provincial