La internación de Ginés: el discurso del Estado Presente mientras disfrutan de los servicios del capitalismo

En medio de la pandemia, el ministro de Salud de la Nación tuvo un problema de salud y fue atendido en el Sanatorio Otamendi

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Ginés González García (Lihueel Althabe)
Ginés González García (Lihueel Althabe)

El ministro de Salud de la Nación, Dr. Ginés González García, tuvo un problema de salud en estos días. Afortunadamente, parece que fue un tema que se puedo controlar y fue dado de alta hoy mismo. Se internó en el Sanatorio Otamendi, institución que pertenece a un grupo empresario privado.

Si bien cada uno es dueño de atenderse donde mejor le parece, sí queda claro que el discurso del Estado presente que esgrime permanentemente el kirchnerismo luce más a un jueguito para la tribuna que algo en lo que realmente crean como una realidad en la que se puede vivir.

El discurso del Estado presente que esgrime permanentemente el kirchnerismo, luce más a un jueguito para la tribuna que algo en lo que realmente crean

La corriente más combativa del Gobierno defiende un Estado fuerte, con estatización de empresas públicas bajo el lema de “Estado presente”, pero lo cierto es que, curiosamente, el ministro de Salud de la Nación, no fue a atenderse al Hospital Posadas o el Fernández, por ejemplo, cuando se sintió mal, sino que recurrió a un prestigioso sanatorio privado.

No es la primera vez que el discurso del “Estado presente” queda sólo como un título para los medios y “a la hora de los bifes” el progresismo opta por los servicios privados de excelencia capitalista. Recordemos que el mismo Néstor Kirchner, en 2003, dijo que en caso de emergencia iba a atenderse en el Hospital Argerich, él y todo su grupo familiar. No obstante, en 2010 el ex presidente fue internado en el Sanatorio Los Arcos.

Es muy fácil mandar a la gente a los hospitales estatales y ponderar la salud pública, mientras se es atendido en los sanatorios privados de excelencia a los cuales no tienen acceso quienes viven en el Barrio 31

De la misma manera, Cristina Fernández de Kirchner optó por el Hospital Austral cuando tuvo que atenderse de un problema neurológico, una institución privada construida gracias a las donaciones del empresario Gregorio Pérez Companc.

Una imagen del Hospital Austral cuando Cristina Kirchner fue operada en 2012
Una imagen del Hospital Austral cuando Cristina Kirchner fue operada en 2012

La ex presidente también eligió el Sanatorio Otamendi en 2014 cuando tuvo otro problema de salud. Y, por cierto, en algún momento sostuvo que mira mucho las series de la capitalista Netflix, en particular The Game Of Thrones, una serie que no fue hecha en Cuba, sino por la capitalista HBO.

No es la primera vez que el discurso del “Estado presente” queda solo como un título para los medios y “a la hora de los bifes” el progresismo opta por los servicios privados de excelencia capitalista

No intenta esta nota meterse en la vida privada de las personas que tienen todo el derecho del mundo a hacerse atender donde mejor les parezca y ver lo que quieren para divertirse, solo intenta mostrar cómo una cosa es el discurso “progre” del “Estado presente” para los otros y cómo se recurre al sistema capitalista cuando ellos mismos tienen que usar los servicios, ya sea para atender su salud o bien para mirar una película.

Este “Estado presente” despilfarra los recursos de los contribuyentes, espantando toda inversión que pueda bajar la pobreza, la desocupación, mejorar el nivel de vida de la gente y condena a la Argentina a la decadencia

Es muy fácil mandar a la gente a los hospitales estatales y ponderar la salud pública, mientras se es atendido en los sanatorios privados de excelencia a los cuales no tienen acceso quienes viven en el Barrio 31, por dar un ejemplo.

Nadie dice que tienen que ir a un hospital púbico. Lo que pido es que dejen de vendernos un verso mientras ellos disfrutan del mundo capitalista viendo de reojo como Argentina llega a que el 50% de la población caiga en la pobreza por culpa de este “Estado presente” que despilfarra los recursos de los contribuyentes y que espantan toda inversión que pueda bajar la pobreza, la desocupación y mejorar el nivel de vida de la gente. Se está condenando a la Argentina a la decadencia.