No solo los humanos, las abejas también se emborrachan y pueden intoxicarse hasta morir

Científicos explican cómo estos insectos pueden desarrollar adicción al alcohol y sufrir abstinencia si se les retira de forma repentina

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Investigadores demostraron que las abejas pueden desarrollar una dependencia al alcohol tras consumir néctar fermentado. Crédito: (Andy Read)

Las abejas, esenciales para la polinización y la biodiversidad, también tienen comportamientos sorprendentes. Más allá de su imagen trabajadora, estos insectos pueden ingerir sustancias fermentadas que alteran su estado natural. El efecto de emborracharse entre colmenas no es solo un dato curioso, sino que puede resultar fatal.

Según Savannah Bee Company, sitio web especializado en productos derivados de la miel, cuando las abejas consumen néctar o savia fermentada, experimentan efectos similares a una intoxicación. Esta reacción compromete su capacidad para volar, orientarse y comunicarse con sus compañeras.

“El alcohol afecta negativamente a las abejas, volviéndolas torpes y vulnerables”, advierte el medio. En casos extremos, algunas no logran regresar al panal, lo que representa una pérdida significativa para la estructura social del enjambre.

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Las abejas pueden intoxicarse al consumir néctar fermentado, lo que compromete su vuelo y su orientación natural. (John Severns/ Wikimedia)

¿Por qué las abejas se emborrachan?

Si una abeja ingiere miel o néctar fermentado, sufre una intoxicación comparable a la embriaguez humana. El etanol presente altera su sistema nervioso, dificultando el vuelo, la navegación y su regreso a la colmena. Este fenómeno, aunque natural, puede tener consecuencias letales para las recolectoras.

El Instituto Europeo de Química, Física y Biología explica que la fermentación ocurre cuando azúcares presentes en frutas, granos o jugos se transforman en alcohol. Durante el verano, el calor intenso puede acelerar este proceso en algunas flores, generando néctar alcohólico que las abejas recolectan sin saberlo.

En 2019, Cormac Farrell, apicultor jefe del Parlamento Australiano, reportó el caso a través de su cuenta de X (@jagungal1). “La respuesta es alcohol. Con el calor, el néctar de algunas flores fermenta, emborrachando a los recolectores”, señaló, luego de que algunos visitantes encontraran abejas muertas o tambaleándose en los senderos de Canberra.

Las abejas ebrias pueden ser rechazadas por las guardianas de la colmena. “Normalmente esto las deja un poco mareadas, y si vuelven borrachas a la colmena, los guardias las detendrán hasta que se les pase la borrachera”, explicó Farrell. El objetivo es evitar que contaminen la miel con residuos de alcohol.

Sin embargo, no siempre hay una segunda oportunidad. “Desafortunadamente, estas chicas bebieron demasiado y murieron por el alcohol”, lamentó el experto mostrando una fotografía con cuatro abejas sin vida sobre el suelo. En algunos casos, las abejas guardianas castigan a las intoxicadas arrancándoles las patas, una medida extrema que advierte al resto del enjambre sobre los peligros del exceso.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

¿Existen las abejas con síndrome de abstinencia?

En 2021, un grupo de investigadores de la Universidad Jagiellonian y la Academia de Ciencias de Polonia documentó por primera vez comportamientos similares al síndrome de abstinencia en abejas. El estudio, publicado en la revista Biology Letters, plantea que estos insectos pueden desarrollar dependencia al alcohol si lo consumen de forma habitual, y sufrir alteraciones cuando se les retira.

Los científicos utilizaron tres colonias, a las que instalaron en un entorno controlado, alimentándolas exclusivamente con una mezcla de sacarosa y una pequeña dosis de alcohol. “Durante todo el período en el laboratorio (días 7-46), el agua y el alimento se renovaron cada 12 h en todas las jaulas. Para confirmar que los trabajadores tenían acceso constante al alcohol”, indica el artículo.

Tras suspender abruptamente el suministro, observaron un aumento en el consumo de azúcar por parte de las abejas y un leve incremento en la mortalidad, señales que los expertos interpretaron como síntomas de dependencia. Posteriormente, incrementaron la concentración de alcohol en la dieta, lo que afectó la coordinación, el aprendizaje y la recolección de alimento.

Un hallazgo adicional reveló que las abejas forrajeras mostraban mayor tolerancia al alcohol que las obreras dentro de la colmena. Esto podría deberse a la exposición repetida durante sus actividades diarias, desarrollando así una resistencia mayor al compuesto etílico.

“Demostramos que los síntomas de abstinencia no incluyen un aumento del apetito por el etanol en agua. De hecho, se ha documentado previamente que las obreras no responden a las soluciones de etanol en agua”, señala la investigadora Monika Ostap Chec. Los autores consideran que estos datos pueden contribuir a futuros estudios sobre el comportamiento adictivo en humanos.