La agenda está presentada, falta conocer la profundidad de las medidas

El Presidente advierte que con este nivel de gasto público, esta presión tributaria y este nivel de déficit fiscal es inviable el crecimiento

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El presidente Mauricio Macri. (Adrián Escandar)
El presidente Mauricio Macri. (Adrián Escandar)

Finalmente Macri hizo algo que creo debería haber hecho de entrada, es decir el 10 de diciembre de 2015, pero por las razones que sean no lo hizo. Lo importante es que luego de ganar las elecciones de medio término el Presidente parece no haber perdido el tiempo.

Inmediatamente luego de haber obtenido un resultado electoral muy favorable, con un capital político muy importante, una sociedad que le ha dicho que está dispuesta seguir esperándolo, con un PJ no K que muestra signos de querer cooperar y un kirchnerismo en desbande, Macri convocó a la oposición, a los dirigentes sindicales, empresariales y legisladores y les propuso algunos ejes para comenzar a reconstruir una Argentina que tiene décadas de decadencia.

Macri no solo convocó a los sectores mencionados y les planteó, entre otras cosas, que es fundamental terminar con el déficit fiscal, que el Estado no puede gastar más de lo que recauda, que la gente ya no tolera más presión impositiva y que, por lo tanto, hay que bajar el gasto público al punto que incluso llegó a mencionar algunos casos específicos como lo que gasta el Congreso Nacional y los provinciales, tema que traté en esta misma columna unas semanas atrás.

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Yo diría que Macri advierte que con este nivel de gasto público, esta presión tributaria y este nivel de déficit fiscal es inviable el crecimiento económico. Por eso les planteó a los gobernadores la necesidad de trabajar en conjunto para reducir el gasto público y seguramente algún tipo de reforma impositiva y de coparticipación federal.

Otro de los puntos que trató fue el del sistema jubilatorio. Considero que también sabe que el sistema de reparto es inviable aquí y en todas partes del mundo. La relación entre cantidad de personas en actividad y jubilados, que es el primer dato a tener en cuenta para determinar el nivel de las jubilaciones, cada vez es más chico porque se extendió la esperanza de vida de la gente y se reduce la tasa de natalidad. Basta con ver la pirámide poblacional de Europa para advertir que incluso en el viejo continente hay serios problemas con el sistema previsional.

Sobre este punto todo parece indicar que prefieren cambiar el ajuste que actualmente se hace en forma semestral de acuerdo a la recaudación impositiva por el ajuste por inflación en forma trimestral.

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Si finalmente la inflación es controlada y la recaudación mejorara por efecto de un mayor nivel de actividad, entonces los jubilados no perderían poder adquisitivo pero no incrementarían sus ingresos reales. Mantendrían el actual poder de compra en términos constantes.

Recordemos que un tercio del gasto público se destina a financiar el pago de jubilaciones y pensiones. Es decir, tienen un peso muy relevante sobre el presupuesto nacional.

El segundo punto de acuerdo que destacó Macri fue el del empleo. Como empresario sabe que la industria del juicio hace estragos en las empresas, particularmente en los microemprendimiento y PyME que, con un par de juicios que les pueden hacer empleados despedidos, pierden fortunas.

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Una gran empresa podrá bancarse el costo de pagar el juicio pero tendrá poco estímulo para contratar más personal. Una PyME no solo queda en la lona por un juicio laboral sino que, además, tiene cero estimulo en contratar gente.

En definitiva, la actual legislación laboral conspira contra el objetivo de crear puestos de trabajo. Tal vez no se apunte tanto a bajar los impuestos a la nómina salarial sino más bien en ponerle un límite a la industria del juicio.

Finalmente fue al tema de la calidad institucional remarcando la necesidad de una reforma electoral, de la Justicia y el control de la corrupción.

Si uno mira los anuncios no definen un plan económico con medidas concretas. Más bien son lineamientos generales sobre los que se invita a debatirá a la oposición, sindicatos, empresarios y legisladores.

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Seguramente el Gobierno debe tener preparados sus proyectos en materia impositiva, de reforma del Estado, laboral, etc. y los debatirá con los sectores mencionados en las próximas semanas. Considerando que se invitaba al diálogo no resultaba oportuno presentar medidas concretas diciendo: es esto o nada. En todo caso, los sectores mencionados saben muy bien de qué se trata el problema.

Los que defienden el Gobierno a ultranza, con un nivel de fanatismo casi K, dirán que las medidas anunciadas por Macri son fundacionales. Otros verán anuncios vagos en el discurso del Presidente, sin medidas concretas. En rigor, Macri no hizo anuncios tan categóricos, solo convocó a trabajar sobre una agenda de las que enunció sus titulares pero todavía hay que conocer el corazón de las medidas concretas.

Ejemplo, se habla de reforma previsional como si se pasara de un sistema de reparto a un sistema de capitalización cuando en realidad es solo un cambio en la manera de ajustar las jubilaciones como indicaba anteriormente.

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No sabemos hasta dónde llegará el bisturí para quitar la enorme grasa que tiene este estado fofo e incompetente. Desconocemos cuánto se aliviará al sector privado en la asfixiante carga tributaria que hoy soporta.

En fin, no tenemos los detalles como para definir si en esta oportunidad tendremos éxito. Sí puedo decir que veo un cierto cambio en el discurso del Presidente que marca un rumbo económico que en líneas generales se pueden compartir.

Discurso que, por cierto, parece ser desvirtuado por algunos de sus funcionarios de confianza que se empeñan en mostrar que el actual gobierno dio más subsidios sociales que el kirchnerismo como si fuera un éxito que la gente viva de la cultura de la dádiva en vez de la cultura del trabajo. O se la pasan hablando de los pobres en vez de hablar de cómo generar riqueza.

Personalmente me confunde el discurso bien orientado del Presidente y el discurso de algunos de sus funcionarios. Pero en concreto todavía no podemos decir si las medidas que se van a aplicar van a alcanzar para dominar la terrible herencia económica K, porque las desconocemos.

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Sabemos que Macri es consciente de que no puede vivir endeudándose eternamente y que hay que bajar el déficit fiscal reduciendo el gasto público y la carga tributaria. Cómo se hará y con qué profundidad lo desconocemos. Pero sí sabemos que la herencia K es muy pesada como para dominarla con un par de aspirinas.

El primer paso está dado. Macri, con su capital político, convocó a la oposición a reconstruir las ruinas de 70 años de populismo y 12 años de hiperpopulismo K. Los lineamientos generales están bien orientados. La profundidad de las medidas que se debatan en las próximas semanas y meses nos darán las pautas de nuestro futuro económico.

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